El tripartito de Scholz discrepa en busca de soluciones a la crisis del gas. El tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales del canciller alemán, Olaf Scholz, empezó a mostrar sus discrepancias en la búsqueda de soluciones a la escasez de suministros de gas ruso y el encarecimiento del sector, mientras siguen llenándose los depósitos de cara al invierno.

Las presiones sobre el ministro de Economía y Protección del Clima, el verde Robert Habeck, se extendieron al Partido Socialdemócrata (SPD) de Scholz, además de a los liberales del titular de Finanzas, Christian Lindner. El presidente del SPD, Lars Klingbeil, afirmó que Habeck ha cometido “chapuzas” en lo que se refiere a la implantación de una tasa sobre el gas, que se implantará en octubre tanto a hogares como a la industria.

Lindner apremió al ministro de Economía, con rango de vicecanciller en el tripartito, a imprimir ritmo a la reforma del mercado energético. Habeck estudia desvincular el precio del gas del de la luz, para evitar que el primero “contamine” al otro, aunque en el marco de una reforma a medio plazo.

Este plan rompería con el principio, defendido hasta ahora por Alemania entre otros países europeos, de vincular el precio del gas y la electricidad.

A Habeck le corresponde llevar adelante la transición hacia una energía verde y, a la vez, cortar con la dependencia respecto a Rusia. Es el político mejor valorado del país, pero la cuestión de la tasa sobre el gas ha hecho que lluevan sobre él las críticas tanto de la oposición como de sus socios.

La regulación debe ser aún revisada tras revelarse que puede beneficiar a empresas que generan ganancias, según admitió el propio ministro, cuyo departamento busca cómo garantizar que la tasa sirva para apoyar solo a las empresas con problemas de liquidez.