La capital de Navarra es reconocida a nivel internacional gracias a la popular fiesta de los Sanfermines, y conviene tener claro que, si se tiene la intención de venir en esas fechas, hay que reservar alojamiento en Pamplona con muchísimos meses de antelación. No obstante, durante todo el resto del año esta ciudad ofrece numerosas opciones para el turismo. En este artículo se presenta una selección de 10 que no deben dejar de hacerse.

Además de la popular fiesta que se celebra en julio cada año y atrae a miles de turistas de todo el mundo para los encierros, la ciudad de Pamplona es un destino ideal para el turismo en cualquier época del año. Cuenta con un centro histórico de enorme belleza, rodeado de murallas centenarias, enriquecen la ciudad sus cuidados parques y su animada vida nocturna, dos elementos que invitan a hacer una ruta de pintxos y demás platos típicos para dar fe de su exquisita gastronomía.

Con el estómago lleno y una sonrisa inevitable en los labios, la jornada en Pamplona debe cubrir como mínimo las siguientes visitas.

Plaza del Castillo

La Plaza del Castillo es un punto de encuentro tanto para los turistas como para los lugareños, uno de los lugares que no hay que perderse. De hecho, para conocer la ciudad en profundidad, nada como hacer el free tour que comienza en esta plaza y es uno de los más valorados de la ciudad  

Se trata de una plaza porticada que, tiempo atrás, contenía dos castillos, de ahí su nombre. Cuenta con espectaculares edificios del siglo XVIII que enamoran a primera vista, entre los que cabe hacer mención a las fachadas del Palacio de Navarra, el Palacio Goyeneche y el antiguo Casino, sin olvidar su precioso kiosco central.

Vista aérea de la Plaza del Castillo y Carlos III. Patxi Cascante

Para los amantes de la literatura y la cultura, será imprescindible buscar en esta plaza la huella de Ernest Hemingway en rincones como el hotel La Perla y el Café Iruña, un precioso local con mobiliario original y con una estatua del célebre escritor, autor de Por quién doblan las campanas y el Viejo y el mar, pero que popularizó los Sanfermines a nivel universal con su libro Fiesta.

Catedral de Santa María la Real

Este edificio se encuentra en el Casco Viejo de Pamplona y está considerado el monumento más importante de Pamplona, y es que contiene un buen número de tesoros históricos y artísticos, formando parte del museo catedralicio.

Vista de la catedral de Pamplona esta pasada semana en un día con intervalos nubosos. Patxi Cascante

Este museo contiene los edificios comunes a otras catedrales, como la iglesia, el claustro y la sacristía, pero también conserva la cillería, el refectorio, la capilla, la cocina y los dormitorios. La mayor parte de estos espacios fueron construidos en los siglos XIV y XV. La fachada oeste es de estilo neoclásico del siglo XVIII y representa un gran contraste con su interior, de estilo gótico sobrio.

Las impresionantes murallas de Pamplona

Las murallas de la ciudad cuentan con una extensión de 5 kilómetros y es uno de los lugares más frecuentados por los turistas que visitan la ciudad. Es imprescindible en una ruta por Pamplona el subir y pasear por ellas con tranquilidad, entre bastiones, baluartes y fuertes disfrutando de sus vistas privilegiadas, para acabar en la impresionante Ciudadela.

Vista aérea de las murallas de Pamplona. CEDIDA

Antes de comenzar este recorrido, es muy recomendable acercarse al Centro de Interpretación de las Fortificaciones de Pamplona para comprender mejor la historia y evolución de estas construcciones defensivas tan características de la ciudad y reconocer lo que se verá durante este paseo.

Ayuntamiento

El Ayuntamiento de Pamplona es un edificio espectacular que está ubicado en la Plaza Consistorial, junto a la oficina de turismo. Su importancia arquitectónica se presenta en su fachada de estilo barroco y colores vivos. La plaza en sí es muy bonita y está muy ambientada a cualquier hora del día.

Entrada al Ayuntamiento de Pamplona. Oskar Montero

Como curiosidad, cuando se celebra el Chupinazo por San Fermín, en esta plaza se llegan a concentrar hasta 12.500 personas al mismo tiempo, lo que significa tres personas por metro cuadrado, ¡una auténtica locura!

Museo de Navarra

Además del Museo de la Catedral, el museo de Navarra es otro de los imprescindibles, empezando por su fachada renacentista, que pertenecía a un antiguo hospital. No es demasiado grande, es de recorrido muy amable, y cuenta con algunas joyas de la prehistoria, como el curiosísimo mapa de Abauntz, considerado el mapa más antiguo de Europa.

Asimismo, en él se pueden apreciar interesantes piezas romanas, como los mosaicos de antiguas domus de la actual Navarra, la arqueta de Leyre (una preciosa arca de marfil tallada en Medina Azahara a principios del siglo XI), los capiteles románicos de la antigua catedral y sus increíbles relieves, así como el Retrato del marqués de San Adrián (obra maestra de Goya), entre otros.

Fachada del Museo de Navarra. Cedida

Aunque los 5 planes que se han citado con anterioridad son imprescindibles en una visita a Pamplona, la realidad es que la ciudad ofrece mucho más. Si se dispone de tiempo, conviene visitar la iglesia de San Saturnino y la Capilla de San Fermín, la Fuente de la Navarrería, darse un paseo por la Parque de la Taconera o el Parque Japonés Yamaguchi, hacer la Ruta de los Encierros y, sobre todo, perderse por sus hermosas callejuelas descubriendo los rincones más hermosos.