Puede que la palabra metaverso sea algo totalmente desconocido para la mayoría de los lectores. Es más, puede incluso que muchos estén leyendo esa palabreja por primera vez. Pues bien, parece que a medio plazo tendremos que acostumbrarnos a este vocablo, que va ganando peso, sobre todo en la industria del ocio. Pero, ¿qué narices es el metaverso? ¿y por qué aparece ahora ese término en las secciones de revistas dedicadas a hablar de moda?
Si tiramos de historia, fue acuñado por primera vez por el autor Neal Stephenson en su novela de ciencia ficción Snow Crash, de 1992. Sin embargo, ha sido casi 30 años después cuando se ha convertido en una palabra de moda.
Explicado de manera muy sencilla y simplista, el metaverso es un mundo virtual, uno al que nos conectaremos utilizando una serie de dispositivos que nos harán pensar que realmente estamos dentro de él, interactuando con todos sus elementos. Será como teletransportarse a un mundo totalmente nuevo a través de gafas de realidad virtual y otros complementos que nos permitirán interactuar con él€ más o menos.
Si pensamos en cómo es Internet ahora, lo cierto es que está lleno de comunidades virtuales y redes sociales a las que se accede desde diferentes dispositivos que consiguen que, al cabo del día, interactuemos con más personas de forma virtual que de forma física. Pues el metaverso sería dar un paso más para estrechar el mundo físico y el virtual, mezclándolos ambos en un universo nuevo administrado por la empresa que consiga imponer su metaverso. Sin duda, una carrera con un premio más que suculento. ¿Será casualidad el reciente cambio de nombre de Facebook a Meta?
Los expertos ya se están adelantando a afirmar una y mil veces que "no son videojuegos", pero está claro que es un hecho que los videojuegos están liderando el camino hacia el metaverso. Se trata de una industria que en 2020 tenía un valor de 152,100 millones de euros y que no parece que vaya a dejar de crecer. A través de los videojuegos la gente está conociendo el metaverso y haciéndolo parte de su vida cotidiana. Eso deja muchas preguntas en el aire que no se escapan a casi nadie: ¿Qué significará el metaverso para la industria de la moda? ¿Y cómo afectará a los diseñadores? ¿Crearán diseños para los moradores del metaverso? ¿Los podrán comercializar dentro de ese universo paralelo?
Está claro que hay un fuerte potencial al fusionar la moda con los videojuegos para crear un camino profesional para los jóvenes diseñadores, ya que el metaverso está abriendo nuevos marketplaces, más oportunidades y otras ocupaciones para los creativos de la moda. Desde el sector ya hay voces que se están posicionando a favor y que aseguran que es necesario que se deje de desperdiciar el talento en la moda. Parece que el metaverso puede ser la respuesta a la falta de oportunidades en la industria tradicional de la moda. Y atención, porque aunque todo esto suene a ciencia ficción, megaempresas de los videojuegos como Epic Games ya están invirtiendo en la moda, y ven el metaverso como una gran oportunidad para sus diseñadores.
Por si todo esto no fuera lo suficientemente complicado, resulta que actualmente si compras un bien en un metaverso no puedes utilizarlo en otro... porque no hay un metaverso único. Más bien, hay diferentes metaversos que están siendo construidos por distintas iniciativas. Algunos son propiedad de empresas y otros están más en el ámbito descentralizado, pero todos tienen múltiples estándares, numerosos formatos, y requieren una manera única en donde se pueda poseer algo digitalmente y poder utilizarlo.
La obligatoria convivencia de la moda y la tecnología digital lleva años dando frutos más que valiosos, que podrían agruparse en tres tipos diferentes.
Por un lado está la moda digital diseñada con el objetivo de producir prendas físicas. Además está aquella en la que la física y la digital están combinadas, que sería la moda digital que se puede llevar utilizando realidad aumentada o virtual. Y la tercera es totalmente digital, y es la que se vende directamente a un avatar. Así las cosas, el metaverso estaría implicado en las dos últimas formas: la física y la digital combinadas, y la exclusivamente digital.
Parece además que no va a ser nada sencillo ser diseñador en este metaverso, ya que además de una clara mentalidad digital, los creadores tendrán que ser capaces de traducir las emociones que surgen en el metaverso y trabajar con elementos físicos como telas, adornos técnicos, etc. Esta es la conexión con lo físico. Aprender a trabajar con ello y mezclar lo real con lo irreal será todo un reto y una habilidad necesaria para esta nueva generación de diseñadores.
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