Linda Evangelista fue una de los miembros de la generación de modelos más cotizadas del mundo, ahora décadas más tarde de haber saboreado las mieles del éxito, la canadiense lleva años alejada de la vida pública, concretamente desde 2015, debido a los efectos secundarios que le provocó un tratamiento estético que salió mal y que le dejó secuelas irreversibles.

Siete años después, la modelo por fin se ha sentido con fuerzas para mostrarse al natural y ha decidido conceder una entrevista a la famosa revista 'People', en la que asegura que ya está "cansada de esconderse".

LINDA EVANGELISTA REAPARECE PARA CONTAR SU HISTORIA

Linda Evangelista ha concedido su primera entrevista en años y ha rememorado lo mucho que ha cambiado su vida desde que se sometiera a un tratamiento estético que no salió como se esperaba.

"Me encantaba subirme a la pasarela. Ahora me da pánico encontrarme con alguien a quien conozca", ha explicado 'People', medio para el que ha posado por primera vez en exclusiva.

La modelo desvela que ha interpuesto una demanda contra la compañía Zeltiq Aesthetics Inc. por valor de 50 millones de dólares, unos 44 millones de euros, por el tratamiento estético que la empresa le realizó en siete sesiones entre 2015 y 2016.

Dicho tratamiento llevaba por nombre Coolsculpting y se vendía como una versión no invasiva de la liposucción en la que supuestamente se "congela" la grasa corporal.

El resultado le provocó una desfiguración corporal que le ha provocado dolor, tanto físico como emocional, y la ha llevado a ser incapaz de encontrar las fuerzas necesarias para volver a trabajar.

"No puedo vivir más así, escondiéndome y con vergüenza. No podía más con este dolor. Por fin estoy dispuesta a hablar", aseguraba una de las supermodelos más famosas de los 90.

Linda también ha querido compartir en la entrevista para 'People' como se dio cuenta de que algo no iba bien, tan solo tres meses después de la primera sesión cuando comenzó a ver algunos bultos en zonas de su cuerpo como los muslos, la papada o el costado.

La canadiense explica que estaba ocurriendo totalmente lo contrario de lo que debería pasar, lejos de eliminar la grasa localizada esta estaba creciendo y endureciéndose hasta volver insensibles algunas partes de su cuerpo.

"Yo misma intenté arreglarlo, pensando que era algo que estaba haciendo mal", desvela la maniquí y confiesa que comenzó a seguir dietas estrictas y a practicar ejercicio e incluso llegó a dejar de comer y "pensé que estaba perdiendo la cabeza".

En junio de 2016, acudió a un médico que le diagnosticó hiperplasia adiposa paradójica, un efecto adverso de la criolipólisis a la que se estaba sometiendo, menos del 1% de los pacientes lo sufren.

La empresa que le había realizado el tratamiento se ofreció a pagar una liposucción a la modelo a cambio de un contrato de confidencialidad que ella se negó a firmar y prefirió costearse ella misma la intervención.

Sin embargo, esto tampoco funcionó y solo unos meses más tarde volvió a sufrir el mismo problema.

"No mejoró ni un poco. Los bultos son protuberancias duras y al caminar con un vestido, si no me pongo protección, me llega a sangrar la otra pierna del roce. No es como grasa suave, sino que está dura", relata Evangelista que revela que incluso ha afectado a su postura corporal, un bulto bajo los brazos le impide bajarlos de manera normal.

Ahora, Linda busca recuperar la confianza en sí misma aunque admite que "No me miro en el espejo. El reflejo no se parece a mí", y "No creo que los diseñadores quieran vestirme con esas cosas", refiriéndose a los bultos de su cuerpo.

"¿Por qué necesitamos hacerle esto a nuestros cuerpos? Siempre supe que envejecería y que hay cosas que cambiarían mi cuerpo, pero nunca pensé que tendría este aspecto", concluye la de St. Catharines, que confiesa que se siente como si hubiera perdido su identidad y asegura que la supermodelo "ya no existe".