Las mascotas siempre han viajado con las familias. La llegada de los coches a motor hizo que viajaran más cómodamente. Pero su curiosidad y sus intentos de estar lo más cerca del conductor aumentan la posibilidad de provocar situaciones de riesgo que acaben en daños para todos los ocupantes del vehículo.

Por ello, el Código de Tráfico y Seguridad de la Dirección General de Tráfico (DGT) establece específicamente que "el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente (€) la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencias entre el conductor y cualquiera de ellos"

Esto es lo que dice la normativa, pero en un comunicado a este respecto en mayo del año pasado, explicaba que lo que no se determina cuál "debe ser la forma concreta en que tengan que colocarse cada uno de los animales u objetos transportados, puesto que pueden existir diversas formas, todas ellas adecuadas, con las que poder evitar, en su caso, las interferencias prohibidas".

Por ello, lo único que aconseja, sin ser obligatorio es la colocación de una red o una malla de separación entre los asientos delanteros y traseros que eviten que los animales pasen a la parte delantera. Además señala que si se utiliza un trasportín, este debe ir correctamente sujeto para que en caso de de frenazo o accidente no salga proyectado.

Lo más seguro

Conocida cual es la obligación que marca la DGT, hay que dar un paso más allá. Si los humanos nos ponemos (aunque en parte sea por obligación) el cinturón de seguridad, lo mismo hay que hacer con los perros. Deben ir sujetos por su propia seguridad y la del resto de pasajeros.

Hay varios sistemas, usar un arnés con uno dos enganches, el trasportín y la rejilla divisoria. Todos ellos son perfectamente válidos y legales, la duda estriba en sus eficacia.

A este respecto, el Real Automóvil Club de España (RACE) hizo un estudio sobre estos sistemas de retención con el clásico crash-tests simulando una colisión frontal a 50 km/h de un vehículo ocupado por un conductor de 70 kilos de peso y un perro de 22 kilos. Como conclusión, la mejor forma de llevar mascotas es, si son pequeñas, en su trasportín en el suelo del vehículo encajado entre los asientos. Si la mascota es grande, lo mejor es colocar el trasportín en el maletero en posición transversal a la dirección de la marcha. En este último caso la seguridad aumenta notablemente si se combina con una rejilla divisoria.

Video del RACE en el que se simula una colisión con el perro suelto en el interior de vehículo.

Sin duda, el peor escenario es el de llevar al perro suelto; mientras que con respecto a los arneses, el de un solo enganche es más frágil y no termina de evitar que el animal choque con el asiento delantero produciendo daños en la espalda del conductor o del copiloto y probablemente la muerte de la mascota. El de dos anclajes evita el desplazamiento del perro, pero el sistema de unión debe ser corto.

¿Y su ansiedad?

Pero además de su seguridad también es conveniente controlar la ansiedad que pueden sufrir nuestras mascota al viajar dentro de un coche.

Por ello cabría preguntarse cuál sería el mejor sitio dentro del coche para que viaje nuestro perro.

De averiguarlo se ha encargado un estudio de la empresa Compare the Market, que midiendo la frecuencia cardíaca de cinco perros tanto en estado de reposo como viajando en cuatro posiciones distintas dentro del coche: maletero, detrás del conductor, detrás del copiloto y en el asiento del copiloto.

La conclusión es que el lugar en el que más tranquilo viaja es aquel en el que vea a su dueño. Por ello, por orden de mejor a peor, serían detrás del copiloto, en el asiento del copiloto, detrás del conductor y en el maletero.

La razón de esto no es otra que el humano con el que convive es su referencia, por lo que para aquellos animales jóvenes y cachorro que por primera vez se montan en un coche, dejar de verlo en una situación extraña e inusual aumenta su ansiedad. Verlo, lo tranquiliza.

Ahora solo queda decidir cómo combinar las normas de seguridad y la confortabilidad.