La avaricia a veces puede llegar a límites insospechados, como le pasó a un hombre taiwanés, que llegó a casarse cuatro veces y divorciarse tres con la misma mujer para conseguir los días libres en el trabajo con su correspondiente remuneración. Según la ley taiwanesa, una persona tiene derecho a ocho días de licencia de trabajo remunerada cuando se casa. De esta manera el protagonista de esta historia, al octavo día se divorció de su mujer, solo para volver a casarse con ella al día siguiente y pedir otra licencia pagada. Y llegó a hacerlo tantas veces hasta conseguir un mes entro de luna de miel remunerada laboralmente. A expensas de parecer un plan infalible, finalmente las cosas no salieron del todo bien para este hombre. Debido a que se divorció y luego se casó con la misma mujer al día siguiente, el banco en el que trabajaba se dio cuenta de lo que estaba tratando de hacer, por lo que se negó a otorgarle otros ocho días de licencia pagada. Pero la historia no acaba ahí, ya que el taiwanés decidió presentar una queja contra su jefe en la Oficina de Trabajo de la ciudad de Taipéi, acusando al banco de infringir la ley al no cumplir con la normativa laboral. En ella se establece que los empleados tienen derecho a 8 días de licencia remunerada cuando se casan, y dado que él se había casado 4 veces, debería haber recibido 32 días de licencia remunerada. La Oficina de Trabajo inició una investigación y dictaminó que el banco había violado la Ley del Trabajo. El empleado fue indemnizado con unos 500 euros y aunque el banco recurrió a la "malicia" de este hombre, la Oficina de Trabajo siguió impasible en su sentencia. Un caso que fue muy sonado en el país y que inició un debate público sobre la legislación laboral taiwanesa y sus lagunas, así como la conducta del hombre.