Serdar Berdymukhamedov se acaba de estrenar como nuevo presidente de Turkmenistán, un país del Asia Central (ex república soviética), situado entre Kazajistán, Uzbekistán, Afganistán e Irán. Lo es desde el 19 de marzo, cuando accedió al poder tras la renuncia de su padre, muy democrático todo en un país considerado como una dictadura totalitaria. Y en sus primeros días de mandato está recorriendo muchos lugares estratégicos del país.

Y en cada uno de ellos le reciben con todos los honores, como es lógico (no es cuestión de que se enfade). Ha llamado mucho la atención la recepción que le han brindado en la inauguración de un complejo residencial militar, porque los soldados, en vez de realizar un típico y serio desfile militar han protagonizado una coreografía que bien podrían haber aprendido en un programa de baile o viendo a un grupo de pop coreano.

Por la cara del presidente-dictador no parecía que le entusiasmara mucho el momento, sino más bien lo contrario, pese al esfuerzo notable de los militares, que habrían tenido que ensayar muchas horas para conseguir tal nivel de sincronización durante los dos minutos que duró la canción, interpretada en vivo.