Susana Hornos ha vivido al otro lado del Atlántico durante mucho tiempo, aunque también con interrupciones para trabajar en proyectos en España. Durante catorce años compartió su vida sentimental y profesional con Federico Luppi, un director y actor argentino considerado como uno de los grandes de la interpretación. Tras fallecer Luppi (Ramallo, Buenos Aires, 23 de febrero de 1936-Buenos Aires, 20 de octubre de 2017) decidió asentarse de nuevo en Madrid, y desde entonces ha participado en distintos proyectos, entre ellos Estoy vivo, la serie de La 1 que protagoniza Javier Gutiérrez, con la que todavía disfrutamos al estar aún en programación.

¿Cómo es su personaje en Estoy vivo

Es misterioso. Guiomar Puerta, la actriz de Bilbao, decía en una entrevista: Viene una mala malísima. Pero no, tan mala no es. Es uno de esos personajes que una disfruta mucho trabajando porque está lleno de aristas.

¿Le gustó cuando se lo ofrecieron? Porque está en una de las series más interesantes de la actualidad, según la crítica especializada...

Me encantó, pero los guionistas tienen una cabeza un poco complicada... ¡Es broma! Mientras grabábamos nos iban dosificando la información e íbamos descubriendo a nuestros personajes poco a poco. Pienso que es lo mismo que le ocurre al público. A medida que Elena Gamboa, que así es como llama mi personaje, empieza a aparecer, todo comienza a trastocarse. Elena consigue que nada sea lo que parece. He disfrutado mucho porque he podido jugar con esta mujer. Tener un personaje de estas características es muy importante para una actriz.

¿Se parecen usted y Elena?

Qué va, es alguien muy ajeno a mí. Ella es una mujer ambiciosa y tiene poder, pero también tiene su corazón. Creo que es un personaje muy bien diseñado. A veces nos meten el miedo con lo de la ambición, pero también es bueno tenerla.

Como en todo, lo bueno y malo de la ambición está en el espacio que se le dé en la vida, ¿no?

Exacto. Ser ambicioso no siempre es malo, puede ser que lo que ambiciones sean metas en la vida, objetivos por cumplir.

Parece que Elena Gamboa es su regalo de 2021.

Y no me lo esperaba; quizá por ello esté aún más satisfecha. Este año ha sido muy duro para todos los que vivimos de ser actores, técnicos o directores. En general, ha sido duro para la humanidad. Sin embargo, me parece que mi vida de pronto se ha llenado de regalos. Al principio solo había un par de capítulos, pero después el personaje fue creciendo en los guiones y Elena Gamboa llega hasta el final de la serie.

¿Qué le ha hecho crecer al personaje?

Todo. Cuando comenzó el casting, la serie aún se estaba diseñando y yo no sabía muy bien dónde me estaba metiendo, pero al final descubrí el placer de desarrollar todo el arco de una mujer que tiene tantos matices que hasta a mí misma me despistaba.

Una vez terminada la serie, ¿tiene nuevos proyectos laborales?

No he tenido tiempo de hacer muchas cosas más. En febrero terminé de rodar una película en Bulgaria y ahora tengo un capítulo de una serie de Movistar+ Nasdrovia, por eso hablo de los regalos. He hecho una serie, una película y ahora este trabajito para la comedia de una plataforma. Es como caer de pie, porque no llevo mucho tiempo en España. Estoy en un momento hormiguita y vamos pasito a pasito, caminando, aunque el camino está muy difícil y los tiempos no acompañan en algunas profesiones, pero yo no me quejo.

¿Cuánto tiempo hace que ha regresado de Argentina?

En los últimos veinte años, mi marido (Federico Luppi) y yo solíamos venir a pasar alguna temporada, pero nuestra casa estaba allá. Hace dos años regresé, aunque me volví a Argentina durante tres meses y después me fui a Los Ángeles. A quedarme quieta, me ha obligado la pandemia.

Usted es de Logroño, ¿cómo aterrizó en Buenos Aires?

Con 17 años me fui a Zaragoza a estudiar Derecho y teatro. En esa ciudad comencé a trabajar en una compañía y en un despacho de abogados. Empecé a ver cine argentino y me enamoré de toda la gente que hacía posible esa magia que transmitía la pantalla. Y me quise ir allí. Me monté en un avión, lo dejé todo y me fui a la aventura. Todo porque me enamoré del cine argentino.

Una aventura que ha durado bastante tiempo y que le ha dado muchas cosas, incluso el amor.

Exacto. En Argentina trabajé y Argentina me enamoré. Es un país que me ha dado tanto y al que amo tanto que nunca estará lejos de mí.

¿Un país acogedor para los amantes de la interpretación?

No te lo puedes ni imaginar, o al menos es lo que yo puedo contar. He estado rodeada de los mejores, he trabajado con los mejores actores y las mejores actrices, y además he tenido la oportunidad de dirigir teatro. Al último actor argentino que dirigí fue a Federico Luppi, y él también me dirigió a mí. Los profesionales con los que he trabajado me han arropado y me han dado lecciones, incluso a su pesar.

¿A su pesar?

Sí. Una de las cosas que tengo que agradecer a mucha gente que ha trabajado conmigo y que son grandes actores y actrices es que no pontifican. Te ayudan, son compañeros y te apoyan, pero sin ánimo de decir que allí están ellos para enseñarte nada, porque están a tu lado de una forma muy generosa. Imagínate en Estoy vivo, donde la mayoría de las escenas eran con Javier Gutiérrez, Alejo Sauras o Jesús Castejón, una auténtica maravilla. Y Fele Martínez también. Te dices: ¡Madre mía! Estoy trabajando con lo mejor, estoy aprendiendo y ellos ni se dan cuenta de todo lo que me están ensañando.

Uno de sus trabajos más especiales ha sido la obra de teatro María Teresa y el león.

Es una pena que no hayamos podido haberla hecho más extensa. Estoy esperando a que todo avance de forma positiva con las vacunas para poder hacer una gira. Estuvimos en Madrid con este texto y hay que ver cómo se portaron la crítica y el público. Pero solo Madrid para mí no es el teatro, necesito hacer giras, lo que siempre hacíamos en Argentina. Yo no he conocido la Argentina turística, he conocido la Argentina de las giras de teatro.

¿Cuál ha sido la última que ha hecho?

En España, la última fue con Federico Luppi y estuvimos por todo el territorio: País Vasco, Andalucía, Madrid€ Estuvimos absolutamente por todos los teatros y fue muy emocionante. Quiero más de eso. Creo que un personaje como María Teresa León tiene que ser conocido. Tiene que ser conocida la persona, más que el personaje, su mundo de exilio, su Alzheimer, su pasión por la escritura€ Es una mujer inabarcable que merece ser conocida.

Mucha gente apenas sabe de ella como pareja de Rafael Alberti, lo que la convierte en una mujer a la sombra.

Así es, y aunque parezca extraño, ella misma se colocó a la sombra. De ella es la frase Yo soy la cola del cometa. Cuando se le preguntaba en una entrevista por lo que estaba haciendo, se colocaba en segundo plano y decía: No importa lo que estoy haciendo. Preguntadle a él, el poeta es él. Fíjate el tipo de mujer que fue: corajuda, valiente, intelectual, atrevida, de campo, mujer de su casa€ En este punto tenemos que hacer hincapié y sacar a la luz a esas mujeres que brillaban por sí solas, pero que en cierta forma se colocaron detrás de ellos, de los hombres.

Usted también vivió al lado de un genio como Federico Luppi...

Justamente, y no se vive como que estás al lado de un genio. Lo que pasara de puertas afuera no tiene que ver conmigo. Nosotros éramos compañeros. Sé que para ese afuera él era un genio, o todo lo contrario, pero de puertas adentro, dentro de casa, el Federico que yo recuerdo era el que se levantaba a las seis de la mañana y empezaba a hacer mate mientras recogía la cocina. A las siete y media de la mañana tocaba en la puerta y me llevaba el desayuno. Recuerdo que tarareaba algún tango siempre, muy mal cantado, con el mate preparado para arrancar los dos el día. Su genialidad para mí era ser un compañero de vida€ Me sigue costando todavía hablar de él. Han pasado tres años desde que se fue y aún me sigue emocionando hablar de él.

Personal

Edad: 49 años.

Lugar de nacimiento: Logroño.

Familia: Durante 14 años estuvo casada con el actor y director argentino Federico Luppi.

Formación: Tras terminar sus estudios de Derecho, comenzó a trabajar en un despacho de abogados y en una compañía de Zaragoza.

Trayectoria: Conoció el cine argentino y lo dejó todo. En Buenos Aires trabajó con los mejores directores, entre ellos Luppi, con quien estuvo hasta su muerte hace tres años. A su regreso a Madrid protagonizó la obra María Teresa y el león, personaje tras el que se encuentra la mujer de Rafael Alberti. También da vida a Elena Gamboa en Estoy vivo.