¿Has pasado el confinamiento por la covid-19 mirando los datos de contagios y muertes en el smartphone? ¿Seguiste después buscando información en todo tipo de foros y rebuscando las noticias más negativas? ¿Empalmaste después con todas las noticias sobre el volcán de La Palma y los destructores avances de la lenguas de lava? ¿La invasión de Ucrania por Rusia te quita el sueño y ese tiempo por las noches lo pasas buscando en las redes vídeos en directo?

Si la respuesta es sí, puede que sufras doomscrolling o doomscrollingdoomsurfing que no es otra cosa que la adicción a la búsqueda incesante de informaciones negativas en internet.

Atracción por las malas noticias

Tras estos casi tres años de malas noticias generales, todas con mucho eco en las redes sociales, la incertidumbre se han apoderado de todos y la búsqueda de información se convierte en una necesidad para alcanzar cierta seguridad. Pero tendemos a centrarnos más en las malas noticias que en la buenas. Y los algoritmos que gobierna internet dan preferencia a los contenidos sorprendentes, que no suelen ser los más tranquilizadores.

Este doomscrolling, palabra que es una combinación de los términos del inglés doom (que signfica muerte o fatalidad, y scroll (que significa desplazarse), no deja de ser una adicción a internet, pero con unas características muy específicas.

Afecta más hombres, adultos jóvenes y a aquellos más políticamente comprometidos. Además, suelen sufrir ansiedad y de autocontrol deficiente que les lleva a hacer un uso habitual y desenfrenado de las redes sociales. También suelen ser propensos a los cambios emocionales intensos y esta adicción les puede conducir a sentimientos negativos intensos aunque pasajeros.

Una encuesta realizada en Alemania entre marzo y abril de 2020 con motivo de la covid-19 demostró una relación directa entre la frecuencia, duración y diversidad de exposición a los medios de comunicación con el aumento de síntomas de depresión y ansiedad, ya sea general o relacionada con la pandemia.

En otra investigación realizada por el Darmouth College (New Hampshire, Estados Unidos), también con motivo de la pandemia, comprobó que el abuso del teléfono móvil para buscar información conllevaba más riesgo de padecer síntomas depresivos o trastornos de ansiedad entre estudiantes universitarios.

¿Cómo salir de este círculo?

Como de casi todas las adicciones, de esta también se puede salir. Y el primer paso, como es lógico, es reconocer el problema y querer romper con él. A partir de ahí, ya se pueden tomar medidas.

Una de ellas es la de tomar conciencia de cuánto tiempo se dedica a las redes sociales y empezar a tomar cierta distancia. Obligarse a revisarlas solo durante un tiempo limitado y a unas horas determinadas. Si se busca información., hacerlo solo en fuentes bien identificadas y de una reputación solvente. Olvidarse de entornos que solo alienten la sospecha o lo negativo, especialmente para evitar las fake news.

Es especialmente importante salir al mundo exterior, a la calle y levantar la vista de la pantalla. Darse cuenta de que en el mundo hay más cosas, y la mayoría buenas, más allá de las informaciones sobre desastres e inminentes peligros inciertos. Salir a pasear es una buena terapia.