La tercera ola de covid-19, que ahora parece que remite, tuvo su punto de partida en Navidad, cuando la mayor interacción familiar y social desembocó en una nueva oleada de contagios. Pese a las restricciones existentes, los encuentros se intensificaron, algo palpable en el aumento de trabajo del equipo de rastreo, que tras las navidades contactó con diez positivos que reportaron entre 24 y 45 contactos estrechos cada uno. Unas cifras desorbitadas si se tiene en cuenta las restricciones vigentes durante el periodo navideño y si se compara con la tendencia anterior a esas fechas, cuando la media se situaba en 3-4 contactos estrechos por positivo a mediados de diciembre.

Esto se explica -según apuntó la coordinadora del equipo de rastreo, Paula López- al aumento de diferentes eventos durante la Navidad (cenas, comidas, encuentros, reuniones, etc.) y con personas distintas, lo que eleva el número de contactos estrechos, que tras las fiestas se disparó a una media de 20. Con el endurecimiento de las restricciones a mitades de enero y la vuelta a la actividad, el número de contactos estrechos ha ido en descenso hasta situarse en los 7 de media, aunque, lógicamente, han aumentado en algunos ámbitos, como el escolar. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la media aumentaría si se contabilizan los cribados de residencias y centros escolares, donde se dan contactos entre sí (residentes, por un lado y escolares por otro).

Aumento de reuniones sociales Destacan las diez personas que se contagiaron durante las semanas de Navidad y aportaron más de 24 contactos, aportando la mayoría en torno a los 30, y siendo el máximo 45 contactos estrechos. Cabe recordar que se considera contacto estrecho a toda aquella persona que haya estado con un contagiado más de 15 minutos, a menos de dos metros y sin mascarilla durante las 48 horas antes de que éste diese positivo o de que tuviese síntomas.

Dónde más se han relajado estas medidas preventivas es el domicilio. “Pero, ¿cómo llega al domicilio? Pues a través de alguno de los miembros que se ha contagiado en reuniones sociales y familiares, que sí que hemos percibido un aumento considerable de ellas”, señaló la coordinadora del rastreo. En cuanto a la edad media de los contactos, las cifras han sido cambiantes en función del caso y ha habido personas de todas las edades. No obstante, las personas que aportan más contactos son los jóvenes de entre 15 y 20 años. A partir de esa edad, el número empieza a bajar, un descenso todavía más pronunciado en mayores de 65 años, que aportan muy pocos contactos estrechos.

la trazabilidad al 80% Uno de los medidores establecidos por Sanidad y por el departamento de Salud para monitorizar la evolución de la pandemia es la trazabilidad de casos, es decir, los contactos a los que se les vincula con casos o brotes anteriores. Navarra vincula en la actualidad en torno al 80% de los casos, siendo la tercera comunidad con mayor trazabilidad del Estado, solo por detrás de las Islas Canarias y de La Rioja. En este trabajo, es fundamental la labor del equipo de rastreo: “La verdad que es esencial para frenar al virus. Si tuviésemos la trazabilidad en el 40%, como en otros sitios, pues estaríamos ahora en los 500 casos como en octubre”.

El momento de mayor trabajo de los rastreos se produjo a mediados de enero, justo en las dos semanas posteriores a la Navidad, aunque la actividad fue muy intensa durante las fiestas, pese a las restricciones vigentes. Bien es verdad que se flexibilizaron durante la primera parte de las navidades, de modo que para la cena de Nochebuena y la comida de Navidad se pudo salir o entrar a Navarra con motivo del reagrupamiento familiar, se estiró el toque de queda de las 23.00 a la 1.30 horas y para las celebraciones del 24 y el 25 de diciembre se permitió encuentros de dos unidades convivenciales y de un máximo de 10 personas. Dicha flexibilización no se repitió en Nochevieja y Año Nuevo tras el repunte registrado.

Hasta 250 profesionales están formados. Actualmente, el equipo de rastreo lo componen 122 rastreadores del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea a los que se suman los 33 rastreadores militares que apoyan en esta labor desde el mes de septiembre, cuando llegaron tras la solicitud del Gobierno de Navarra al Ministerio de Defensa. Sin embargo, hasta 250 profesionales han sido formados en labores de rastreo para poder incorporarse al equipo si la situación lo requiriese. El último refuerzo se produjo a principios de noviembre con 30 nuevos rastreadores.