Sin motivo, desafiantes y agresivos, un grupo de jóvenes destrozó sin contemplaciones la cristalera de un estudio de fotografía de Zizur Mayor. La acción no fue nada casual, anteriormente ya habían agredido al dueño e intentado robarle.

Todo ocurrió el pasado lunes poco antes de las diez de la noche. El propietario Roberto Lechado de 47 años, acababa de despedirse de una pareja con la que estuvo trabajando durante la tarde y dejó abierta la puerta de su estudio de fotografía . Quería que el local se aireara mientras terminaba de recoger. Fue en ese momento cuando dos jóvenes “con aire amenazante y chulesco” entraron en la tienda. “Al principio, creyendo que eran potenciales clientes, les expliqué que estaba cerrado y que debían irse, pero no me hicieron caso”, recuerda Lechado. Uno de los dos recién llegados se sentó encima de la mesa haciendo caso omiso a las explicaciones del fotógrafo y “me preguntó a ver qué era lo que se podía llevar del establecimiento. Fue entonces cuando entendí que me querían robar”, manifiesta.

El propietario consiguió expulsar a los dos jóvenes del local, pero no solucionó el problema. Estos se alejaron unos metros y empezaron a insultarle. Fue entonces cuando uno de ellos decidió soltarse el cinturón con la intención de agredir a Lechado mientras le profería amenazas de muerte. “Tengo toda la espalda llena de marcas de la hebilla y la mano hinchada por culpa del ataque”, rememora ahora, mientras se encuentra de baja. Los gritos alertaron a los vecinos quienes llamaron a la policía, mientras tres jóvenes se acercaron a calmar el ambiente, creyendo que se trataba de una simple pelea callejera, lo que ayudó a que los dos atacantes pudieran escapar. Poco después llegó una patrulla de la Policía Local de Zizur y tomó registro de lo ocurrido.

Sin embargo, lejos de acabar, el incidente tuvo una segunda oleada de violencia. Un grupo formado por los dos atacantes anteriores junto a otros tres jóvenes, acudieron con bates de béisbol y machetes, y destrozaron los cristales exteriores del comercio. El ataque se produjo, una vez más, a cara descubierta y sin miedo a ser identificados por los vecinos, quienes avisaron al propietario de este segundo ataque y contactaron con la policía. Debido a que el cuerpo policial municipal no da servicio durante las noches de verano, los autores de los destrozos ni siquiera se apresuraron al marcharse del lugar. Este ataque, deja así un local destrozado, y a un comerciante y vecino de Zizur asustado y con serias dudas de si podrá cubrir este fin de semana “la única boda para la que me han llamado este mes”.

OTROS ATAQUES

Este incidente no es un caso aislado, ya que los ataques a los comercios de la zona se han incrementado este último año. A raíz de lo ocurrido, y como parte del grupo de representantes de comercios de la localidad, Lechado empezó a hablar con otros establecimientos de la zona, “y aluciné con todos los casos que no se dan a conocer”, aseguró. “A la farmacia de al lado le robaron la semana pasada, el local de enfrente sufrió pintadas, a otro le rompieron también los cristales… pero están callados porque tienen miedo”, declaró.

CUERPO MUNICIPAL AUSENTE

Un miedo que se agrava por culpa del “poco apoyo” que, según denuncia Lechado, reciben desde el Ayuntamiento. “No nos ponen cámaras de seguridad en las calles, pero luego la policía municipal deja de trabajar por las noches y nos vemos indefensos ante estos ataques, que cada vez son más numerosos”, asegura. Es por ello que los representantes del grupo de comercios del municipio han pedido una reunión con el Ayuntamiento y la policía, para responder a los hechos.