Londres - “A la tercera va la vencida” no es un lema que haya servido a la primera ministra británica, Theresa May, quien, después de tres derrotas, se plantea someter a votación por cuarta vez en la Cámara de los Comunes su acuerdo de salida de la Unión Europea (UE).

Fuentes gubernamentales han confirmado que May, que en el voto del viernes logró reducir el margen de la derrota, seguirá tratando de “obtener un “brexit ordenado” y que considera que avanza “en la dirección correcta”, lo que lleva a pensar que, para ella, no hay tres sin cuatro.

Mientras la líder conservadora se aferra a su tratado, diputados de todos los partidos tratan de consensuar este fin de semana las propuestas alternativas al mismo que se someterán a votación mañana, después de que en una primera ronda el pasado miércoles ninguna de las ocho vías suscitara una mayoría.

La exministra Nicky Morgan, del bando proeuropeo del Partido Conservador, advirtió ayer, no sin polémica, de que, si finalmente prospera una de las propuestas parlamentarias, el Reino Unido “puede necesitar un Gobierno de unidad nacional para aplicarlas”.

El presidente del partido gobernante, Brandon Lewis, reafirmó la intención del Ejecutivo de seguir con su plan al señalar ayer en BBC Radio 4 que “la posición es muy clara, (el Gobierno) no apoya estas opciones (de los diputados)”.

“La posición del Gobierno es que creemos que la mejor manera de respetar el resultado del referéndum (de 2016) es que se apruebe el acuerdo” propuesto por May, rechazado el 15 de enero (por un margen de 230 votos), el 12 de marzo (149) y el 29 de marzo (58 votos). Sobre la idea de Morgan, dijo que “un Gobierno de unidad nacional no es la respuesta, pues no cambia los números en el Parlamento ni el hecho de que, cuando los diputados se han pronunciado, no han llegado a ninguna conclusión definitiva”.

Consenso Tras la tercera derrota de May, el siguiente paso en el tortuoso proceso del brexit llegará mañana, cuando los diputados tratarán por segunda vez de llegar a un consenso sobre las distintas opciones a las que puede aferrarse el país si no quiere el pacto oficial pero tampoco una salida abrupta de la Unión Europea.

Esta semana, ninguna de las ocho vías votadas obtuvo una mayoría, aunque las más respaldadas fueron celebrar un referéndum para ratificar un eventual acuerdo y negociar con la UE una unión aduanera.

Si May quiere que su tratado se vote una cuarta vez, deberá estudiar cuidadosamente cómo lo plantea, pues el presidente de los Comunes, John Bercow, ha decidido que no admitirá más votaciones a no ser que haya “cambios sustanciales” que las justifiquen.

Para circunnavegar este requisito, la primera ministra tuvo que someter a votación este viernes solo el acuerdo de salida y no la anexa declaración sobre la futura relación comercial bilateral.

Los medios británicos señalan que May podría proponer de nuevo su pacto como alternativa a la propuesta que finalmente consensúen los diputados la semana próxima.

Las tensiones por el brexit han aumentado en el Reino Unido, después de que se haya prorrogado la fecha de salida de la UE, del 29 de marzo inicial al 12 de abril, cuando el país podría marcharse sin acuerdo o pedir a Bruselas una extensión más larga.

Cinco hombres fueron detenidos el viernes en una manifestación de partidarios de la ruptura frente al Parlamento, y un sexto fue detenido ayer después de merodear durante horas por las vías del tren de la estación londinense de Saint Pancras, lo que ha causado la suspensión temporal de los servicios de Eurostar.

Además, uno de los diputados conservadores proeuropeos más destacados, Dominic Grieve, que a menudo se ha rebelado contra el Gobierno, afronta la pérdida de su escaño tras perder el viernes una moción de confianza planteada por sus colegas de la circunscripción inglesa que representa.

Por su parte, el ministro español de Exteriores y UE, Josep Borrell, manifestó el viernes desde Quito que los británicos “algo tienen que querer” tras el rechazo parlamentario al acuerdo de salida. “Han votado que no a ocho cosas diferentes, pero algo tienen que querer, y eso es, supongo, lo que se plantearán por última vez en el próximo Consejo Europeo”. Borrel lamentó que May no haya conseguido el respaldo “a pesar de los esfuerzos de la UE y España, en particular, para que se aprobara.