Pamplona - Ni obstáculos insalvables ni patente de corso. El exdiputado de ERC, Joan Tardà, avanzó ayer que la formación soberanista catalana “no pondrá líneas rojas” para negociar la investidura de Pedro Sánchez, ni siquiera en cuanto a la celebración de un futuro referéndum, pero “tampoco dará gratis” su apoyo para que el presidente en funciones construya junto a los republicanos y Unidas Podemos una mayoría que le permita pilotar la legislatura con mayoría. Esquerra es consciente de que sus recién obtenidos 15 escaños en el Congreso de los Diputados tras las elecciones generales pueden valer su peso en oro, si bien el guante lanzado al PSOE únicamente apunta por ahora a “establecer un marco de diálogo para hacer posible una negociación”.

Sánchez se ha abonado por ahora a la teoría de la geometría variable para abogar por gobernar en solitario, aunque diversas voces en Ferraz han alertado de que será sumamente complejo llevar las riendas del Gobierno español con 123 diputados. La idea del PSOE es llegar a pactos distintos con varias fuerzas políticas para sacar adelante la investidura, sin tener que optar por coalición alguna. Por lo pronto, ERC ya ha tocado la puerta del PSOE. Aún así, Tardà se mostró precavido, ya que no sabe “qué PSOE” se encontrarán, si “el del 155” o uno que “quiera como mínimo sentarse a hablar”. En todo caso, y “aunque sea solo un centímetro”, aseguró que “puede ser más dialogante un gobierno del PSOE apoyado por Podemos que un gobierno del PP apoyado por Ciudadanos”, a pesar de que “el PSOE conforma también el triunvirato 155”.

ERC podría abrazarse al entendimiento ante la hipótesis de que los socialistas pongan su mirada en un acuerdo con Ciudadanos, la segunda posibilidad que ostenta para crear una cómoda mayoría al alanzar los 180 representantes en el Congreso. De hecho, y aunque los seguidores socialistas gritaran un “¡con Rivera, no!” en la triunfante fiesta de la noche electoral de Ferraz del 28-A y Ciudadanos haya optado -al menos de palabra- por pasar a la oposición, no sería la primera vez que PSOE y C’s suscriben un pacto de gobierno. Ya lo hicieron en 2015.

“Nosotros no podremos líneas rojas y tampoco daremos gratis la investidura, nos moveremos en esta dialéctica”, se reafirmó Tardà ayer tras participar en un acto por los presos políticos catalanes llevado a cabo ayer en Valencia. “Habrá que ver de qué manera responderá el PSOE”, avanzó, aún así, a la vista de que los socialistas prefieren abrir un compás de espera hasta que pasen las elecciones locales y europeas del 26 de mayo que terminarán por dilucidar el nuevo mapa territorial en el Estado. “No sabemos si encontraremos al PSOE del 155 y del a por ellos o que no condenaba el a por ellos e incluso pedía la ilegalización de los partidos independentistas o si encontraremos un PSOE que quiera como mínimo sentarse a hablar”, abundó para poner sobre la mesa una la principal reclamación que los republicanos lanzan en dirección a Sánchez, que no es otra que abrir una puerta al diálogo.

Movimientos Por lo pronto, el presidente Sánchez no comenzará a mover ficha hasta esta próxima semana, cuando abrirá una ronda de contactos con los partidos para tantear a sus posibles aliados. Los convidados son Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos), con quienes “analizará” el escenario postelectoral. El presidente en funciones ha dejado fuera de esta tanda de diálogo a las formaciones nacionalistas vascos y catalanes, a los que algunos barones territoriales y pesos pesados históricos del socialismo prefieren dejar fuera del juego de alianzas para la investidura y la futura formación de gobierno, una ecuación para la que la participación de Unidas Podemos se antoja fundamental. Pese a su exclusión de la mesa de negociaciones, ERC lanzó ayer su invitación, aunque el camino que pueda recorrer esa hipotética alianza se antoja corto, sinuoso y repleto de obstáculos. - Imanol Fradua