"Si prohiben el turismo, la agricultura que no es ecológica y la construcción, ¿a qué quieren que nos dediquemos?", reflexionaba el domingo Enrique Maya, candidato de UPN, PP y Ciudadanos a la Alcaldía de Pamplona, al hilo de los cuatro fatídicos años en los que Asiron ha prohibido toda actividad económica en la ciudad. Es una frase que resume bien el infierno expropiatorio venezolano que ha vivido Navarra durante esta última legislatura, y contra la que sólo se ha revelado un esforzado grupo de servidores públicos entre todos sumaban 64 años en cargos públicos bajo la plataforma Futuro de Navarra.

Una vez más, todos los que alguna vez han hecho algo por Navarra (UPN, PP, PSN, Cs, UGT, CCOO y la CEN) reunidos y al rescate para evitar que esto acabe reducido a una mazmorra medieval. Y con las mismas armas: la obra y el cemento. La plataforma, presentada por Taberna, Ayesa y Ancízar y con Sanz, Esparza, Beltrán, Alzórriz y Ruth Goñi entre los asistentes, tuvo un recorrido corto. Tan corto que, de hecho, no se ha vuelto a saber de ella desde aquel día. Pero en su único servicio a Navarra defendió lo fundamental: que se haga el TAV y se termine el Canal y no se mire la cartera, que paga España y Europa. El futuro de Navarra pasa por ahí. No hay nada que cuestionar, nada que medir, nada que calcular. Hagamos caso a los que saben de esto.