madrid - Más de dos meses después de las elecciones generales, muchos españoles residentes en el extranjero se han encontrado estos días en sus buzones con las papeletas para votar el 28-A, algo que se repite en países como Canadá, Australia o Rusia, y que explica la participación de solo un 6% de este tipo de votantes. “No conozco a nadie que haya votado esta vez”, explica Haizea Aguirre, española residente en Vancouver (Canadá), quien rogó su voto el primer día del plazo pero recibió las papeletas hace dos semanas, una situación con la que al parecer se encontró hasta algún diplomático de estos países, que tampoco pudo ejercer su derecho al voto.

Para poder registrarse como residente ausente en el extranjero (CERA), una persona que viva en Vancouver tiene que recorrer los 4.000 kilómetros que separan esta ciudad de Toronto, donde se encuentra el consulado más cercano, y pagar de su bolsillo un vuelo que cuesta alrededor de 1.000 euros.

Esto provoca que muchos habitantes de la costa oeste de Canadá ni siquiera lleguen a inscribirse, ya que el proceso administrativo supone “un infierno”, por la cantidad de trámites que requieren asistir presencialmente al consulado, lamenta Aguirre.

Según Berta Burguete, portavoz de la red de emigrantes españoles Marea Granate, la exigencia de presencialidad en una sede diplomática para algunos trámites es “absurda” y no viene marcada por la ley de voto rogado, sino que fue fruto de una “orden interna del Ministerio de Exteriores. En África, por ejemplo, si alguien ha podido votar es casi un héroe”, señala Burguete, aunque puntualiza que el problema no es la lejanía sino la ley que obliga a rogar el voto, ya que también ha habido dificultades para votar desde Italia, “donde no han llegado las papeletas”, Dinamarca o Andorra.

Algo similar ocurre en Rusia, donde muchas papeletas están llegando estos días. Érika Reija, corresponsal de TVE en Moscú, recibió las del 28 de abril a finales de mayo, y recalca que mucha gente que vive en Rusia “ni lo intenta” porque ya está “desmotivada” tras repetidos e infructuosos intentos.

En Australia algunas papeletas también han llegado tras las elecciones, como denuncia Lucía Ribas, quien se registró como no residente en Canberra para votar en las elecciones generales, pero como “a mucha gente española”, no le llegaron hasta después del 28 de abril. “A raíz de esto nos hemos empezado a organizar, pero es muy difícil cambiarlo. Si no quieren los partidos políticos, es imposible”, lamenta Haizea Aguirre, que como Burguete, tiene “poca esperanza” en que se dé una reforma de la ley, y que denuncia que “algo tan fundamental como la participación democrática se está dejando de lado”.

menor participación En las elecciones del 2008, las últimas antes de aprobarse la ley del voto rogado (2011), el 32% de los españoles residentes en el extranjero ejercieron su derecho a voto, frente al 6% de los que han votado en estas elecciones.

El PP y el PSOE pactaron esta reforma de la Ley Electoral (LOREG) hace ocho años, debido a los problemas de fraude que había con el voto desde el exterior, y precisamente los socialistas, junto con Unidas Podemos, registraron el pasado febrero una proposición de ley para derogar este sistema, aunque no se llegó a tramitar por la disolución de las Cortes el 5 de marzo. - Efe