Las empresas de Navarra afrontan durante los próximos 15 años el mayor proceso de sustitución de plantillas de su historia. Lo dice la demografía implacable y envejecida de una fuerza laboral que solo crece por el impacto de la inmigración. Un relevo que entraña desafíos, sometido a la incertidumbre del impacto de la inteligencia artificial, pero también afecta a la cúspide. A los directivos y a los propios empresarios. Buena parte del tejido empresarial de Navarra renovará a sus cúpulas.
El objetivo de la Asociación de Empresas Familiares de Navarra es que este relevo, inevitable, no suponga un cambio de manos. Una venta que termine por aleja a otros cuarteles generales la toma de decisiones. Unos 3.400 millones de euros de facturación, en torno al 16% del PIB, y más de 15.600 puestos de trabajo dependen de las 172 empresas que forman parte de Adefan.
Por ello, y con el objetivo de facilitar el relevo y la formación de las nuevas generaciones, Adefan, con la colaboración de Acción Social de Caja Rural de Navarra, ha organizado este trimestre la primera edición de GEN-Líder, un programa formativo que ha reunido a 18 jóvenes de entre 18 y 40 años vinculados a empresas familiares navarras. “El curso es un itinerario vivencial con temáticas clave, que combina una primera parte técnica, impartida por especialistas, con una segunda parte práctica dinamizada por diferentes empresas asociadas. La experiencia se completa con dinámicas de teambuilding, acompañamiento individual mediante entrevistas y un cuaderno de bitácora que ayudará a los participantes a integrar lo aprendido y aplicarlo en sus propias empresas familiares”, explican desde Adefan.
Un 41% no tiene estrategia de sucesión lista: el valor de anticiparse
El programa, que pone en contacto a jóvenes en la misma situación, forma parte de un proceso cada vez más profesionalizado: el del relevo al frente de una compañía. Lo explica Lucía Garcés, directora de la Cátedra de Empresa Familiar de la UPNA, quien destaca alguna de las claves que deben guiar el proceso. “La anticipación, que durante un tiempo (entre dos y cinco años) convivan diferentes generaciones; la comunicación transparente entre generaciones; el equilibrio entre el legado y la innovación y la necesidad de un discurso compartido”.
En estos momentos, casi cuatro de cada diez empresas familiares cuenta con una sucesión al frente de la compañía ya planificada, mientras que otro 21% la tiene en proceso. El 41% restante no dispone de una estrategia de sucesión formal en estos momentos.
La sucesión no tiene por qué supone que el relevo llegue desde la misma familia. Es lo más frecuente (en el 89% de los casos el potencial sucesor pertenece a la familia), pero en uno de cada diez casos se recurre a una persona externa Y también en la mayor parte de los casos (81%) el sucesor designado es un hombre, una cifra que refleja una brecha que pervive a día de hoy.
Solo el 7% alcanza la tercera generación
La sucesión suele complicarse además a medida que pasan las generaciones. Y solo siete de cada cien empresas llegan a la tercera generación. La desaparición o la venta de la compañía suele ser por tanto un desenlace más probable.
En el caso específico de la Comunidad Foral de Navarra, la tasa de supervivencia de las empresas familiares alcanza el 82,2% en la última década (201-2025), superando claramente la media nacional (77 %) y siendo únicamente superada por La Rioja, con un 83,3 %.
También las empresas no familiares presentan una mayor supervivencia en Navarra (74,3 %) en comparación con la media estatal (73,1 %), aunque la diferencia es menor que en el caso de las empresas familiares.