bilbao - El secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, manifestó ayer que la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés “iguala la desobediencia civil pacífica con la lucha armada, aclarando que lo sustancial no es la violencia, sino la política”.

Rodríguez leyó una declaración de Sortu sobre esta sentencia en un acto celebrado en Bilbao delante de tres grandes retratos -de unos 3 metros de alto por unos seis de ancho- de Franco, Felipe VI y Juan Carlos I puestos boca abajo y acompañado por dirigentes históricos y actuales de la izquierda abertzale como Rufi Etxeberria, Floren Aoiz, Ibon Arbulu, Marian Beitialarrangoitia, Elena Beloki o José Antonio López Ruiz Kubati.

En la declaración, Sortu señala que la “represión” no fue una “respuesta” a la “actividad armada de ETA” sino una “característica estructural” del Estado, que “continúa castigando con la cárcel la defensa de proyectos políticos”. “A partir de ahora queda claro para todo el mundo que también la defensa pacífica de la autodeterminación en el Reino español se paga con la cárcel”, añadió.

Según Sortu, la sentencia aunque sea elaborada por jueces, obedece a la “razón de Estado, que hoy es la suspensión de facto de los fundamentos de la democracia y la imposición del estado de excepción; la excepción impuesta desde hace mucho tiempo en Euskal Herria se extiende ahora a Catalunya”.

Para la izquierda abertzale, los “poderes fácticos” del Estado han decidido “entrar en una nueva fase autoritaria” y “han optado por la vía policial, excluyendo la del diálogo”.

Sortu sostiene que ya no hay “terceras vías” en España y solo cabe estar con la “agenda autoritaria” o estar con la “recuperación de la democracia y la soberanía”, “lo que interpela directamente a Podemos y el PNV, que han intentado ubicarse en esa tercera vía de fantasía”.

Por ello, Sortu pide “sacar la indignación y el descontento a la calle” y a las urnas del 10-N, pero ha considerado que esto “no es suficiente” y que es necesario dar “pasos firmes de carácter estratégico” de forma coordinada entre Catalunya y Euskadi para “convertir nuestro enfado en fuerza liberadora” en una coyuntura que puede ser “determinante” para el “éxito de nuestros respectivos procesos de liberación”. - D.N.