Pamplona - Tras un 2019 con cinco procesos electorales, este año muchos ciudadanos volverán de nuevo a las urnas después de que la CAV y Galicia anunciaran ayer un adelanto al 5 de abril de sus respectivos comicios autonómicos, a los que se sumará, probablemente en unos meses, Catalunya. El PP y Cs tienen solo 10 días de plazo para formalizar coaliciones electorales en el País Vasco y Galicia. Este año, por lo tanto, vascos y gallegos irán a las urnas al mismo tiempo de nuevo, al igual que hicieron en los comicios de 2009, 2012 y 2016. Es un calendario electoral que va más allá de las comunidades implicadas, ya que podría afectar a la política de pactos a nivel nacional así como a la negociación de cuestiones clave como los presupuestos generales del Estado.

El primero en dar el paso fue el lehendakari, Iñigo Urkullu, quien adelantó las elecciones autonómicas al 5 de abril, argumentando que el clima electoral “se ha instalado en Euskadi”. Apenas un par de horas después, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, seguía sus pasos y anunciaba que las elecciones gallegas “serán al mismo tiempo que en el País Vasco”, cuando inicialmente estaban previstas para el próximo otoño.

Núñez Feijóo explicó en rueda de prensa que había tomado esta decisión “pensando en lo que es mejor para Galicia”. Tanto Urkullu como Núñez Feijóo han desvinculado su decisión de la situación en Catalunya, donde también habrá elecciones este año, tal y como ha anunciado el presidente catalán, Quim Torra, aunque aún no ha concretado la fecha, a la espera de que se aprueben los presupuestos autonómicos. “Una vez aprobados los presupuestos en el Parlamento anunciaré la fecha de convocatoria de las elecciones” regionales, señaló Torra en un anuncio oficial el pasado 29 de enero.

A la espera de que se conozca la fecha, algunos partidos ya se están posicionando de cara a estos comicios, y también a los vascos y gallegos, como es el caso de Cs, partido que ha enviado una carta a las direcciones del PP, PSOE y UPyD para emplazarles a explorar una candidatura unitaria en esas tres comunidades autónomas. Es lo que la formación naranja define como una propuesta electoral transversal, con el lema de Mejor Unidos, una iniciativa que ya ha sido rechazada por el presidente gallego.

El adelanto electoral en Galicia sorprende sin candidato a las formaciones agrupadas bajo el paraguas de En Marea, a Ciudadanos, a Vox e incluso al propio PP, a falta de que Núñez Feijóo confirme su candidatura a la reelección, algo que se espera que haga hoy tras la reunión de la junta directiva del partido.

El PSdeG, con Gonzalo Caballero llamado a liderar una alternativa en caso de que el PPdeG no consiga la mayoría absoluta ni tenga con quien pactar, hace tiempo que zanjó esta cuestión con críticas por su rapidez para postularse. En el BNG, otra de las fuerzas que se considera que sería necesaria para lograr una coalición alternativa al PPdeG, también han cerrado ya esta cuestión con Ana Pontón como candidata, al igual que en 2016.

Es en el denominado espacio rupturista donde más dudas hay, ya que las formaciones que en 2016 consiguieron ser segunda fuerza en el Parlamento, con 14 diputados, bajo el paraguas de En Marea, se hallan en un debate de cómo concurrir a los comicios autonómicos. Por una parte, En Marea, que se ha quedado con la marca y agrupa a algunas de las denominadas mareas municipalistas, ha quedado relegada a un papel menor tras los comicios generales de abril, con apenas un 1%, y decidió no presentarse en noviembre. En el Parlamento se ha roto el grupo parlamentario, de modo que hay 9 diputados por una parte y 5 por otra.

Podemos y Esquerda Unida, al igual que en el conjunto del Estado, pretenden ir unidos y negocian, de momento, con fuerzas como Anova, y también con integrantes de otras mareas municipalistas; las más fuertes y que en las municipales de 2015 llegaron al poder en A Coruña, Santiago y Ferrol, aunque en 2019 fueron desalojadas por gobiernos en minoría del PSdeG.

Cs, sin representación autonómica ni diputados en el Congreso por Galicia, y apenas dos docenas de concejales en toda la comunidad, tampoco tiene candidato a la espera de que el portazo de Feijóo a la fórmula Mejor Unidos se levante. Y tampoco tiene candidato Vox, si bien su situación es aún peor que la de Cs, sin representación. Atendiendo a los resultados de las últimas elecciones, la abstención y la división de voto tradicional del PP, con opciones como Cs y Vox, serán dos elementos a tener en cuenta para las aspiraciones del PP para seguir en el Gobierno gallego.