- El vuelco en los decretos dejó un ambiente raro, mucho más tenso que el que se había vivido desde el inicio de la crisis. La presidenta del Gobierno, María Chivite, reprochó en una de sus pocas intervenciones -renunció al primer turno- cierta inacción por parte de Javier Esparza, al que afeó presentar una “reforma fiscal encubierta”.

“No sé si es por convicción, porque no puede o porque no le dejan, pero si tanto habla de la unidad, apruébenos alguna enmienda”, retó Esparza. “UPN ha gobernado durante 20 años, tiene gente solvente entre sus filas, algo podremos aportar, digo yo”, culminó Esparza, que recordó a Chivite que en tiempos de unidad es importante “saber ceder”. “¿Qué quiere que hubiésemos hecho, que nos calláramos? ¿Que no hubiésemos hecho ninguna propuesta cuando están tomando algunas medidas atropelladas e improvisadas?”. Solo tuvo una respuesta por parte de la presidenta: “Arrimar el hombro es lo que sí han hecho otros miembros de Navarra Suma, facilitando información para hacer trámites en China”. Y no lo que hace usted, le faltó decir.

Los reproches también se vieron entre PSN y EH Bildu, que hace un mes pactaban el presupuesto y ayer, en público, dejaban entrever los problemas que han tenido durante las negociaciones en privado. “No vamos a hacer un trágala con todo lo que diga el Gobierno. ¿Qué quieren, que digamos a todo amén? ¿Y dónde quedaría el Parlamento? Con el amén de EH Bildu que no cuenten”, aclaraba Araiz, que vino a decir que el Ejecutivo no quiso salirse de sus decretos, pese a que su minoría les ponía en riesgo.

“Hoy se ha escenificado un acuerdo entre EH Bildu y Navarra Suma. Se han apoyado mutuamente dos enmiendas. Mañana no habrá portadas de periódicos hablando de que Navarra Suma se ha echado en manos de los proetarras, ni de que Bildu se ha echado en manos de la derechona”, lanzó, como si fuera un recadito, Ramón Alzórriz, portavoz parlamentario del PSN.

Araiz le siguió el juego. “No creo que Alzórriz, que se escandaliza por la coincidencia, plantee para Navarra lo que ha sucedido en Hungría, donde el poder legislativo ha desaparecido”, contestó, recogiendo la idea que ya había dejado antes en el pleno: que el Gobierno no puede hacer como si tuviera mayoría absoluta. “Pero seguimos con la mano tendida, lo que sobran son dogmatismos, y estas propuestas no tienen nada que ver con la demagogia. No hacerlas, que es nuestro deber, sería una irresponsabilidad”, zanjó.