Javier Esparza y Sergio Sayas encaran los días previos al Congreso de UPN conscientes de que el domingo será un día importante en su trayectoria política. Ambos candidatos en declaraciones a la Agencia Efe difundidas ayer domingo expusieron brevemente algunas de sus ideas fuerza para conseguir el apoyo de la militancia. El debate más jugoso se concentra en torno al futuro de Navarra Suma. Esparza, presidente de UPN y candidato a revalidar el cargo apunta que “cuando haya nuevas elecciones, analizaremos los datos que haya en ese momento y plantearé cuál es la mejor opción” para que decida la militancia. Recuerda que por una enmienda suya a la ponencia estatutaria, serán los afiliados quienes tengan la última palabra sobre acuerdos electorales y pactos de gobierno, “dándoles así el máximo poder de participación y decisión en las cuestiones de mayor relevancia para nuestro partido”.

Si Esparza, promotor de Navarra Suma, consigue revalidar de forma holgada su cargo, el triunfo podría leerse como un visto bueno a la continuidad de la coalición. En cualquier caso, la enmienda puede desactivar la estrategia de Sayas, que ya en el acto de presentación de su candidatura el 29 de febrero, habló de “recuperar” las siglas de UPN, “vayamos en coalición con otros partidos o vayamos en solitario o decidamos en cada momento lo que queramos hacer”. Tres meses y medio después, el candidato aspirante mide sus palabras en este asunto. Cree “en la unidad del voto de centroderecha” pero reitera que “UPN no debe renunciar” a “la fuerza” de sus siglas. Una marca, recuerda, que se ha “ido construyendo durante décadas”, ligada, dice, al “desarrollo de Navarra y de sus localidades”, por lo que lamenta que UPN, pese a ser el partido con mayor peso de los tres que constituyen Navarra Suma, se haya “desdibujado al perder sus siglas”.

Por lo demás, las respectivas declaraciones de Esparza y Sayas confirman que la pugna ideológica ha quedado relegada en favor de las bazas emocionales que pueden ser claves dentro de un proceso interno. Esparza dice que si continúa al frente de UPN, pretende “seguir defendiendo el régimen foral, en Navarra y en el conjunto de España, y hacer frente a los nacionalismos que quieren romper nuestro país, combatiendo, de manera especial, la obsesión del PNV y de Bildu por anexionar Navarra al País Vasco”. Esparza habla de “combatir” y de “obsesión”, pero lo cierto es que la eficacia y repetición de ese lenguaje no aporta novedades y le sitúa frente a su propio espejo. Mientras que para Sayas “los principios y valores” de UPN, que “son los de la inmensa mayoría” de los navarros, no son negociables, recordando a Manuel Fraga cuando hablaba de una “mayoría natural” que las urnas desmentían. Puede que en un Congreso interno este tipo de proclamas tengan predicamento, pero en esta ocasión, más que en el lenguaje, la disputa puede estribar en la credibilidad de Esparza y Sayas para llevar a cabo sus objetivos. En la confianza que despierten en la militancia, y en la conexión de fondo de sus respectivos mensajes. Más autocríticos los del candidato aspirante que los del vigente presidente. Algo lógico o previsible.

el proyecto de esparza El actual líder de UPN habla de “seguir fortaleciéndonos para gobernar Navarra”, consolidar la implantación territorial e incrementarla en la medida en que sea posible, “mantener a UPN como referente político, social e institucional”, y atraer a nueva personas y aumentar la afiliación. Para conseguir estos retos quiere contar con una nueva ejecutiva de la que pone en valor “su solvencia, su liderazgo social en diversos ámbitos y su importante experiencia municipalista, algo fundamental para un partido como UPN”. Al mismo tiempo Esparza también valora al equipo saliente, “del que no tengo más que palabras de agradecimiento por su acompañamiento en estos 4 años”, en un trabajo en el que “todos los acuerdos” adoptados “han sido por unanimidad”.

Para el futuro dice que ha buscado personas que “pueden aportar otras ideas” al mismo tiempo que “mantener cierta continuidad con el equipo anterior”, y al hablar de cómo se plantea las relaciones de UPN con el Gobierno de Navarra, afirma que “UPN seguirá con la mano tendida para llegar a acuerdos allá donde sea posible, porque en nuestra opinión lo que es bueno para Navarra es bueno para UPN”. Según Esparza, en esta crisis del coronavirus, han “demostrado que, si la presidenta o los consejeros nos llaman con voluntad real de alcanzar acuerdos en temas de interés para los ciudadanos, las empresas y las entidades sociales, somos capaces de entendernos”. Aunque al mismo tiempo afirma que “debe quedar claro -y aquí vuelve a recalentar su lenguaje- “que donde nunca nos encontrarán el Gobierno y el PSN será en aquellos asuntos que pretendan fortalecer al nacionalismo y al independentismo vasco y dar alas a sus obsesiones ni, por supuesto, en los que vayan encaminados a blanquear a Bildu, algo que, lamentablemente, estamos viendo”.

En el caso del Gobierno de España, Javier Esparza evoca similar dicotomía e incapacidad para modular en el fondo su estragia. Asegura que “los votos de UPN siempre estarán a su disposición para impulsar el desarrollo económico y social de los españoles y para hacer frente a los nacionalismos e independentismos que quieren romper nuestro país”. Planteamiento vectorial desde la manifestación de Colón, que le lleva a señalar a Sánchez, por “los socios que ha elegido”, y que sitúa a UPN muy a la diestra, sin que Sayas en esto le haga enmienda.

Esparza subraya que los representantes de UPN en las Cortes Generales mantendrán su autonomía como “se está haciendo desde el principio”. Una autonomía desde la que sostiene que en esta crisis sanitaria entre los políticos “ha habido de todo”, y considera que “no se explican de otra manera” algunas de las propuestas para el Plan Reactivar Navarra que a su juicio “responden a obsesiones y fobias ideológicas, pero en ningún caso al interés general y a las necesidades de los ciudadanos para recuperarnos cuanto antes”. De nuevo el sustantivo ‘obsesión’ en su narrativa. Alude a medidas como eliminar las horas de la asignatura de religión, el acercamiento de presos, a la captación en toda Navarra de ETB3 y al fomento de la formación on line en euskera, destacando a modo de resumen un mensaje de partido de oposición: “quien no ha estado a la altura en la gestión de esta crisis ha sido el Gobierno, ni el de España ni el de Navarra”.

el proyecto de sayas El diputado Sergio Sayas, cuya candidatura lleva por lema ‘Recuperar la ilusión para recuperar Navarra’ asegura que el suyo “no es un partido de oposición y no podemos acostumbrarnos a ello, tenemos que ser una alternativa real a los pactos ente socialistas y nacionalistas”.

“Somos un partido de Gobierno” y “por eso es importante que nuestro partido tome un nuevo impulso y pueda armar un proyecto serio y concreto para el futuro de Navarra”, y añade que, después de dos legislaturas en las que la comunidad “languidece bajo gobiernos nacionalistas y socialistas, Navarra necesita que UPN recupere el Gobierno”.

Sayas promete renovación; el refuerzo de la atención y del papel de los comités locales, grupos municipales y afiliados en general; y una mayor participación y democracia interna. Aboga por la modernización de UPN en la forma de trabajar para llegar a las nuevas generaciones, y por la apertura del partido a expertos que quieran colaborar en “un proyecto ilusionante, renovado y concreto para Navarra”.

Acompañado por un equipo “renovador y de integración”, que incluye a personas de toda la comunidad, Sayas dice que su candidatura mezcla “importante experiencia de gestión” con “nuevos valores”, y aspira a que “todos los afiliados pueden sentirse representados en él”, practicando en Navarra “una oposición rigurosa y exigente, pero también constructiva”.

Para las Cortes, cree que UPN “debe ser exigente en el cumplimiento de los compromisos del Gobierno Central con la Comunidad Foral en materia de inversiones” como el TAV, el Canal de Navarra o las conexiones de la autovía Tudela-Madrid o Pamplona-Jaca, “que acumulan importantes retrasos”. Como Esparza, defiende la “autonomía” de los representantes de UPN en el Congreso y el Senado con respecto a sus socios PP y Ciudadanos, y asevera que los diputados regionalistas “respondemos únicamente ante los órganos de nuestro partido”, “sin estar mediatizados por los intereses de otros partidos”. Palabras cuya digestión puede hacerse lenta en las sedes navarras de PP y Cs.

Sayas destaca que en estos últimos meses UPN ha aportado “una propuesta tras otra en la Comisión de Sanidad del Congreso tratando de que nuestro país recuperara el tiempo perdido en la respuesta a la pandemia, pero el Gobierno no ha atendido la mayoría de ideas y cuando las ha puesto en práctica lo ha hecho sin reconocer la autoría”. Para el candidato a presidir UPN el partido ha tenido una “actitud constructiva” que “lógicamente no ha impedido que hayamos sido exigentes y críticos con una gestión negligente que se ha visto atropellada por la realidad”. En su opinión, el debate político de estos meses ha tenido “momentos bochornosos” pero también “ejemplos de unidad” que “hay que reconocer y poner en valor”, aunque dice que el Gobierno “se ha equivocado al no intentar sumar al resto de fuerzas parlamentarias en la lucha contra la pandemia”, para lo que “hacía falta liderazgo, humildad y transparencia”. Palabras que contrastan con la nueva estrategia de Ciudadanos, que presume de capacidad negociadora.

Seis días restan para el Congreso de UPN. El domingo, el desenlace.

Entrevista. La presidenta del PPN, Ana Beltrán, reivindicó ayer en el programa Fin de Semana de la cadena COPE a la coalición que mantiene su partido con UPN y Ciudadanos, con un comentario tan llamativo como falaz. “En Navarra se hizo una coalición llamada Navarra Suma, una coalición de éxito, que prácticamente tuvo la mayoría absoluta. Pero al no conseguirla, el Partido Socialista pactó con los nacionalistas vascos, con Bildu y y con el PNV para gobernar Navarra después de que habían sacado un mal resultado electoral”. La mayoría absoluta requiere en el Parlamento un mínimo de 26 escaños. Navarra Suma obtuvo 20.