- Ha sido uno de los mantras de la derecha: abstención gratis en los Presupuestos, solo a cambio que EH Bildu no participe en el acuerdo. Pero lo cierto es que desde que se produjo el anuncio, ya han sido varias las ocasiones en las que Navarra Suma ha demostrado con su actitud que sí que va a hacer exigencias al Gobierno. La primera, en el ámbito fiscal, ya que sostiene que no se pueden subir los impuestos ni a las personas ni a las empresas, y ayer la portavoz económica de la coalición, María Jesús Valdemoros, volvió a decir que una reforma fiscal sería “disfuncional y desconcertante”, y apostó por recurrir “al déficit y al endeudamiento” porque “no hay otra”. “No es momento de subir impuestos, desincentivaremos el consumo y la inversión”. De hecho, Valdemoros dijo que lo que debería hacer el Gobierno es destinar fondos públicos en “inversión productiva”. Algo así como estímulos públicos para que el entorno privado recobre el pulso. Para terminar, no pudo ser más explícita: la abstención de Navarra Suma también será en las medidas fiscales, pero si no se suben los impuestos.

Tampoco es que el discurso del Gobierno, al menos en lo referido a una reforma fiscal profunda, sea demasiado diferente. Ni el del PSN, que en una nota aseguró ayer que la fiscalidad debe “reactivar la economía y el empleo”. La consejera de Economía y Hacienda, Elma Saiz, se encargó de dejar claro a Valdemoros que “una subida generalizada de impuestos no es lo más recomendable”. El margen va a estar, como ya publicó este periódico, en algunas figuras muy concretas. Ayer la consejera habló de las tasas Tobin y Google -Navarra se ha propuesto adaptar en dos meses ambas figuras al Convenio Económico- y del fraude fiscal, pero los socios y grupos de oposición ya han puesto encima de la mesa la necesidad de rebajar las desgravaciones de los planes de pensiones y examinar la eficacia de algunas bonificaciones empresariales, como a la creación de empleo o la investigación, que no estarían teniendo un retorno claro.