El respaldo del PNV a los Presupuestos del Estado (PGE) entra en cuarentena. Cuando todo marchaba por los cauces idóneos para que el Gobierno de coalición dispusiera de los votos jeltzales para la próxima aprobación de las Cuentas, el anuncio desde Moncloa de que finalmente habrá una subida del impuesto al diésel ha causado una “sorpresa desagradable” en el partido capitaneado por Aitor Esteban en el Congreso y deja el apoyo nacionalista entre interrogantes al entender que se ha “incumplido” lo acordado con el Ministerio de Hacienda.

El PNV entiende que con esta decisión el potente sector del automóvil, “clave” en Euskadi, puede verse “gravemente perjudicado” dada la drástica subida impositiva y afectar tanto al empleo como a la producción, de ahí que deje en barbecho su aval presupuestario. Si bien matizan que “no prejuzga” el voto del Grupo Vasco, el enfado es considerable porque consideran este paso como un errático punto de partida, “un mal comienzo”, por lo que, según fuentes nacionalistas, el PNV da “un paso atrás y se reserva su postura”, procediendo a “revisar sus posicionamientos y a analizar el conjunto del proyecto de Presupuestos con mucho detenimiento”.Fue tras el Consejo de Ministros cuando el Gobierno expuso que en materia de fiscalidad verde se incluirá un acercamiento de la tributación del diésel a la gasolina reduciendo la bonificación. El tipo estatal pasa de 30,7 a 34,5 céntimos por litros, inferior aún a los 40,07 céntimos de la gasolina. Algo que corroboró la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, y que ya se recogía en el borrador de los Presupuestos del año pasado para recaudar cerca de 450 millones de euros. La subida, que no afectará a los profesionales ni al gasóleo bonificado, supondrá una subida de 2,3 euros por depósito de 50 litros, es decir, 3,45 euros más al mes para un consumidor medio que haga 15.000 kilómetros anuales, según explicó la titular de Hacienda, María Jesús Montero.

transición más suave

Sin embargo, el PNV es más partidario de una transición suave hacia la fiscalidad medioambiental en este ámbito, por lo que este cambio de registro sobre la bocina cayó como un jarro de agua fría. Desde Moncloa añadieron que se va a crear un grupo de expertos para reflexionar con “profundidad” sobre la “necesaria adecuación” de la estructura fiscal a la nueva realidad con un sistema “progresivo, más verde y dando una vuelta a bonificaciones fiscales que hayan perdido su sentido”. El contexto, pues, se trastoca después de que desde Sabin Etxea hayan insistido reiteradamente en la necesidad de sacar estas Cuentas adelante en el escenario de la crisis sanitaria, para desterrar de una vez los números de Cristóbal Montoro y para dotar de estabilidad a la legislatura y evitar un nuevo adelanto electoral.

Lo certificaba poco antes de este volantazo in extremis del Gobierno español el responsable institucional del EBB, Koldo Mediavilla, refrendando el apoyo a los Presupuestos si servían para reactivar la economía, bajar la tasa de paro y establecer actividades económicas “novedosas” que tanto necesitan la CAV y el conjunto del Estado. Además, el PNV no maneja “vetos” al impulso de otros partidos a las Cuentas, siempre que “no cortocircuiten” sus planteamientos y que se les consulte previamente. A su vez, demandaba conocer “cómo se pueden articular esos 27.000 millones que dicen que van a aflorar de los fondos europeos”. “En la medida en que nos veamos representados en ellos, los apoyaremos. Veremos si los compromisos contraídos por el Gobierno español en relación Euskadi se mantienen”, subrayaba mientras, simultáneamente, PSOE y Podemos certificaban su acuerdo al borrador tras solventar sus recelos en el tope a los alquileres.

“La decisión incumple lo acordado entre el PNV y el Ministerio de Hacienda, y nos preocupa mucho”