Está inmerso en la Travessa per la Llibertat -Travesía por la Libertad-, un recorrido a pie por etapas por la geografía catalana en la que ayer recibió en Manresa (Barcelona) la visita del president Pere Aragonès. Pero hay otro camino menos público que el exconseller Jordi Turull vendría recorriendo durante los últimos tiempos. No es otro que el reforzamiento de sus posiciones en la cúpula de Junts per Catalunya (JxCat), toda vez que se han apagado los rescoldos del malestar interno derivado de las tensiones generadas por el pacto de Govern, que destaparon una incipiente lucha sobre el cuestionado liderazgo del secretario general, Jordi Sànchez. Con el expresident Carles Puigdemont en Bruselas -y sin atisbo de que vuelva, a la menos en un plazo corto- Turull ve reforzada su posición.

Según cuentan voces de JxCat consultadas por Efe, Turull habría dado un paso adelante con la Travessa per la Llibertat en dirección a afianzar su posición en el partido, del que es uno de los vicepresidentes, junto a Elsa Artadi, Josep Rius y Anna Erra. Y es que parece que su paso por la prisión ha pasado a un segundo plano, ya que en el seno de su partido ven al exconseller “con muchas ganas de seguir haciendo política” e implicarse a fondo en su formación, en contraste con el también exconseller Joaquim Forn, con quien compartió encarcelamiento y que tiene previsto mantenerse en un segundo plano, o Josep Rull, que ahora piensa volcarse sobre todo con su familia.

Pese a que sigue inhabilitado para ejercer un cargo público por la condena del Tribunal Supremo, en JxCat destacan que Turull podrá intensificar ahora sus contactos con el territorio, visitar alcaldes y agrupaciones del partido e, incluso, intentar atraer a antiguos compañeros de militancia que, a diferencia de él, decidieron permanecer en el PDeCAT en otoño de 2020. Con larga experiencia política, JxCat sitúa a Turull como uno de los nombres que, “cuando llegue el momento”, pueden adquirir más peso dentro de la dirección del partido. Más si cabe cuando Sánchez está en la picota tras las tortuosas negociaciones para formar Govern con ERC. De hecho, el proceso dejó heridas en JxCat, donde hubo críticas internas al estilo negociador del secretario general. Ello conllevó que algunos dirigentes se desmarcaran de integrar la Generalitat -Artadi o Rius, por ejemplo- y que militantes pusieran en marcha una campaña de recogida de firmas para que fuera apartado de la dirección, un movimiento atajado por Puigdemont. Sea como fuere, el futuro de JxCat podría pasar por un Turull reforzado y al que algunos ven ya en cabeza del partido en un plazo medio.