Un tsunami ha arrasado esta mañana la cárcel del Pamplona. Una ola de valor, de generosidad y de vida que ha impactado con fuerza entre las altas paredes del presidio. 68 presos (60 y 8 mujeres) han participado junto con Maixabel Lasa, la directora Iciar Bollaín y el consejero Eduardo Santos en un coloquio tras la proyección de la película sobre los diálogos restaurativos entre la viuda de Juan Mari Jáuregui y dos de los asesinos de su marido. Allí el relato de Maixabel ha resonado con toda su crudeza. "Gracias por creer en las segundas oportunidades", ha agradecido uno de los reclusos.

No hay seguramente un lugar más apropiado para proyectar Maixabel que una prisión. Una historia que habla de convivencia, de diálogo y de la deslegitimación de la violencia desde los ojos de una víctima capaz de empatizar con su victimario. También de reinserción, de autocrítica y de rechazo al propio pasado. Una evolución personal que lleva a dos presos de ETA, Ibon Etxezarreta y Luis Carrasco, a transitar desde la celebración de un asesinato a reconocer el daño causado en un encuentro personal con la viuda. E incluso, en el caso de Etxezarreta, a participar en un homenaje junto a los compañeros de partido de su víctima.

La proyección y el posterior coloquio ha impresionado a los reclusos -ninguno de los 10 presos de ETA quiso participar-, que han cerrado la película con un sonoro aplauso, y que han aprovechado el turno de preguntas para destacar la "valentía" y el "coraje" de Maixabel. "Yo no hubiera hecho lo que usted. Hubiera devuelto con la misma moneda", ha apuntado uno de los participantes.

En una sociedad tan polarizada sorprende el ejemplo de Maixabel, aplaudida dentro y fuera de la cárcel, pero incomprendida y criticada también por una parte de la sociedad, que no acepta que la víctima pueda llegar a empatizar hasta el punto de felicitar las navidades a la madre de su victimario. "Creo profundamente en que una persona puede cambiar", ha defendido la viuda de Jáuregui ante los reclusos, a quienes ha explicado que participó en los encuentros restaurativos "porque quería escuchar y que él me escuchase a mí".

Maixabel ha admitido la "impresión" que le ha supuesto entrar en la cárcel, y ha confiado en que la su historia sirva también para quienes hoy viven privados de libertad. El coloquio invita a pensar que ha sido así. Durante una hora, una quincena de reclusos han pregunta a Maixabel Lasa por su experiencia vital, por su marido, por su hija, por su capacidad para no responder con el ojo por ojo y su renuncia a la venganza. "Siempre hemos tenido claro, yo y Juan Mari, que con la violencia no se consigue nada", ha explicado la propia Lasa, que se ha mostrado orgullosa de que hija haya sabido crecer sin odio. "Al final tienes que vivir, y para vivir el odio es lo peor que puedas tener, el odio no te deja vivir", ha subrayado.

El reto ahora pasa por explicar a sus tres nietos quién fue su "aitona" y por qué fue asesinado. "Lo haremos de la forma más normal posible, y creo que la película nos va a ayudar a explicarlo, porque es un canto a la conviviencia, al respecto y a la deslegitimación de la violencia", ha subrayado Lasa, para quien lo importante es que entiendan "que se puede convivir con gente que piensa distinto", y que "con violencia no se consigue nada".

Las segundas oportunidades

Hay sin embargo un valor especialmente importante dentro de una prisión, y no es otro que el de la segunda oportunidad. El de la reinserción, muchas veces relegada en el marco de una política penitenciaria cada vez más punitiva. Quizá por ello, algunos de los reclusos se han mostrado especialmente interesados en la capacidad de Maixabel para reunirse con sus victimarios. "Me he sentido en la obligación de escucharles porque me lo han pedido. Y de que ellos me escuchen a mí. Les tienes que dar esa segunda oportunidad", ha explicado Lasa.

La película incluye un momento especialmente impactante. Finalizado el viaje desde la violencia hasta el reconocimiento del dolor causado, Etxezarreta decide acudir al homenaje de Jáuregui en el monolito de un monte cercano a Legorreta, varias veces destrozado. Lo hace acompañado de Maixabel, que se sube al vehículo junto a él para enseñarle el camino. "Para mí era lo normal", ha relatado la propia Lasa. "Hay naturalidades que desarman", ha señalado Eduardo Santos.

El hoy consejero de Justicia del Gobierno de Navarra, cuya consejería ha organizado el coloquio en la cárcel, acompañó a la viuda de Jáuregui en aquellos encuentros con Etxezarreta. También al homenaje en el que participaron otros dirigentes del Partido Socialista, y no todos compartían su presencia. "Lo aceptaron porque me quieren", ha ironizado Lasa, que no obstante ha apostado por la la política penitenciaria se oriente siempre "hacia la reinserción de los presos, bien sea de carácter terrorista o de cualquier otro tipo de delito".

Es uno de los mensajes que deja la película, y coloquios como el de hoy sirven para conocer si han llegado a la audiencia. Así lo ha admitido la propia directora, Iciar Bollaín, que admite que esta película no hubiera sido posible con ETA todavía en activo, y que no oculta su temor a que la película pueda ser malinterpretada. "Vivimos en un clima político muy crispado, en el que hay poca reflexión, hay mucho griterío. Y pensaba que si la gente no ve la película podía malinterpretarla", ha explicado Bollaín, que ha incidido en que el mensaje de la película "es claro": "Que la violencia no lleva a ningún lado y es importante decirlo para que no se repita".