- El Gobierno de Navarra sufrió ayer una de las mayores derrotas parlamentarios en lo que va de legislatura. Y lo hizo además de forma inesperada. Navarra Suma y EH Bildu tumbaron la Ley de Sanidad Animal, que buscaba poner coto a las macrogranjas, y que entre otras cuestiones regulaba la distancia entre explotaciones ganaderas y fijaba un límite máximo de 1.250 unidades de vacuno o porcino por instalación.

Una medida en la que, sobre el papel y con sus matices, todas las fuerzas políticas parecían estar a favor de regular, pero que ha derivado en un tropiezo importante para el Gobierno y un problema para el Departamento de Medio Ambiente, que debe buscar ahora alternativas legales que cierren la puerta a futuras macrogranjas a partir del 30 de mayo, fecha en la que finaliza la moratoria aprobada en 2019.

La norma había superado con éxito todo el trámite parlamentario. Solo quedaba la aprobación definitiva de ayer en el pleno, donde la consejería de Itziar Gómez necesitaba al menos la abstención de uno de los dos grupos de la oposición. Confiaba en el apoyo directo o indirecto de Navarra Suma, que ya se abstuvo en la comisión. De hecho, la formación de Esparza sumó allí sus votos a los de la mayoría de Gobierno para evitar que prosperaran las enmiendas de EH Bildu. El Departamento afirma además que su portavoz del ramo, Miguel Bujanda, le había garantizado la aprobación de la ley, algo que el parlamentario niega.

Verdad o no, el resultado es que los dos grupos de la oposición acabaron votando en contra, aunque por motivos opuestos. A diferencia del debate en comisión, mucho más comedido, Navarra Suma elevó ayer la crítica a una ley que "atenta contra los principios de libertad de establecimiento y libre prestación de servicios consagrados en el Tratado de la Unión Europea". "Navarra Suma no puede apoyar una modificación que en cuanto alguien la recurra en los tribunales tiene riesgo de caer", avisó Bujanda.

En el lado opuesto estaba EH Bildu, que ve insuficiente la ley y que planteaba reducir el límite hasta las 850 unidades en las explotaciones de vacuno y 720 en las de porcino. La propuesta fue rechazada en comisión, según denunció Adolfo Araiz, sin ninguna voluntad de negociación. "El Gobierno debería saber que con nuestro grupo primero se dialoga, después se negocia y en tercer lugar se acuerda, y en esta materia ni siquiera hemos llegado al estado de diálogo", reprochó.

De poco sirvieron los argumentos de la consejera, Itziar Gómez, que aseguró que con esta ley Navarra sería "la única comunidad con tamaños máximos de explotaciones ganaderas para todas las especies". "Esta es una medida de respaldo al modelo de explotación ganadera, familiar profesional, por la que apuestan el Gobierno, el sector y la unanimidad política de la Cámara", subrayó.

Una mayoría que sin embargo no se trasladó ayer al Parlamento, y que ahora obliga al Departamento a buscar una alternativa que puede ir desde ampliar la moratoria actual a elaborar otra ley por la vía de urgencia. Porque que deberá estar en vigor antes del 30 de mayo para que macrogranjas como la de Valle de Odieta en Caparroso no amplíen sus instalaciones. Hay margen también para que el Gobierno central apruebe su propia normativa, pero no está claro que vaya a llegar a tiempo.

El resultado de la votación deja en cualquier caso un mensaje político para el Gobierno, que todavía tiene pendiente de sacar algunos proyectos importantes para los que no tiene el apoyo garantizado. Es el caso de la Ley de Vivienda, la de Cambio Climático o la reforma del Convenio, ya en tramitación parlamentaria, y otras leyes importantes que faltan por llegar. Fiarlo todo a la buena voluntad de Navarra Suma quedó claro ayer que tiene sus riesgos.

Contra la explotación intensiva. La reforma pretendía dar rango de ley al decreto foral de 2019 que limitaba las macrogranjas, y hacer estable la limitación del número de animales.

1.250 unidades. Según la ley, las explotaciones ganaderas nuevas o las ampliaciones de las existentes no podrán superar las 1.250 unidades (vacuno de leche y carne), incluidas las explotaciones de ganado bravo. La cifra es la misma que la aprobada en la moratoria de la pasada legislatura.

Limitación geográfica. La ley regulaba también las distancias entre explotaciones en base a circunstancias geográficas y las características de las especies ganaderas, el tamaño de la explotación, el tipo de explotación y el riesgo epidemiológico en base a condiciones higiénico sanitarias.

Esconde el voto. Llegó el debate de la Ley de Sanidad Animal y nadie tenía claro qué iba a hacer Navarra Suma. Aseguran en el Departamento de Medio Ambiente que su portavoz en la materia, Miguel Bujanda, había garantizado personalmente a la consejera que la ley saldría adelante. Bujanda sin embargo lo niega, alegando que nunca dijeron qué iban a votar y que su abstención en comisión no era determinante. El Gobierno en cualquier caso confiaba en la aprobación, algo que intuía también EH Bildu, que incluso emplazó a Bujanda a aclarar su voto durante el debate ante la ambigüedad que había mantenido en la tribuna. No lo hizo, y la sorpresa saltó en el luminoso de la Cámara cuando salieron más luces rojas que verdes en el recuento de la votación. Algo parecido a lo que recientemente ocurrió en el Congreso con Sergio Sayas y Carlos García Adanero, solo que esta vez el Gobierno sí salió derrotado, y que deberá busca alternativas a la ley, esta vez, sin contar con Navarra Suma.