- "No hemos aprendido casi nada". El dolor impregna el recuerdo de las víctimas del franquismo y más en un contexto bélico como el actual. La aseveración corresponde a Maite Canedo, nieta de Heliodoro Patricio Jorge Laca, vizcaino ejecutado en enero de 1938 e inhumado en el cementerio de Derio. Era natural de Ortuella, vecino de Barakaldo, guardia de asalto, casado y padre de cuatro hijos. El suyo fue uno de los desgarradores testimonios reflejados en los rostros de los 300 familiares que participaron ayer en el acto de homenaje en Derio brindado desde el Gobierno vasco y Gogora a las 2.194 personas ejecutadas en Euskadi entre 1936 y 1945, una generación que, como subrayó el lehendakari Iñigo Urkullu, "dio su vida por la defensa de la causa de la libertad, la democracia y la justicia social", apelando a "reconocer, homenajear y restituir su dignidad".

Emoción desbordada desde el alma en la voz de la centenaria Rosario Valdivielso, hija de Juan José Valdivielso Labrador, natural y vecino de Ondarroa, fusilado tras un Consejo de Guerra en Gijón en noviembre de 1937. O en las palabras de María Natividad Roa, quien evocó a su abuela Florencia Olazagoitia Ceciaga, "socialista republicana" guipuzcoana ejecutada extrajudicialmente en Oiartzun en noviembre de 1936 y embarazada de cinco meses de su cuarto hijo cuando la mataron. "No les importó ni a quienes la denunciaron ni a quienes la asesinaron", censuró, hechos sobre los que ha planeado un silencio que "solo ha beneficiado a los vencedores".

Según la investigación sobre víctimas mortales de la Guerra Civil en suelo vasco del Instituto de la Memoria, la mitad eran civiles, de ellas 60 mujeres y 2.134 hombres. Urkullu lamentó que, durante 40 años, el régimen franquista "trató de humillarles y borrar su nombre y su memoria de la faz de la tierra". "No pudieron porque su ejemplo estaba vivo en el fondo de nuestros corazones y en el alma de este país", destacó, loando su legado recogiendo "su testigo y reafirmando nuestro compromiso con los principios y valores democráticos frente al totalitarismo y la intolerancia". El lehendakari precisó que muchas fueron "fusiladas contra los muros" del propio cementerio de Vista Alegre, "símbolo de la barbarie franquista".

El Jefe del Ejecutivo vasco constató cómo en esas familias "no hay lugar para el odio ni la venganza, sus palabras son de amor y firmeza. Amor a los suyos y firmeza moral en defensa de su dignidad y la justicia de su causa". E incidió en el testigo cedido por "toda una generación abocada a una guerra que no provocó y que enseñó a que luchar en el frente defendiendo la libertad contra la agresión fascista era compatible con una visión humanista y democrática". Urkullu profundizó en que Euskadi dio entonces "una lección al mundo con su opción por humanizar la guerra" con los canjes de presos, "condiciones dignas en las prisiones, juicios justos y conmutación de penas" o en la protección a "miles de niños y niñas garantizando su salida organizada" y a familias "que fueron acogidas en distintos países de Europa". Escenario que nos golpea hoy en día y nos da de bruces con la dura realidad ante la "cruel invasión de Ucrania por la fuerza". "La guerra siempre es una tragedia, en todos los sentidos, sobre todo en lo referente a derechos fundamentales", zanjó.

Asimismo, se proyectó un vídeo donde se relató la forma en la que el bando sublevado llevaba a cabo las ejecuciones, por Consejo de Guerra o extrajudicialmente, en cada territorio de Euskadi. Pudieron apreciarse fotografías de las víctimas, así como las últimas reflexiones, recogidas en unas cartas. También se hizo una ofrenda floral.

"El régimen franquista trató de humillarles

y borrar su memoria:

no pudieron"

Lehendakari de la CAV

"Toda la vida luchó

por la libertad y por

sus ideas: salir adelante fue muy duro"

Hija de Juan José Valdivielso

"Estaba embarazada de cinco meses, pero no

les importó a quienes la denunciaron y mataron"

Nieta de Florencia Olazagoitia