Donostia - Políticos, curas y militares son los colectivos en los que menos confían los vascos, según Eustat. Los profesionales de la política son los peor valorados, con una puntuación de 2,2, seguidos por los sacerdotes, con un 4,3, y los militares, con un 4,4. En el lado contrario, la profesión médica sigue siendo la mejor valorada por los vascos, con una puntuación de 7,6, seguida de la científica y el personal docente, con un 7,1. Los empresarios y empresarias, por su parte, se quedan cerca del aprobado con un 4,9.

El Instituto Vasco de Estadística hizo públicos ayer los resultados de la Encuesta sobre Capital Social 2017, en la que concluye que la confianza de la población vasca en la gente ha mejorado con respecto a la anterior encuesta de 2012: ha pasado de 5,8 a 6 puntos sobre 10. Las redes familiares y de amistades son las que reciben la mejor nota, 7,2. Por el contrario, las instituciones suspenden con un 4,8 a pesar del incremento de tres décimas.

La población vasca cuenta con una media de 24 personas en su entorno, cifra que se reduce a trece cuando se refiere al entorno más cercano -en 2012, el número de personas del entorno cercano ascendía a once-. Las redes sociales son bastante homogéneas. De hecho, casi seis de cada diez vascos no tiene entre sus amistades personas de otras creencias religiosas, otra nacionalidad, otra posición social u otra tendencia política. Sin embargo, existen diferencias en relación a la edad y el nivel de estudios. Por ejemplo, los menores de 35 años tienen las redes menos homogéneas (4,7), mientras que los mayores de 65 son los que tienen las relaciones más homogéneas (8,1).

Participación electoral En relación con la participación social de la población vasca, esta se centra en la electoral, con un valor medio de 7,5, lo que vendría a suponer que ha votado en tres de las últimas cuatro elecciones. En cambio, la presencia en las asociaciones es de 0,6. La población vasca también se muestra interesada en temas socio-políticos (5,9), que contrasta, en cambio, con su actividad social y política, que es más bien escasa (1,20).

Respecto a la información sobre los asuntos públicos, la población vasca se considera solo medianamente informada (5,6) y, ello, pese a la abundancia de fuentes de información de distinto ámbito territorial (6,5 de media) y a la amplia utilización de los medios de comunicación (6,5). En este sentido son los pensionistas los que declaran acceder con menos frecuencia a los medios de comunicación (5,3), frente a los ocupados que se sitúan en primer lugar (7,1).

Se aprecia que la población se encuentra más informada de los asuntos que le resultan próximos, preferentemente de su barrio o vecindario, de su municipio o de la Comunidad Autónoma (más del 40% considera que su nivel de información es alto), mientras que lo está menos sobre el Estado español (un tercio considera alto su nivel de información) y, sobre todo, respecto a Europa (apenas un 29% tiene mucha información).

la corrupción Por último, la percepción de la corrupción (6,4 sobre 10) sigue en niveles altos, muy similar a 2012 (una décima por encima), en contraste con la sensación de seguridad (8) y con el índice de felicidad y salud, que se sitúa en un 7,1, ambos estables también. Según Eustat, la felicidad y la salud muestran una relación estrecha con las clases sociales, ya que las más privilegiadas presentan un valor de 8,1 y las más bajas un 6,3.

Redes. La población vasca cuenta con una media de 24 personas en su entorno. Las redes de amigos, mientras, son homogéneas en un 59%: misma creencia religiosa, nacionalidad, posición social o tendencia política.

INSTITUCIONES. Pese al incremento de tres décimas respecto a 2012, la población vasca sigue sin confiar demasiado en las instituciones, que obtienen una puntuación del 4,8.

Profesiones. La profesión médica sigue siendo la mejor valorada (7,6), seguida de la científica y del personal docente (7,1). En el extremo opuesto están los profesionales de la política (2,4), los sacerdotes (4,3) y los militares (4,4).

Corrupción. La percepción de la corrupción sigue en niveles altos (6,4), una décima más que en 2012.