pamplona - La Sección Primera de la Audiencia navarra ha confirmado una condena de seis meses de prisión por un delito de acoso a un vecino de una localidad navarra por acosar a una amiga de su sobrina que le había rechazado en múltiples ocasiones. El acusado le llegó a telefonear en una madrugada hasta en 21 ocasiones para intentar hablar con ella, aunque esta le había bloqueado. El procesado recurrió la condena que se le impuso en el juzgado de instrucción, pero la Sección Primera no ha atendido los motivos de su apelación. La Sala considera que existió una situación de acoso insistente y reiterado, ya que se ha acreditado “la búsqueda de cercanía física y el intento también reiterado de establecer por el denunciado una comunicación no deseada con la denunciante y se acredita también la alteración grave de su vida cotidiana”.

Los hechos se iniciaron en junio de 2017 después de que el acusado conociera a la víctima, que era amiga de una sobrina. A partir de esa fecha, empezó a entablar contacto, comenzó a insistir de forma recurrente para que hablara con él, manifestándole la joven su negativa y pidiéndole que dejara de llamarla. Pese a ello, el acusado insistió, desarrollando una conducta que “perseguía forzar a la víctima a hablar y mantener contacto con él, comenzando a seguirla hasta su domicilio y a su lugar de trabajo, realizando esperas en los mismos, así como en los lugares que la misma frecuentaba, quedándose mirándola fijamente y diciéndole háblame, como no me hables te voy a hundir y pidiéndole de rodillas en medio de la calle que le hablara”, recoge el fallo.

En el marco de esa dinámica de hostigamiento, el acusado estuvo llamándola durante cerca de seis meses de manera insistente a su teléfono, desde junio hasta diciembre de 2017, le llamó en más de 80 ocasiones, en muchas ocasiones de forma consecutiva y a altas horas de madrugada”. La víctima ha tenido que cambiar sus rutinas, según refleja la resolución, y ser acompañada por amigos ante el temor de encontrarse con el procesado, el cual la busca por los lugares que la misma frecuenta a todas horas, pese a que ella le ha dicho reiteradamente que no quiere saber nada de él y que quiere que la deje en paz y poder continuar con su vida”. - E. Conde