pamplona - En Navarra casi el 40% de la población adulta de entre 15 y 64 años y cerca del 39% de los jóvenes entre 14 y 18 años han probado el cannabis alguna vez. Así, el porcentaje de quienes lo ha consumido en los últimos 30 días se sitúa en un 22% en la población de 14 a 18 y en un 19% en el grupo de 18 a 29 años. Teniendo en cuenta estos datos, destaca que las prevalencias de consumo de cannabis en la Comunidad Foral son superiores a las de la media estatal, siendo la CAV, Navarra y Valencia las comunidades con prevalencias más altas de todo el Estado. Asimismo, España registra unas de las prevalencias más altas de Europa junto a Francia e Italia.

Debido a la normalización de estos consumos, todavía inferiores a los del alcohol y el tabaco, el Departamento de Salud ha puesto en marcha una nueva campaña bajo el lema El cannabis afecta a tu cerebro ¿Lo has pensado?, con la que propone, tanto a población joven como adulta, reflexionar sobre el consumo recreativo de cannabis, bajo la creencia de que es inofensivo. Además, informa de los riesgos para la salud que supone, especialmente si el consumo es continuado y en menores, ya que puede suponer la ruptura de trayectorias vitales (fracasos escolares o laborales, complicación de las relaciones familiares o de amistades, accidentes, etc).

Enmarcada en las acciones que realiza el III Plan de Prevención sobre Drogas y Adicciones, el consejero de Salud, Fernando Domínguez, presentó ayer la campaña junto a la directora gerente del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN), María José Pérez Jarauta, y la jefa de la sección de Promoción de la Salud y Salud en todas las políticas del ISPLN, Marga Echauri.

La nueva iniciativa, como planteó Pérez Jarauta, busca un triple objetivo: promover una percepción social ajustada al conocimiento científico sobre los riesgos y consecuencias del consumo de cannabis, marihuana y otros derivados; reducir los riesgos asociados al consumo, especialmente en jóvenes, propiciando la reflexión y aportando elementos para la toma de decisiones saludables; y fomentar el debate social.

Por su parte, Echauri señaló que estos consumos se amplían desde los espacios de ocio a situaciones de la vida cotidiana como el estudio y trabajo, y es que “el cannabis se ve y se consume como natural e inofensivo cuando en realidad tiene riesgos para la salud”. Según explicó, los efectos buscados no siempre se producen y pueden variar de una persona a otra porque dependen de la cantidad y la frecuencia del consumo, la edad, el sexo, el peso, la predisposición genética de la persona o el entorno social.

Si bien se requieren más estudios para concluir respecto a los efectos del consumo ocasional, continuado y de riesgo, problemático o adictivo, el consejero de Salud destacó que se constata un aumento de la presencia del cannabis en los accidentes de tráfico, y es que en el 42% de las autopsias realizadas en 2017 a fallecidos en estas circunstancias las pruebas pertinentes dieron positivo en drogas. Asimismo, el cannabis aparece también acompañando a las intoxicaciones etílicas atendidas en urgencias pediátricas (menores de 15 años) en las cuales la presencia de cannabis se ha duplicado en la última década, pasando de un 7 a un 14%.

En los Centros de Salud Mental el número de pacientes atendidos con trastornos mentales y del comportamiento debidos al consumo de cannabinoides como diagnóstico principal o secundario se mantuvo en 362 casos en 2017, y 355 en 2018. Respecto a las atenciones en adolescentes, el programa Suspertu de Proyecto Hombre tuvo 72 nuevos ingresos en 2018, de los cuales 51 manifestaron consumo de cannabis con un patrón mayoritario de consumo diario y edad de inicio de 14 años, mayoritariamente chicos.

¿En qué influye? El consumo de cannabis influye en el cerebro en funciones relacionadas con la memoria, el pensamiento, la concentración, el movimiento, la coordinación, el apetito, el dolor, el placer y la percepción sensorial y del tiempo. A corto plazo produce efectos que se perciben como beneficiosos como bienestar y una cierta euforia. Pero también produce deterioro de la memoria y dificultad para realizar tareas que requieren atención, lo que puede afectar al aprendizaje y el rendimiento escolar o laboral, favorecer el absentismo y el fracaso.

Accidentes. El THC presente en el cannabis se considera la causa principal del deterioro de las capacidades de conducción y manejo de algunas máquinas (atención, concentración, coordinación y tiempo de reacción), lo que da lugar a accidentes de tráfico o laborales con distintas consecuencias.

El ‘blancazo’. La tolerancia al THC es muy desigual, y diferentes dosis en distintas personas puede provocar una intoxicación que produce malestar de estómago, que se suele acompañar de sensación de agobio, falta de movilidad, sudores o escalofríos, aumento del ritmo cardíaco, desorientación, etc.

Salud mental. Se relaciona con reacciones mentales adversas como ansiedad, miedo, desconfianza o pánico y se estudia también la asociación encontrada en algunos casos entre consumo de marihuana y episodios aislados de psicosis aguda con alucinaciones, delirios, paranoia y pérdida del sentido de la identidad personal o como desencadenante de la implantación de algunos problemas graves de salud mental.