Los agentes más veteranos del Grupo de Radar de la Policía Foral recuerdan otros tiempos, tampoco muy lejanos, en los que el control de la velocidad en Navarra se realizaba con cámaras de carrete. “Disparabas la cámara y con cierto tiento avisabas a la patrulla de apoyo de qué vehículo era. A veces solo podías indicar el color y cruzabas los dedos para que la foto estuviera enfocada y se viera la matrícula cuando revelabas el carrete”. Hoy en día, los equipos con los que cuenta la Policía Foral para controlar la velocidad en las carreteras navarras emplean tecnología láser y entre sus máximos exponentes se encuentra el radar Velolaser, un compacto dispositivo que se puede usar sobre trípode, adherido a un guardarraíl, o incluso montado en el parachoques trasero de un coche patrulla o una motocicleta.

Este cinemómetro, idéntico al que publicitó masivamente la Dirección General de Tráfico la pasada Semana Santa como novedad en la Guardia Civil, aspira a sustituir en los próximos años los equipos Autovelox que también emplea la Policía Foral, pero que son superados por el radar Velolaser en aspectos como la versatilidad. “Los radares Autovelox, que llevan en servicio casi una década, solo se puedan usar sobre trípode, por lo que hay sitios de algunas carreteras en las que no podemos utilizarlos. Por ejemplo, tenemos un viaducto en la N-121-A, pasado Endarlatsa hacia Pamplona, en el que podemos situar el Velolaser en el guardarraíl, algo que no podríamos hacer con los equipos Autovelox, más voluminosos”, explica Conrad Posadas, jefe del Grupo de Radar de la Policía Foral.

Además, el nuevo cinemómetro Velolaser que el Cuerpo autonómico estrenó el año pasado Foral tiene capacidad para enviar las fotos de las denuncias de forma inalámbrica por bluetooth hasta la tableta usada como terminal por los agentes, lo que posibilita que “no tenga que estar el vehículo policial en las proximidades. Podemos poner el radar en una vía superior y nosotros situarnos debajo, por ejemplo. Sin embargo, con el radar Autovelox es necesario el cableado que va desde el propio radar hasta la pantalla en la que visionamos las fotografías de los infractores, así como a las fuente de alimentación”, señala Posadas.

Lo que comparten ambos equipos es la tecnología láser, que permite proyectar haces hacia la carretera que son atravesados por los vehículos, lo que permite medir la velocidad a la que circulan. “Las fotografías que son la base de la denuncia quedan almacenadas en la CPU integrada en el radar Velolaser o en la CPU externa del Autovelox, que son enviadas directamente al centro de gestión de denuncias que la DGT tiene en León. Solo las denuncias que se notifican al conductor presencialmente son tramitadas en la Jefatura Provincial de Tráfico en Navarra sin pasar por León”.