pamplona - La mujer de Pablo Ibar, Tanya, puso ayer punto y final a los testimonios de los testigos de la segunda parte del juicio, en el que se decidirá si se le impone al vasco-estadounidense la pena de muerte o la cadena perpetua por el triple asesinato cometido el 27 de junio de 1994 en Mimamar (Florida). La primera fase de la vista oral finalizó con el veredicto de culpabilidad emitido por el Jurado el pasado 19 de enero. La defensa ya ha anunciado que recurrirán sea cual sea el fallo. Según informó el portavoz de la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, Andrés Krakenberger, anoche terminó la tercera sesión de la segunda parte del juicio, con las declaraciones ante el Tribunal de Fort Lauderdale, en Florida (EE.UU.) de los testigos de la defensa.

Estos testimonios concluyeron con el testimonio de Tanya Ibar, esposa del acusado, que lunes, en declaraciones a los periodistas, ya aseguró que esperaba poder llegar “al corazón” de al menos uno de los doce miembros de jurado, con el fin de poder evitar la unanimidad necesaria para poder condenar a la pena capital a su marido.

Al finalizar de las testificaciones, la Fiscalía tendrá derecho a réplica y será después cuando los doce miembros del jurado se retire para tomar una decisión sobre la recomendación que hará al magistrado, Dennis Bailey, de imposición de una sentencia de pena de muerte o de cadena perpetua. En caso de que se decidan por la primera opción, el juez Bailey tendrá la potestad de rebajarla a cadena perpetua, pero si es la segunda opción el magistrado no podrá imponer la condena más alta. La previsión es que la deliberación sea mucho más corta que en la fase anterior del juicio el pasado mes de enero por lo que el veredicto final podría conocerse hoy mismo.

Enfrentamiento con el juez La sesión de ayer fue más tranquila que el turbulento final que se vivió en la sesión del lunes cuando Pabloi Ibar se enfrentó abiertamente al juez Bailey y al propio fiscal en ausencia del jurado. Todo comenzó cuando, antes de producirse el testimonio de Ron McAndrew -un trabajador del sistema penitenciario de Florida desde 1978 y que afirmó estar impresionado por el historial penitenciario de Ibar-, la Fiscalía planteó convocar para su turno de réplica a un preso del corredor de la muerte que afirmó haber sido amenazado por Ibar, un hecho sobre el que los funcionarios no abrieron expediente sancionador al considerar la queja “carente de fundamento”.

A pesar de las protestas de la defensa, el juez acordó convocar al testigo. Fue en ese momento, cuando Pablo Ibar “perdió la paciencia” y se dirigió directamente al juez, para acusarle de “manifiesta falta de imparcialidad”, ya que ese preso “formulaba denuncias con regularidad” contra todos los presos que tuviera al lado de su celda para que le cambiaran “con cierta periodicidad”. Ibar reveló, además, que ese preso, desde entonces, ha sido sacado del corredor de la muerte por enfermedad mental y se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico.

Testimonio de Cándido Ibar Tras una pausa prestó testimonio Cándido Ibar, padre de Pablo, que narró que su hijo siempre fue un buen deportista, primero como jugador de fútbol americano en la escuela, tras lo cual decidió seguir los pasos de su padre como pelotari. El padre relató que su hijo creció en un ambiente urbano de clase media y describió su relación con sus hermanos de “excelente en todo momento”. A preguntas del Fiscal, Cándido Ibar informó de que Pablo tenía la nacionalidad española desde que nació. Cuestionado por qué no formalizó la obtención del pasaporte hasta después de ser condenado a muerte, el padre replicó que la madre, de origen cubano, “tenía cierto recelo a la hora de hacerlo”. Por ello, decidieron hacerlo tras el fallecimiento de la madre. - D.N.