pamplona - En pocos días ha pasado de dirigir el colegio público Víctor Pradera-Paderborn a presidir el Consejo Escolar de Navarra. El salto es notorio. ¿Le costó aceptar el cargo?

-No me costó decidirme. En la balanza de pros y contras sólo había uno en contra, y era cómo iban a reaccionar las familias del colegio. Lo hablé con ellas, vieron positivo que su director aceptara un cargo de esta envergadura, y acepté. Es un trabajo ilusionante, con muchos retos, algo que me apasiona. Llego al Consejo con la mentalidad de unir, de buscar puntos de encuentro y de contribuir con mi experiencia en la enseñanza navarra. Vengo de la trinchera, conozco las limitaciones pero también sé que hay muchas cosas que se pueden conseguir con trabajo y las ideas claras.

El anterior presidente quiso en dar a conocer la labor y los proyectos de los centros y del profesorado a través de distintas jornadas, ¿qué ideas quiere aportar?

-Quiero aportar nuevas ideas partiendo siempre del trabajo realizado por mis predecesores. Hay dos cuestiones en las que quiero incidir como presidente: la primera es trabajar para alcanzar un pacto social y educativo en Navarra y la segunda, abordar la correcta y equilibrada distribución del alumnado desfavorecido. Tengo muchas ideas en la cabeza y junto a otras aportaciones quizá, no este año, pero el siguiente podríamos llegar a un quórum. Las formas pueden ser discutibles, pero lo que está claro es que hay una red y un modelo educativo que acoge a la práctica totalidad de este alumnado y eso genera una educación que no es justa, ni equilibrada ni ofrece igualdad de oportunidades.

Usted sabe de lo que habla. El centro que ha dirigido durante 25 años, el CP Víctor Pradera-Paderborn, se ha transformado en los últimos años gracias a su propuesta de aprendizaje de lenguas. Ha pasado de ser un colegio de una línea y con alumnado muy desfavorecido a ofertar tres líneas y contar con un alumnado más equilibrado.

-Así es. Mi antiguo centro tiene ahora un equilibrio muy importante del alumnado, pero antes no era así. Creo que hay que trabajar para lograr esta distribución equilibrada, es uno de los principios básico y, en mi opinión, no se ha conseguido antes porque nadie ha creído de verdad en esto. Con independencia de que haya libertad de elección de centro. Creo que se deben conjugar ambas cosas. Aparte de estos grandes retos también me gustaría hacer unas jornadas sobre la inclusión y otras sobre el tratamiento de las lenguas en los centros escolares.

¿Echa en falta a algún sector del mundo educativo en el Consejo Escolar de Navarra?

-Sí. Por ejemplo en años anteriores en el Consejo Escolar se ha hablado del Programa de Aprendizaje en Inglés (PAI) y una asociación como Britila, que representa a un buen número de centros PAI, no pudo aportar su visión. Soy consciente de que para cambiar la representación del Consejo Escolar hay que modificar la ley, pero el presidente puede decidir que un sector tenga voz y presencia en ciertos foros, aunque no tenga voto. Llegado el caso si veo oportuno invitar a un colectivo para que dé su opinión sobre un tema, lo haré.

¿Cree que la sociedad, incluso el mundo educativo, valora la importancia del Consejo Escolar de Navarra, un foro en el que está representada la heterogeneidad de la enseñanza navarra?

- La valoración te la tienes que ganar. Es un foro potente y quizá algo habrá fallado para que no se valore como es debido. En el mundo de la enseñanza también desconoce su importancia. Este es otro de los objetivos, darnos a conocer para que se valore nuestro trabajo.

Lleva toda una vida dedicado a la enseñanza en Navarra ¿Cuáles cree que son sus puntos fuertes y qué aspectos se podrían mejorar?

-La enseñanza navarra presenta buenos resultados en comparación con otras autonomías, pero no debemos caer en la autocomplacencia. Tenemos campo de mejora. En primer lugar en la distribución del alumnado que es clave para conseguir mejores resultados y, por tanto, una educación de calidad. Y otro de los puntos donde hay posibilidades de avanzar es en conseguir que todos los modelos educativos sean válidos para todos los niños. Estos son dos puntos claves pero hay otros como por ejemplo la dignificación de la labor del profesorado, de la función directiva...

¿A qué se refiere con el tema de los modelos? ¿Cree, como dijo el consejero, que hay que mejorar la atención al alumnado con necesidades especiales en los centros PAI?

-Estoy en su sintonía, hay un campo de mejora y hay que ver cómo podemos afrontar este tema. Los centros públicos de castellano, que en su mayoría ofertan el programa PAI, son los que a sufren la llegada del alumnado de incorporación tardía. ¿Qué hacen los modelos para que sigan todo el proceso educativo? Si no dominas una lengua, ¿trabajan contigo en tu lengua hasta que vas introduciendo la segunda lengua? Creo que si trabajamos en espacios de lenguas, y replicamos contenidos probablemente mejoremos la comunicación tanto de los contenidos como de las lenguas. Esto pasa, no hay más que ver las escuelas europeas. Las enseñanzas plurilingües son las mejores para los escolares, pero tenemos amplio margen de mejora.

¿Cree que el PAI se extendió de forma precipitada? Ahora no se pueden convocar plazas con perfil de inglés y esto genera inestabilidad en las plantillas...

-No me sirve decir si se hizo muy rápido o muy lento. Ahora tenemos que mirar hacia adelante y reflexionar si hemos evolucionado bien. Y aunque tenemos buenas evaluaciones, existe un importante campo de mejora. Tenemos un profesorado buenísimo, con gran capacidad, pero en los centros se sufre inestabilidad.

Para poder convocar plazas con perfil de inglés se necesita un cambio en la legislación estatal y de momento no parece viable...

-Para convocar plazas, sí, pero hay otros sistemas para dar estabilidad al profesorado aun no teniendo la plaza. Esto hay que hablarlo, llegar a acuerdos. Si el personal contratado en Sanidad tiene la posibilidad de estar en la plaza varios años, es que es legal. La existencia de este problema no debe hacer que nos carguemos el PAI, que está bien y lo demanda la sociedad sino que lo que debemos hacer es buscar las fórmulas para combatir esa inestabilidad.

¿Qué le parece el acuerdo programático consensuado entre los grupos que sostienen al Gobierno?

-Estoy cómodo en ese acuerdo, a título personal, y creo que recoge buena parte de las cuestiones que he defendido como director de centro.

¿Ve factible llegar a una inversión educativa del 5% del PIB como prometió la presidenta del Gobierno, María Chivite?

-Ese incremento en la inversión educativa forma parte del acuerdo programático así que debería ser factible Además, lo que no se imagina, no sucede. Creo que la inversión en educación debe crecer, de hecho hay países que destinan un 7%, pero también considero que debe haber una responsabilidad sobre la inversión.

El consejero se ha mostrado dispuesto a revisar los conciertos educativos. ¿Qué le parece?

-Tengo mi opinión, pero creo como presidente del Consejo Escolar no debo darla. Esa decisión le corresponde al departamento de Educación, pero lo que sí tengo claro y creo que puedo hablar, no sólo a título personal sino también como presidente del Consejo Escolar de Navarra, es que la educación pública tiene que ser el motor de esta sociedad.

En los últimos días se está hablando mucho de Skolae, ¿qué le parece este plan de coeducación? ¿entiende el revuelo que ha generado?

- Creo que nadie discute que haya que llevar a cabo un programa de coeducación y el departamento ha determinado que sea Skolae. Esto es impepinable. Pero luego hay distintas formas de llevarlo a cabo. A ningún centro se le va a imponer una forma de trabajo concreta siempre y cuando se cumpla con el objetivo que marca el programa. Y esto vale para todos los centros sostenidos con fondos públicos. No puede haber dos barajas.

¿Es partidario de ampliar la enseñanza en euskera a la zona no vascófona?

-La ley hay que cumplirla porque todo el mundo podría encontrar un motivo para no hacerlo. Si no gusta o no se adapta a la sociedad, pues se cambia. En Navarra hay dos lenguas propias que se deben potenciar. Pero también hay que adaptarse a las nuevas necesidades e introducir las lenguas extranjeras porque es evidente que los niños y las niñas del futuro deben de ser políglotas.