PAMPLONA - Lourdes Escribano tuvo un ictus hace 40 años, poco después de haberse jubilado de su puesto de profesora. Una labor que siguió ejerciendo antes del incidente porque “seguí dando clases de Nutrición a adultos”. “Salí a hacer footing como de costumbre, pero aquel día de camino a casa me tropecé con una acera en la calle y caí desmayada.”, explicó. “Como no había nadie en la calle, tuve que llegar a casa como pude, porque estaba a 300 metros, pero mi marido no estaba en casa”. Escribano tuvo que esperar a que él llegará a casa. “Intenté llamarle pero no podía gritar. Por ello, tuve que agarrar un zapato y empecé a hacer ruido para que me escuchara”, confesó.

pérdida de facultades Estuvo en coma un tiempo y cuando recuperó la consciencia, “no podía ni andar. El ictus me afectó a la parte izquierda de mi cuerpo y por ello tampoco podía ver del ojo de este lado”, relató. “Del hospital me derivaron a Ubarmin y empecé a rehabilitarme”, explico. “Fue un momento muy complicado porque justo fui abuela y no podía coger a mis nietos o jugar con ellos”, explicó.

Escribano ha recuperado la visión del ojo y parte de la movilidad, aunque “ya no puedo correr y es algo que echo mucho de menos, y sufro dolores crónicos que solo se pueden paliar con el calor”, confesó. Por otro lado destacó que “el carácter es otro de los aspectos que te cambia el ictus. Me lo dicen hasta en mi familia”, explico.

feliz en adacen Acababa de empezar a rehabilitarse en Ubarmin cuando descubrió Adacen. “En Ubarmin estaba bien, pero me gusto más la atención que dan aquí y empecé a venir a diario menos los miércoles y los fines de semana”, manifestó. “La verdad es que estoy de maravilla aquí, nos cuidan muy bien”, explicó. “Te encuentras con gente que está en tu misma situación o incluso te das cuenta que hay usuarios que están peor”, añadió. A su vez manifestó que “realizamos muchas actividades. Por la mañana leemos el periódico además, realizamos actividades ligados a la actualidad”, confesó.

Escribano recibe atención de fisioterapia y terapia ocupacional. “Estamos trabajando la movilidad de mi brazo ahora. No es fácil pero poco a poco voy realizando los ejercicios y cuando noto dolor, paro”, manifestó.

“He comprobado que ahora ya puedo estar de pie durante un periodo de tiempo y por ello mi ilusión es que volver a dar clase a adultos. Creo que pronto podré hacerlo”, explicó. - A.J.