pamplona - Joxi Artieda (11-6-1975) es un entrenador de fútbol de Etxarri que lleva cinco años trabajando con la cantera en China. La ciudad en la que vive, Guangzhou, está a mil kilómetros del foco del coranavirus en Wuhan. El jueves 23 tomó un vuelo con destino a Bilbao para aprovechar las vacaciones del Año Nuevo en China. Tenía que haber regresado el miércoles 29 a Guangzhou, pero el consulado le aconsejó retrasar el vuelo por el coronavirus. En principio tiene previsto un nuevo vuelo para empezar a entrenar el lunes 10 de febrero.

Se puede decir que a día de hoy está en Navarra como consecuencia del coronavirus.

-Sí, porque tenía que haber vuelto el miércoles 29 y no ha sido posible. Yo el jueves 23 fui al aeropuerto para coger el vuelo, no por el tema del virus, sino aprovechando que tenía una semana de vacaciones, y no había alarma. De hecho, no nos realizaron ningún tipo de prueba. Hice escala en Estambul, y tampoco nos realizaron pruebas. Yo cogí las vacaciones aprovechando que teníamos fiesta por el Año Nuevo en China y podía celebrar aquí el cumpleaños de mi hermano y de mi sobrino, aparte de que en Etxarri había una fiesta el sábado, las Quintadas. Aunque sólo era una semana, me animé a venir. Y ya es aquí donde me he ido enterando en muy poco tiempo que el tema ha ido a más.

¿Cómo les llega la información de la situación en Guangzhou?

-Nos van informando a través del correo o del teléfono desde el consulado de Guangzhou, porque estamos allí registrados. A pesar de que estamos a unos mil kilómetros de Wuhan, nos informan y cada día nos llaman para preguntar si hemos vuelto con el fin de tener registradas las entradas y salidas de españoles. Están pendientes y tenemos relación con ellos, porque jugamos a Fútbol 7 con ellos. Son compañeros en el día a día de allí y nos han dado su número personal para que no estemos esperando a las notificaciones oficiales. Se están portando muy bien. Nos han dicho que en China han alargado las vacaciones de fin de año hasta el 9 de febrero y el 10 todo el mundo tiene previsto volver a trabajar. Nosotros estamos hablando con el club si regresamos para ese día.

¿Su idea es volver?

-Sí, no es una urgencia, porque es para trabajar y no porque tengas allí a la familia, pero la idea es volver siempre que nos den unas garantías. También las competiciones debían iniciarse en marzo, pero ahora la Liga china ha pospuesto el inicio de temporada. Todo está a expensas de lo que vaya diciendo el Gobierno chino. Ahora para nosotros es pretemporada, como en España julio y agosto en cuestión de fútbol. Yo regresaba el miércoles y el 5 de febrero íbamos a Tailandia a hacer la pretemporada hasta el 16, pero el club la ha suspendido porque también se han dado casos en Tailandia. Así que, en principio, volvemos a entrenar el día 10. No pasa nada por esperar una semana más. No es que trabajes con una mascarilla en una oficina. Es entrenar y no puedes hacerlo con mascarilla. Por precaución, tanto el club como los padres quieren que todo esté bien.

¿Conoce a alguien en la zona de Wuhan?

-Sí. Algún compañero que está allí pudo salir dos días antes, porque en esa zona el tema se puso más serio y le avisaron que iban a poner en cuarentena a la ciudad. Así que le hicieron una prueba en el aeropuerto y salió. Pero otros no pudieron salir, porque no tenían el vuelo reservado de antemano, y están encerrados en sus casas y pendientes de repatriación.

¿Antes del 23 de enero la vida era normal en su ciudad?

-Sí. Tenías que llevar la mascarilla, pero no había alarma. Debajo de mi casa había un gran mercado de flores, con motivo del Año Nuevo, y estaba lleno de gente, no había miedo por salir a la calle. Eso sí, con mascarilla. Ahora, por lo que nos dicen los compañeros chinos del equipo que están allí, la gente apenas sale a la calle por si acaso. Y desde la semana pasada, ya en toda China están utilizando la mascarilla. Para ellos no es tan extraño como para nosotros, ya que cualquier asiático la utiliza habitualmente cuando tiene catarro. Para nosotros parece algo grave. Los dos últimos días que entrenamos, los chicos llegaban con mascarilla, pero entrenaban sin ella. El tema no era tan riguroso.

¿Tiene contacto con la gente de su club?

-Sí. Mi intérprete, por ejemplo, me dice que sigue haciendo la misma vida que siempre, que no pasa nada, que sale con la niña a la calle. La gente allí tal vez lo vive de otra manera. También es cierto que las autoridades allí tienen más miedo porque en 2002 creo que tuvieron algún problema con la gripe aviar y tal vez por eso están sensibilizados con el tema.

¿Qué le dice su familia y su gente de aquí?

-Se preocupan. Me vieron en Navidad y me ven otra vez aquí, con la información que llega... Mis padres están acostumbrados a que esté yendo y viniendo. Nunca me había pillado una cosa de estas, pero con seguir las directrices del Gobierno chino ya está. Si puedes volver, vuelves, y si no, esperas un poco más.

Hasta hace poco trabajaba en el Guangzhou Evergrande, que pertenece a la Escuela del Real Madrid.

-En la ciudad hay dos clubes de fútbol. He estado varios años en el Evergrande, pero me hicieron una oferta de este otro club de la ciudad y me fui con otro compañero. Ahora estoy en el Guangzhou RF. Este tiene un convenio con el Ajax en categorías inferiores. Yo ya estoy con el U17, categoría juvenil de aquí. Trabajo con Roberto, que es de Madridejos. Tiene dos niños escolarizados en China. Les han dicho que el 17 empiezan las clases, pero él prefiere retrasar el vuelo a su mujer y los niños con el fin de que cuando lleguen el tema está más controlado.

¿Sigue evolucionando el fútbol en China con las vistas puestas en el Mundial de 2050?

-Sí. Cada vez hay más extranjeros, mejores torneos, entrenadores chinos con responsabilidades... El país va cogiendo cierta cultura de fútbol. Y en cinco años se ve que el país está en un desarrollo continuo, no sólo en fútbol. Están preocupados de la imagen de China al extranjero. Y por ejemplo en Wuhan he estado varias veces, porque allí se trabaja con la Federación china de fútbol. Son ciudades inmensas, muy dispersas... Que hayan conseguido cerrar la ciudad y controlar el brote significa que mucha gente ha trabajado bien. Ahora ha venido el equipo de fútbol de Wuhan a Málaga, que tiene entrenador español, y justo estuvieron entrenando junto a nosotros.