madrid -Las entradas irregulares de inmigrantes en España se redujeron a la mitad en 2019 al pasar de las 64.298 en 2018 (57.498 de ellas por vía marítima) a 32.500, de las que 26.168 fueron por las costa, según el Anuario de la Inmigración 2019 de Cidob. Sin embargo, son cifras residuales respecto al resto de la UE, pues apenas representaron el 5%. Pero en España se ha puesto el foco mediático en la frontera sur porque “es un reto de nuestros gobernantes”, censura David Moya, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona.

Los solicitantes de asilo, por el contrario, se duplicaron, y de los 54.060 de 2018 se superaron los 117.000 en 2019, en su inmensa mayoría ciudadanos de Venezuela, Colombia y países centroamericanos. Pero hay un “escasísimo esfuerzo -critica Moya- por conseguir una política completa de asilo” y el sistema no ha sabido dar respuesta a ese incremento.

Como tampoco se han explorado las vías legales y seguras de entradas de inmigrantes. “Si vamos a ser muy duros y exigentes en las fronteras, tenemos que tener mecanismos legales de acceso”, zanjó.

Mientras todo eso ocurría, irrumpió en la escena política Vox, que aunque en las elecciones de abril no logró los resultados esperados, los mejoró en las de noviembre.

Uno de los artículos del anuario pone de manifiesto cómo la recuperación económica está siendo liderada en buena parte por la población extranjera, que supone el 16% del total de trabajadores. La inmigración ha permitido además que España alcance su máximo histórico de población y ya supone el 11% del total.