ace tan solo un mes la vida iba y venía de forma ordinaria, un día tras otro, el viernes después del jueves y por fin, el sábado. Unos días más o menos lineales, más o menos difíciles, más o menos emocionantes, pero era una vida conocida. Ahora nuestros pensamientos se centran en que un día más es un día menos, pero en horas bajas también caemos en pensar que un día más solo es un día más. Un día más entre estas cuatro paredes. Un día más sin sentir el sol o la lluvia en la cara. Un día más sin pisar la hierva, o también el asfalto. Un día más sin salir a tomar una cerveza con los amigos. Un día más sin besar a mi pareja.

Hoy hace justo un mes que teníamos constancia de que ese coronavirus del que tanto habíamos oído hablar, por los estragos que venía realizando en el sudeste asiático, había llegado a Navarra. El 29 de febrero se registró la primera paciente afectada por el nuevo coronavirus; una infección que le llevó directamente a la UCI. Nos vimos de frente contra un enemigo invisible que ha puesto al mundo, de Oriente a Occidente, de Norte a Sur, patas arriba. Pero, como dicen, a grandes problemas grandes soluciones, y qué hay más grande que la voluntad, la solidaridad y la fuerza de las personas cuando se unen en pro del bien común. Los abuelos y las abuelas dicen que la crisis médica y social por la que pasamos, la del COVID-19, es incluso peor que la Guerra Civil, porque es una batalla en la que vamos a ciegas a por un adversario contra el que no sabemos cómo luchar. Nuestros mayores, por lo general, tienen mucha razón y a menudo nos dan lecciones de vida, pero esta vez se equivocan. Tenemos las mejores armas para combatir el virus: los profesionales sanitarios y sociosanitarios que no titubean a la hora de estar en primera línea en el frente. Son los que atienden a los pacientes, los calman, los tratan, los trasladan. Son quienes cuidan de todos nosotros cuando estamos enfermos, ya sea con un catarro o con cáncer, porque para ellos nada es demasiado. Son ellos los que se están dejando la piel en estos momentos por todos nosotros, cuando la sociedad en general siente que está contra la cuerdas como nunca antes lo ha estado. Son los que pelean al pie del cañón contra una pandemia que ha unido a todo el globo en un solo sentimiento y una sola lucha.

A pesar del miedo, de que no hay abundancia de equipos de protección o de mascarillas, los hospitales y centros sanitarios siguen dispuestos a atender a cualquier enfermo que entre por la puerta. Las horas del día ya han perdido el sentido, los turnos han sido reestructurados y las plantillas han tenido que ser adaptadas a la situación extrema que está creando la pandemia. Como cada día desde que comenzara esta pandemia, a las 20.00 horas los ciudadanos de la Comunidad Foral vienen a recordar y aplaudir la labor de los sanitarios, desde médicos hasta celadores, pasando por enfermería y personal de limpieza, que son nuestros héroes anónimos que, aunque no lleven capa ni espada, no cesan su lucha. Nuestra lucha.

En Navarra ya llevamos 70 personas que han fallecido, un total de 1.829 casos positivos y 827 hospitalizados, de los cuales 84 están en la UCI. Y estas cifras no parar de crecer. También tenemos a 98 personas que se han curado, 28 en el último día y cada jornada son más gracias a ellos, a este gran equipo humano. Para la comunidad sanitaria, que se enfrenta a los horrores del coronavirus a diario, estos números que a todos nos aterran cobran vida, con nombre y rostro. Saben que el riesgo de ser contagiados por el virus está ahí, latente. Y, de hecho, 371 profesionales del ámbito sanitario han dado ya positivo -concretamente 194 personas de las 11.703 que forman la plantilla del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea-, pero el compromiso que han adquirido con la sociedad es mayor que todo eso.

Conductor de ambulancia

"La gente está arrimando el hombro como nunca antes"

Fran García, con casi dos décadas de experiencia al volante de las ambulancias Baztan Bidasoa, actualmente se está dedicando de forma exclusiva al traslado de pacientes, tanto positivos como sospechosos de estar infectados por COVID-19. A lo largo de su trayectoria profesional ha llevado en su vehículo a personas que han podido sufrir infartos, caídas, todo tipo de ataques, accidentes de tráfico, laborales y un largo etcétera, pero nunca se había tenido que enfrentar a algo tan desconocido como este virus que azota a diestro y siniestro. Algo contra lo que ni él ni ninguno de sus compañeros habían tenido que luchar antes.

García, que lleva adelante su jornada laboral enfundado en un EPI (Equipo de Protección Individual), material de prevención que ya empieza a escasear, asegura no tener miedo, pero sí mucho respeto. Una incertidumbre fundamentada en la falta de conocimiento sobre el coronavirus que, conforme avanza la crisis, va dejando información y pistas cambiantes. "Nadie nos asegura que no haya consecuencias posteriores a la infección, y nosotros tratamos con ella todos los días", apunta. También a los miembros de su familia les cuesta conciliar el sueño por las noches debido a la preocupación que cargan a sus espaldas desde hace tres semanas, cuando García salió por la puerta de casa sabiendo que, por precaución, no volvería a estar con los suyos hasta que la pandemia esté bajo control. Una situación sin duda complicada que se le hace más amena gracias a "los tápers de la madre, que son sagrados".

De una manera u otra, el COVID-19 no afecta solo a aquellos que infecta y, sin duda, tampoco hace mella solo en el plano físico, sino que también golpea el ánimo de todos. El equipo de técnicos que estos días vive pegado a las ambulancias y a las decenas de pacientes que atienden tienen también sus horas bajas: "La situación no es fácil, pero entre los compañeros nos echamos una mano. La gente está arrimando el hombro como nunca antes", asegura García. Asimismo, valora de forma muy positiva la inyección de ánimo que supone "el reconocimiento de la sociedad que sale a aplaudir a las ventanas", ya que le hace "sacar las fuerzas de donde no las hay y tirar con el siguiente turno".

Médico de Urgencias del CHN

"Más de tres cuartas partes de las consultas las estamos dedicando a pacientes respiratorios"

Como expone Carlos Beaumont Caminos, el servicio de Urgencias del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) ha experimentado "un cambio de organización bastante importante" para intentar responder a las exigencias que acarrea la epidemia de coronavirus. Así, se ha dividido en pacientes respiratorios y no respiratorios, cuando antes se hacía en graves y leves, de manera que "más de tres cuartas partes de las consultas las estamos dedicando a los respiratorios, que son los sospechosos de COVID-19 y los que más recursos consumen", en el sentido de que "te tienes que poner los trajes, tienes que aislar la consulta, atenderles, luego llevarles a unas salas de espera digamos especiales, solo para ellos, para que no contaminen al resto de personas, limpiar la consulta bien, luego dejarla un rato para que se filtre el aire y se pueda utilizar de nuevo", relata.

El doctor Beaumont reconoce que tras la "incertidumbre" que había al inicio, ahora viven "días difíciles, porque lo que antes se estaba viendo en otros sitios está llegando o ya ha llegado a Navarra". Confiesa que antes de ir a una guardia de 14 o de 24 horas, "tienes cierta ansiedad, porque los protocolos cambian y las cosas van cambiando, porque no sabes qué te vas a encontrar, y porque la situación va a peor", si bien destaca que "la organización del servicio se está adaptando día a día a la situación". Una ansiedad o sensación mayor de alerta que responde al temor de poder infectar a sus seres queridos, porque "igual te contaminas o te contagias y luego vienes a tu casa, donde están los críos que llevan días sin salir y, si se contagian, es porque lo has traído tú".

Respecto a los equipos de protección, el especialista señala que "lo que se oye en el resto de España también pasa aquí, porque no hay abundancia de equipos de protección" y, de hecho, apunta que, sabiendo que no hay muchas, "nos vemos obligados a reutilizar las mascarillas o las batas", que en teoría "no sería lo ortodoxo, pero siempre será mejor eso que no que se acaben". Finalmente, expresa su agradecimiento a aquellos que fabrican pantallas y a los que donan comida a los centros sanitarios, pero principalmente a la población, porque "la gran mayoría está cumpliendo lo que se le dice" y les anima a seguir en esa línea, porque "parece que va para largo. Aún nos quedan días de estar en casa y cuanto más estemos, mejor".

Celador de Urgencias del CHN

"Hemos vivido una transformación de lo que es la urgencia increíble"

"Hemos vivido una transformación de lo que es la urgencia increíble". Así de contundente se muestra Lander Peiró Sagüés, celador en el servicio de Urgencias del Complejo Hospitalario, quien indica que "los protocolos han ido cambiando prácticamente cada día. Ahora está bastante bien organizado, pero al principio fue mucha locura". Afirma que su mayor preocupación es "la salud de los propios trabajadores. El tema de mascarillas, las batas, gafas, todas estas historias. Estamos utilizando mascarillas y solo nos dan prácticamente una por turno, el tema de las batas están como muy cotizadas. Cosas que deberían de ser de usar y tirar los estamos utilizando prácticamente para todo el turno". En este sentido, considera "clave" el tema de la autoprotección, que "tengamos material suficiente y que lo reemplacemos cuando hay que hacerlo. Otra cosa es que si no hay€, pues claro, pero no nos lo dicen claro. No dicen, por ejemplo, tenemos material para 15 días. Los trabajadores no tenemos información clara".

Cuando se cumplen dos semanas de confinamiento, en los que la sociedad les expresa públicamente y a diario el agradecimiento por la gran labor que realizan, Peiró aclara que "no me considero un héroe, yo cumplo con mi trabajo. Somos profesionales y esto es lo que nos toca a nosotros e intentamos hacerlo de la mejor forma posible, pero sí que creo que necesitamos más medios de autoprotección". Del mismo modo, critica que en algunas superficies comerciales las cajeras estén atendiendo sin mascarillas.

Peiró expresa su preocupación porque, cuando sea necesario, "tengamos las camas suficientes" para evitar "una posible saturación del sistema" y reconoce que "son momentos difíciles para todos: para los trabajadores, jefatura, dirección€". Su único alivio, si es que puede denominarse así, es que con toda esta historia valoraremos "qué es lo importante: que es tener una sanidad pública de calidad. Si recortamos en la salud pública luego nos vemos con problemas, y eso que aquí estamos relativamente bastante bien, pero mira Madrid cómo están".

Médico de Urgencias del CHN

"Queremos que la protección que se nos da sea eficaz y que haya más medidas"

También Ángel Hernández Galán, médico del servicio de Urgencias del CHN, quiere que "la protección que se nos da sea eficaz y que haya más medidas de protección, para nosotros y para todos, para los que están en hospitalización y para los que están en Atención Primaria". Esta es su principal demanda porque, como sostiene, "sabemos que trabajamos en malas condiciones, pero es lo normal que pasa con un acontecimiento que no es normal que haya pasado. No se puede trabajar en otras condiciones, tenemos que minimizar un poco las condiciones de trabajo. Ahora mismo es una situación especial y hay que adaptarse a ella".

El doctor Hernández Galán afirma que están viviendo la pandemia "con un poquito de frustración a veces, con un poco de desánimo", aunque "intentamos animarnos entre todos un poco, y bueno, la vivimos mal, porque luego, además, cuando te vas a casa tienes la preocupación de llevarte allí lo que no tienen. Tienes cuidado en el domicilio, pero no puedes asegurar que no los vayas a contagiar porque tú te hayas contagiado".

Hernández, que agradece el aplauso de la población que reciben estos días, considera que no son los únicos a los que hay que dar las gracias, ya que hay "muchas personas que están colaborando: unos haciendo mascarillas, otros haciendo pantallas..., hay mucha gente haciendo muchas cosas y también hay que agradecerles a ellos". Asimismo, pide a los ciudadanos que "cumplan las normas, que no salgan, que no se junten, que intenten minimizar las posibilidades de contagio, que no salgan de casa más que lo necesario; es la única forma de intentar controlarlo y de que la curva no siga hacia arriba, se estabilice un poquito y no nos superen los recursos".

Celadora del CHN

"No hay que perder la confianza porque estamos en buenas manos"

Mari Paz Marcos tiene 49 años y es de Sevilla, aunque lleva ya 15 años afincada en Pamplona. Esta celadora del Complejo Hospitalario señala que le toca "hacer traslados y cuando subo a la planta donde están los enfermos con coronavirus veo mucho estrés, pero hay organización y recursos. Los profesionales van sacando el trabajo. No veo aquí escenas preocupantes que se ven por televisión".

Respecto a las preocupaciones, apunta que "casi todo el mundo está fuera de su rutina y los protocolos cambian a menudo, lo que genera confusión". No obstante, lanza un mensaje de optimismo: "Hay que tener confianza en el sistema sanitario. No perder la confianza y tener sentido común. Los profesionales saben lo que hacen. Estamos en buenas manos".

Médico de Digestivo en el CHN

"Pone de relieve la importancia de tener un sistema sanitario público potente"

Cuando pidieron en el servicio de Digestivo del Complejo voluntarios para ayudar a los compañeros del coronavirus, el doctor Fermín Estremera Arévalo fue uno de los muchos que se apuntaron y, desde entonces, trata a los pacientes en la planta de hospitalización. El facultativo, de 36 años, señala que vive esta epidemia "con bastante incredulidad. Nadie se esperaba esto, nadie lo vio venir y nos ha llevado a una situación absolutamente excepcional, que desde luego en mi generación nunca habíamos visto nada parecido. Nada que impactara tanto en nuestras vidas, ni en nuestro día a día".

Este facultativo indica que tiene las mismas preocupaciones que el resto de la población, "hasta cuándo va a durar esto, sumado a que cada día que pase y sigan subiendo los casos, en el trabajo va a ser más complicado hacer una atención de calidad o de mínimos, incluso". De hecho, se mueve entre dos sensaciones, "entre el entusiasmo de poder ayudar activamente y, a la vez, un poco el temor de infectarte". No obstante, destaca "la importancia de la sanidad pública" y, por ello, considera relevante "tener un sistema sanitario potente y que hay que incentivar".

Tras instar a la población a quedarse en casa, que "es un esfuerzo muy importante, pero realmente útil, y es lo que verdaderamente aporta", confiesa que "lo más duro es la soledad que viven los pacientes y familiares por el aislamiento". Refiere que el problema es que "es una situación para la que nadie estaba preparado". Estremera considera que se está haciendo "un esfuerzo muy grande a la hora de estirar todo lo que se puede los medios que tenemos" y, además, la situación está obligando a que, por ejemplo él, que es médico de Digestivo, pase a una planta de respiratorio, o que personal de Enfermería trabaje en sitios que no ha lo ha hecho nunca, como puede ser la UCI, porque ese estado de excepcionalidad que estamos sufriendo "te fuerza a que tengas que tratar esta situación con personal que no está especializado en esto". Unas medidas que, cuando esto pase, porque lo hará, tendrán su repercusión en las correspondientes listas de espera.

Médico Medicina Interna del CHN

"Tratamos a los pacientes como si fueran nuestros familiares y hacemos todo lo que podemos"

Como sostiene el doctor Rubén Arnáez Solís, la labor que está realizando todo el personal, tanto de limpieza, como de Enfermería, Medicina, auxiliares, celadores€ es "excepcional. Todos somos indispensables, tratamos a los pacientes que tenemos en el hospital como si fueran nuestros propios familiares y hacemos todo lo que podemos, puesto que hay personas que no van bien y no van a ir bien, pero las familias están informadas y el acceso que tienen es aceptable".

Este especialista en Medicina Interna reconoce que los primeros días, hasta que encontraron la "dinámica", fueron "duros", pero "sobre todo por el tema del material, pero no solo para el personal médico, sino también para las enfermeras, auxiliares, limpiadoras€ Fue complicado, pero creo que las cosas se están haciendo bien y sí que es verdad que ya hay menos presión desde el punto de vista del material, que nos intentamos ayudar todo lo posible para que todos funcionemos bien". No obstante, el doctor Arnáez, que trabaja en una de las plantas de hospitalización que "funciona a pleno rendimiento", hace especial hincapié en que, en la medida de las posibilidades, se afanan por ofrecer un trato personal cercano, afable y cariñoso a los pacientes. Sin embargo, reconoce que la información a las familias se complica, porque "es mucho más fácil poderte comunicar en vivo y en directo que a través del teléfono", pero siempre se hace tras la visita. En su caso, cuando pasa consulta, si el paciente tiene móvil "llamamos con él a su familia, lo ponemos en alta voz y vamos comentando cómo están: María -nombre ficticio- hoy su marido tiene alguna décima de fiebre, le tiene que echar la bronca porque casi no se mueve...", refiere como si hablara a un allegado.

Arnáez, que expresa una gran preocupación por la calidad asistencial y humana que dispensan, es tajante al afirmar que "los ancianos no se están muriendo solos; al menos yo no lo he visto". En este sentido, indica que "los pacientes que he tenido que estaban mal y con un mal pronóstico a corto plazo, se ha llamado enseguida a la familia y las familias han venido", si bien deben cumplir una serie de medidas. Este joven doctor, cuya mayor preocupación es ponerse la mascarilla por si fuera un portador asintomático, cada tarde, cuando el reloj marca las ocho, se emociona al escuchar los aplausos que nacen de las ventanas y balcones vecinos y él mismo aplaude "como un campeón", porque sabe de la gran implicación del equipazo de profesionales, sanitarios y sociosanitarios, que trabajan con tesón para frenar esta pandemia.

Enfermero en la UCI-B del CHN

"Siento reparo al llegar a casa y no saber si besar a mis hijos"

Nacho González Herrero, por su parte, todavía está acostumbrándose a trabajar con el equipo de protección dentro de la UCI-B del Complejo Hospitalario de Navarra, donde es enfermero. Cada día respira hondo al entrar al hospital y tras finalizar la jornada sale por la misma puerta con sentimientos encontrados. González cuenta que intenta extremar las precauciones y la higiene, especialmente para evitar contagiar a su familia, pero admite que no puede pasar por alto el hecho de que varios de sus compañeros han caído enfermos con coronavirus, algo que le hace sentir "cierto reparo al llegar a casa cuando no sé si besar o no a mi mujer e hijos".

De la misma manera, este enfermero no puede evitar pensar que, cada vez que un compañero da positivo, la atención a los pacientes va cayendo, y es que en este momento la UCI-B del CHN se encuentra "completa, por encima de su capacidad. Si hasta ahora el mayor trabajo se lo han llevado los compañeros de urgencias y de hospitalización, ahora es el turno de la UCI, así que toca ponerse las pilas", explica. A pesar de empezar a notar la escasez de materiales de protección, González asegura que el personal sigue al pie del cañón, "más fuertes que nunca", ya que "cerca del 90% de los compañeros" ha mostrado su disponibilidad a la hora de alargar sus jornadas, en el caso de que hiciera falta. Frente a todas las adversidades que vaya a encontrarse en el camino que marque la pandemia, el enfermero sigue "con ánimo potente": "Parecerá un poco raro que me fije en esto pero, al entrar en una conversación de WhatsApp, me he dado cuenta de que los emoticonos que más he usado recientemente han sido un brazo musculoso para mandar fuerza, un pulgar para arriba que muestra positividad y una cara sonriente de alegría. Creo que algo tiene que significar", narra. Sin embargo, y aunque trate de llenar su mente con mensajes positivos, admite que habrá momentos en los que la situación le ponga contra las cuerdas en los que no podrá mantener sus fuerzas arriba. "En los momentos bajos hacemos de tripas corazón, acabamos el turno y entonces algunos se echan a llorar. Es inevitable, pero al día siguiente volveremos con fuerzas y vuelta a empezar".

Personal de la limpieza del CHN

"Hemos pasado de estar siempre en un segundo plano a un papel relevante"

Como apunta la propia Esperanza Mora González, con esta crisis han pasado de estar "siempre en segundo plano" a jugar un papel relevante o, mejor dicho, de vital importancia. Esta operaria de la limpieza de la empresa ISS, que trabaja en la planta de hospitalización, explica que quince días antes de decretarse el estado de alarma un grupo de compañeras recibió un curso para conocer el protocolo de limpieza de las habitaciones en estos casos; una formación que posteriormente ha ido recibiendo más personal de la plantilla. Asimismo, señala que tuvieron una reunión con su jefe directo. "Muchas estábamos asustadas. Nos dijo que no nos preocupáramos, que íbamos a estar protegidas, que venía un camión de Dinamarca especialmente para la limpieza y con los EPIS y así ha sido. Tuvimos el material mucho antes que el equipo sanitario y estamos trabajando al pie de cañón tres personas por planta", expone Mora.

Esta trabajadora con más de 20 años de experiencia, que reclama un convenio digno más que flores y palabras de agradecimiento, sostiene que la preocupación que tienen en el colectivo es que contamos con "poca gente, porque esto se va alargando en el tiempo, entonces se necesitan más trabajadoras para cubrir los puestos, tanto en la tarde como en la noche".

Además, a raíz del estado de alarma y el consiguiente confinamiento, por prevención, la familia de Esperanza se ha tenido que separar estos días, ya que su madre, que el próximo 2 de abril cumple 87 años; su marido, asmático; y su hermana de 60 años, que tiene una minusvalía y sufre de los pulmones, se han ido a vivir a una huertica que poseen mientras ella se ha quedado en casa de su progenitora. Tras reconocer con emoción que esta situación les pasará factura "psicológicamente" cuando esto pase, porque "ves a una persona que está sola y no es lo mismo que el paciente esté acompañado", afirma que "es muy duro ir a un hospital a limpiar, a desinfectar, y es muy triste que la gente que está fuera del hospital no saben lo que están haciendo con no quedarse en sus casas, porque esto ha ido a más".

Jefe de la Unidad de Soporte Informático del CHN

"Por cada contagio que evitamos, salvamos la vida de mucha gente"

Las nuevas tecnologías son de gran ayuda en todos los sectores y especialmente en el sanitario, pero hay veces en las que fallan y pueden volvernos locos, algo a evitar en estos momentos de estrés, incertidumbre y trabajo a espuertas. Es ahí donde entran en juego los técnicos informáticos que, a pesar de no estar en la primera línea del frente, hacen posible el trabajo de quienes sí lo están. Son ellos quienes se aseguran de que todo esté en orden, desde la historia clínica de los pacientes a las aplicaciones de UCI, pero también las admisiones de pacientes, el mantenimiento, la gestión de personal o el aprovisionamiento y el almacén. Raúl Aisa Pérez de Coroza, jefe de la Unidad de Soporte Informático del Complejo Hospitalario de Navarra, explica que los 13 compañeros que forman la unidad están trabajando "a todo ritmo" para ayudar lo máximo posible al resto del personal que "se está esforzando tanto por atender a todos los pacientes", algo que motiva enormemente a Aisa para seguir desempeñando su trabajo sin que las fuerzas decaigan.

Para Aisa la prioridad es que "la familia esté bien, muy especialmente nuestros mayores, a los que tanto queremos y con los que siempre estaremos en deuda". Por ello, pide a la sociedad que siga concienciada y cumpliendo las medidas de aislamiento y de higiene personal, "porque cada contacto y contagio que evitemos está salvando la vida de muchas otras personas, tanto en nuestro país como en el resto del mundo", subraya.

Enfermera en el Centro de Salud de Noáin

"El aislamiento no es fácil, pero es el camino de vuelta a nuestras vidas"

Además de los hospitales, los centro de salud están cumpliendo con un papel fundamental en la lucha contra el coronavirus. Y es que son ellos quienes hacen el seguimiento diario a los enfermos que están pasando la enfermedad aislados en sus hogares, sin olvidar al resto de pacientes con otras patologías a los que atienden de manera telemática, pero también presencial si fuera estrictamente necesario. En el centro de salud de Noáin, donde trabaja la enfermera Adriana Díaz Gastesi, siguen atendiendo el mismo equipo de profesionales que lo hace en circunstancias normales y lo hace con una "actitud inmejorable y una disposición total. Está claro que son tiempos difíciles y de incertidumbre, pero la realidad es que la dificultad nos ha unido y está sacando lo mejor de cada uno", narra Gastesi.

Para la enfermera esta actitud focalizada en el trabajo en equipo es vital, por ello quiere mandar "un mensaje de ánimo y agradecimiento infinito" a todas las personas que hacen posible que esta lucha continúe, y es que "cada uno de nosotros tenemos un papel importantísimo en ella". Asimismo, Gastesi quiere hacer llegar a la población un mensaje de "confianza y tranquilidad", sin olvidarse de pedir también "compromiso y responsabilidad. Sabemos que las medidas establecidas no son fáciles para nadie, pero también sabemos que sólo ese camino nos puede devolver la normalidad que tanto deseamos", asegura.

Administrativa del centro de salud de San Jorge

"Estamos a tope de llamadas y nos hemos organizado muy bien"

Esta administrativa de Atención Primaria expone que, como toda la población, nos encontramos "nerviosos y sobresaturados". En este sentido, apunta que los protocolos sobre cómo atender al público "van cambiando día a día", pero "en nuestro centro de salud -el de San Jorge- lo estamos llevando bien". De hecho, reciben a diario el agradecimiento de la población de este barrio de Pamplona. "Ven que estamos trabajando bien, cogemos bien el teléfono y estamos a tope de llamadas. Nos hemos organizado muy bien", afirma Marisol Saiz-Aja Franco.

No obstante, señala que le preocupa lo que "a todos: los contagios", aunque en su centro de salud "todavía no estamos nadie ni de aislamiento ni de baja, que igual seremos los únicos, por lo que voy oyendo de compañeras de otros centros, pero la preocupación está ahí, porque convivimos mucho juntos. No nos falta material, en el sentido de mascarillas, guantes y batas; estamos bien, hasta ahora no nos ha faltado nada". Y, en cuanto a las demandas que como administrativos van solicitando, afirma que "poco a poco se van solventando. Hemos pedido un refuerzo y nos han traído un administrativo. Hemos pedido que desde subdirección arreglen el tema de mandar las bajas por correo electrónico, porque es mucho trabajo y para que no venga la gente al centro de salud, pero nos han hecho caso para poder hacerlo de otra manera".

Como describe esta profesional, son jornadas de "muchas reuniones, muchos cambios de agenda, mucho trabajo en equipo", pero lanza un mensaje de tranquilidad: "Estamos para todos. El centro de salud está trabajando muy bien y los médicos están atendiendo a todos los pacientes".

Enfermera y directora de la residencia San Raimundo de Fitero

"Tenemos mucho ánimo para sacar a los residentes adelante"

La Residencia de Mayores San Raimundo de Fitero cerró sus puertas a visitas el 12 de marzo como medida de contención frente al coronavirus, pero 10 días después, dos de los residentes comenzaron a presentar síntomas propios del COVID-19, como fiebre alta y disnea, patología que fue diagnosticada en ambos usuarios que tuvieron que ser trasladados al hospital. Fue a partir de ese momento cuando la sintomatología empezó a hacerse más común dentro de la residencia. Raquel Ayensa Fernández, enfermera y directora del centro, explica que desde el comienzo su prioridad fue sectorizar y ubicar a los casos confirmados y posibles casos con síntomas en la misma planta, para procurar frenar la expansión del virus.

Además de los usuarios, que "están siendo muy valientes ante una situación tan incomprensible para ellos", tres gerocultoras y una de las enfermeras de la residencia tuvieron que ser también aisladas por posible contagio, lo que dejó a la institución bajo mínimos frente a la "gran sobrecarga de trabajo por bajas de personal y falta de material de protección para los trabajadores que estamos todo el día en primera línea de fuego", cuenta Ayensa. Con el fin de reforzar el turno nocturno y garantizar una buena atención para los residentes, de forma voluntaria un grupo de nueve trabajadores, entre los cuales se encuentra la directora, tomaron la decisión de pernoctar en San Raimundo, "porque ahora mismo todas las manos son pocas". Ayensa asegura tener "mucho ánimo y muchas ganas de sacar a nuestros residentes adelante", pero, de la misma manera, admite que "las fuerzas ya van fallando un poco". Desde la residencia quieren agradecer la comprensión de las familias y, en especial, a todo el pueblo de Fitero, por el que se han sentido muy arropados y que les han proporcionado desde comida hasta mascarillas caseras y todo tipo de material de protección del que disponían.

TCAE en el centro San Fco Javier

"Necesitamos protección para ellos, para nosotras y para nuestras familias"

María Rodrigo Ibarra es técnico en cuidados auxiliares de enfermería en el Centro San Francisco Javier de Pamplona y trabaja los fines de semana y festivos en el Javier 1, que "son pacientes psiquiátrico más dependientes y que necesitan más atención". Explica que viven estos días "con cierto miedo", si bien toman "precauciones, se les toma la temperatura y, en cuanto hay algún síntoma, se adoptan las medidas oportunas".

Tras señalar que tienen un protocolo especial para estos días, reconoce que "el miedo no lo tenemos por cogernos el coronavirus o cualquier otro virus nosotras, sino que a la hora de volver a casa traerlo con nosotras, que lo pueda sufrir la familia" y viceversa. Por ello, reclama "EPIS. Necesitamos protección tanto para ellos -los pacientes-, como para nosotras y nuestras familias. La intención y la voluntad la tenemos; lo que nos hace falta es la protección y eso nos lo tienen que garantizar desde arriba".

Farmacéutica del CIM

"Recibimos llamadas cargadas de ansiedad"

Además de quienes están en la primera línea del frente, la lucha contra la pandemia tampoco sería posible sin el trabajo de las personas que hacen posible el correcto funcionamiento de toda la cadena sanitaria, así como sin Arantza Viamonte, Pilar Ardanaz, Ana Conchillo, Marta Irujo, Manu Serrano y Nacho Jaurrieta, farmacéuticos del Centro de Información de Medicamentos (CIM) del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Navarra que cada día resuelven las dudas que les puedan surgir a los farmacéuticos, ya estén a pie de calle o bajo el techo del hospital. Desde que comenzó el confinamiento, estos cinco profesionales han atendido consultas relacionadas, por ejemplo, con el poder desinfectante de distintos productos; los tipos de mascarillas de protección, y quién y cuándo debería utilizarlas; o con la verificación de "alguna alerta que trasciende y crea dudas a la ciudadanía" como el riesgo del uso del ibuprofeno o ciertos antihipertensivos durante la epidemia de COVID-19. Y es que, desde que el Gobierno declaró el estado de alarma, la demanda de productos farmacéuticos ha sufrido un incremento "sin precedentes", valora Juan Luis Sagaseta de Ilurdoz, presidente de Nafarco, empresa que suministra diariamente a 500 de las 597 farmacias de Navarra. Así, los primeros siete días de confinamiento la demanda se incremento un 83% en unidades, con algunos días por encima del 100%, según las mismas fuentes.

Sin embargo, desde el CIM explican que también han atendido consultas "cargadas de ansiedad, anticipando qué pasaría si en una guardia de fin de semana apareciesen síntomas sugestivos de infección por coronavirus y fuera preciso cerrar la farmacia, dejando sin servicio a una", explica Viamonte, que subraya que las circunstancias y los protocolos varían de forma vertiginosa y, asimismo, lo hacen las consultas relacionadas con ello. En esta situación de excepcionalidad para todos, la farmacéutica del CIM admite que han llegado a sentirse impotentes "al no poder hacer otra cosa que escuchar, intentando ayudar a racionalizar medios, o aguantar el chaparrón ante el enfado de alguien que no puede dispensar alguna dosis concreta de paracetamol porque el mercado está desabastecido". A pesar de los malos momentos y del estrés, desde el CIM aseguran que su horizonte se centrará en "dar soporte al trabajo de los compañeros de fuera, mayoritariamente farmacéuticos comunitarios", ya que solo con el trabajo conjunto "saldremos adelante".

Medicina Interna en la CUN

"La entrega y solidaridad de todos es esencial para vencer esta carrera de fondo"

En esta lucha contra el coronavirus, la sanidad pública y la privada han unido sus fuerzas y, en este sentido, el doctor Paco Carmona lo tiene claro: "La entrega y solidaridad de todos es esencial para vencer esta carrera de fondo contra la pandemia". Este especialista de Medicina Interna de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), que estos días se centra en atender "lo mejor posible" a los pacientes con COVID-19 ingresados en la planta de hospitalización, explica que los profesionales sanitarios viven sentimientos encontrados. "Por un lado, resulta alentador constatar la mejoría de los pacientes que evolucionan bien", pero, por otro, "resulta difícil de aceptar, en los casos con peor evolución, que no podamos hacer más por ellos".

El doctor Carmona, que elogia la entrega de los compañeros de todos los ámbitos que están interviniendo en esta crisis, destaca que cuando se presentan a un paciente por primera vez "percibimos con gran intensidad el miedo a la enfermedad, la incertidumbre sobre lo que ha de venir y la sensación de soledad por el distanciamiento físico de sus familias que exigen las medidas de aislamiento". Por ello, además de informar e intentar despejar las dudas, en los últimos días la Clínica ha puesto en marcha un programa de soporte psicológico para hacer frente a estas cuestiones.

Enfermera de la CUN

"No sabemos si podremos controlarlo pronto, pero sí que esto nos hace más humanos"

La enfermera responsable de la Unidad de COVID-19 en la CUN, Ana Quesada Melero, explica que están viviendo esta crisis sanitaria "con incertidumbre", pero "intentado dar el máximo", sin "llegar al agotamiento físico y psicológico". Una situación que "nos está uniendo y saca también lo mejor de nosotros".

En su labor diaria deben conjugar una buena atención del paciente infectado, con "entrar lo mínimo en las habitaciones", lo cual les genera "pena por no poder acompañarles más". Y le preocupa el cuidado del personal, que "estén bien a todos los niveles", también "el impacto psicológico que esto pueda dejar a los pacientes, a las familias y al personal sanitario", porque "hay momentos duros", así como la falta de información que tienen los familiares, que "no pueden estar en persona para recibir la información médica". No obstante, para paliar esta situación han creado un sistema de llamadas diarias a la familia en el que se les cuenta del parte médico y de enfermería.

Quesada, que agradece la labor de los sanitarios, especialmente aquellos que se han visto contagiados por el coronavirus, así como de todos los sectores que hacen posible que ellos puedan cuidar a los enfermos, como limpieza, hostelería, lavandería..., lanza un mensaje esperanzador: "No sabemos cuándo acabará esto y si podremos controlarlo pronto, pero sí sabemos que esto nos une, nos hace más humanos y comprensibles entre nosotros. Que aprovechemos estas circunstancias, no deseadas, para cuidarnos más, y que, aunque sea duro este aislamiento general, seamos prudentes y pacientes, hasta el tiempo que sea necesario".

Enfermera de la CUN

"Somos la familia de los pacientes cuando nadie más puede estar con ellos"

"Cada vez que vemos una puerta abierta significa que dentro hay una historia distinta. Una persona con nombre, apellidos y una familia", cuenta Izaskun Goñi Pérez de Muniain, una de las enfermera de hospitalización de la CUN que se enfrenta a las adversidades del COVID-19. A pesar de que la clínica fue recibiendo a los enfermos por coronavirus "a cuenta gotas y para desahogar al Complejo Hospitalario", Goñi asegura que cada vez está siendo necesario habilitar más camas para dar cabida a todos los pacientes. Asimismo, admite que la carga de trabajo está siendo "bastante dura, especialmente porque cuanta más gente enferma menos recursos tenemos y vemos que la calidad a los pacientes empeora. Eso nos afecta mucho emocionalmente".

Además de padecer cierta sintomatología, Goñi no quiere perder de vista que los enfermos por coronavirus también sufren otros grandes males, como son el aislamiento, la soledad y el miedo. Por ello, "la piña" que forman las enfermeras también se dedica, en la medida de lo posible, a las labores de acompañamiento, a la par que la atención sanitaria: "Hay casos en los que sabemos que el paciente no se va a recuperar, que no va a salir de esa sala. Cuando tuvimos un fallecimiento fue un golpe, no solo por haber fallecido, porque era algo que esperábamos, sino porque murió sin estar acompañada por sus seres queridos y porque no se le pudo velar como se merece. Le faltó ese último adiós". De esta manera, las enfermeras de la CUN tratan de hacer compañía a los pacientes en sus últimas horas de vida, "porque al final nos convertimos en sus familias cuando no puede estar nadie mas allí", cuenta.

Psicólogo clínico del Hospital San Juan de Dios

"A la vulnerabilidad de la enfermedad, sumamos el aislamiento"

Finalmente, un aspecto fundamental en todo este engranaje sanitario es el papel que juegan los profesionales que cuidan la salud de nuestra mente. Juan Pedro Arbizu, responsable del área de Psicología del Hospital San Juan de Dios de Pamplona, explica que el COVID-19 "ha alterado el orden natural de las cosas: de la atención sanitaria y del entorno habitual de un paciente y de una familia". En este sentido, indica que "a la vulnerabilidad de la enfermedad sumamos el aislamiento, y este conjunto de cosas está generando un gran impacto en los propios pacientes, en familiares y en profesionales sanitarios". No obstante, afirma que "intentamos mantener la atención lo más humanizada posible" y, por ello, el hospital ha reforzado la atención psicológica.

La preocupación de Arbizu es ayudar tanto a la persona afectada, como a su entorno y a los profesionales que le atienden: "Cuidamos mucho el final de la vida y hoy la pandemia nos aleja del modelo de actuación que habitualmente realizamos. El acompañamiento es fundamental en los últimos días. La despedida de un ser querido es algo tan importante y lleno de amor€ Cuando eso falta, se genera un dolor incalculable en el paciente y en su familia". Otra de sus preocupaciones se centra en los propios sanitarios: "A la labor técnica están añadiendo el esfuerzo infinito por llenar ese vacío que el coronavirus proporciona" y, por ello, experimentan emociones como la rabia, la incertidumbre, el miedo, pasando permanentemente por la tristeza.

Y es que la situación que nos ha generado este mal bicho obliga a seguir una normativa estricta por razones de salud pública. "Debemos aplicar fuertes restricciones de visitas, pero intentamos mantener la atención lo más humanizada posible", por lo que pidió comprensión a las personas afectadas. Arbizu explica que buscan alternativas a la presencia y "estamos cuidando especialmente la posibilidad de un encuentro para mantener algo sustancial: el derecho a despedirnos. Aprendemos cada día y buscamos orientar también a quienes no pueden despedirse presencialmente" y, a pesar de las dificultades, existe "comprensión y agradecimiento".

Todos ellos, Fran, Carlos, Mari Paz, Adriana, Esperanza, Lander, Ángel, Raquel, Izaskun, Ana, Arantza, María, Paco, Raúl, Nacho, Rubén, Fermín, Lander, Marisol... son piezas claves del gran equipo sanitario y sociosanitario que en la Comunidad Foral hace frente a diario al coronavirus; un virus que ha puesto en jaque nuestro sistema. Una labor en la que ponen en riesgo su propia salud y la de sus familias. A cambio, además de medidas de autoprotección, solo nos piden una cosa: "No salgan de casa, no se junten con otras personas y cumplan estrictamente lo que nos están diciendo". A todos ellos: gracias.

CHN

Administrativa de personal

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Enfermera en quirófano infantil

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Celador servicio de Urgencias

Ambulancias Baztan Bidasoa

Conductor de ambulancia

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TCAE quirófano infantil

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Enfermera de Urgencias

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Enfermera de Urgencias

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Médico adjunto de Urgencias

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Médico de Urgencias en el CHN

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Enfermera en quirófano infantil

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Enfermera en quirófano infantil

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Enfermera Quirófano de Urg

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Médico en quirófano infantil

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Farmacéutica

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Tec Cuidados Auxiliares Enf

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