- El primer día de verano coincidió con el primer día de la "nueva" normalidad y la apertura de las mugas entre Navarra y la CAV y también con el Estado francés, lo que volvió a convertir la N-121-A ( y también la Vía Verde del Bidasoa) en una carretera con el trasiego habitual de hace unos cuatro meses, aunque sin camiones en el día de ayer. Al permiso de traspasar las fronteras se le unió un magnífico día soleado y veraniego, lo que hizo que muchos habitantes de Bortziriak y Malerreka acudieran a primera hora de la mañana a sus habituales playas de Hondarribia en Gipuzkoa (conscientes de que tenía un aforo máximo de 8.800 personas) y también a Hendaia y Donibane Lohizune (San Juan de Luz), al otro lado de la frontera del estado francés. Pero el trasiego ayer fue bidireccional, ya que muchas personas residentes en Gipuzkoa aprovecharon para acercarse a Bortziriak, algunos a pasear en bicicleta o caminando por la Vía Verde del Bidasoa o acercarse a la zona natural recreativa del embalse de Leurtza, que ha permanecido cerrada durante estas semanas.

Otras pudieron volver a ver a sus familiares. Es el caso de la lesakarra Izaskun Portu, administrativa de Osakidetza en Espejo (Álava), que tras casi cuatro meses pudo volver a saludar y compartir una comida con sus padres, hermana y sobrinos. "Ha sido muy emocionante el reencuentro -señalaba-, la espera ha sido dura, pero ha merecido la pena. He notado muy crecidos a los sobrinos y sobrinas y el casco urbano de la localidad muy cambiado, está todo el centro peatonalizado y precioso, como siempre".

También en Ibardin, se vivió desde la mañana un verdadero desembarco del lado de Iparralde, ya que tras mas de tres meses con la frontera y las ventas cerradas, pudieron acudir a la zona comercial a aprovisionarse de tabaco y alcohol, y también, por que no, a pasar una mañana de paseo en la montaña y comida. Los comerciantes mostraban su alegría por la vuelta de la actividad y por volver a ver la luz tras una larga travesía del desierto de casi cien días, en la que la zona ha estado totalmente paralizada por el cierre de la frontera internacional, ya que mas del 95% de la clientela procede del estado francés. "A ver si poco a poco le damos la vuelta", señalaban esperanzados en las ventas.

"El reencuentro con la familia ha sido muy emocionante y el pueblo está muy cambiado"

Lesakarra residente en Álava