Alrededor de 12.500 casos han sido juzgados por ciudadanos en los 25 años que la Ley del Jurado lleva en vigor. A pesar de que el jurado popular es una figura ya consolidada en España, los abogados, fiscales y jueces que trabajan a diario con ella creen que ha llegado el momento de volver a retocarla. A grandes rasgos, consiste en que nueve hombres y mujeres elegidos por sorteo son quienes deciden sobre la culpabilidad del acusado, pero es después el presidente del tribunal quien fija la pena.

Así funciona el modelo español que este lunes celebra un cuarto de siglo, aunque la norma se publicó seis meses antes en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Con este motivo, representantes de los distintos ámbitos de la Justicia valoran el uso de la esta ley. En general, coinciden en que ha funcionado razonablemente bien.

BELLOCH, EL ARTÍFICE Juan Alberto Belloch era ministro de Justicia en 1995 y fue el artífice de una norma que ya preveía la Constitución, lo que no impedía que "todo el mundo mirara para otro lado cuando salía el tema", recuerda: "Era una especie de tabú porque generaba dificultades a casi todos: jueces, secretarios, fiscales... Tuvo unas críticas brutales y sacarla adelante fue bastante complicado, como casi todo en aquellos años".

Magistrado en activo en la Audiencia de Zaragoza, Belloch explica que se optó por un modelo inspirado en la ley que ya hubo en la República y cree que a sus 25 años uno de los homenajes que se podía hacer es reformarla para adaptarse a la realidad. Ahora vive la ley no como el ministro que la presentó en el Congreso sino como su ejecutor, y saca la siguiente conclusión: "De vez en cuando el jurado se equivoca, pero más o menos lo mismo que uno profesional".

No ve razones de urgencia para sacar del sistema de jurado popular los casos que hayan sido muy mediáticos e insiste en que los que lo conforman siempre son reticentes al entrar, pero acaban siendo "los más firmes defensores" de esa figura. "Lo que importa es que las personas sean honestas, honradas y equilibradas, y no que sean más o menos expertos o cultos", concluye Belloch.

LAS CIFRAS Un informe del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) cifra en 12.438 los procedimientos de Ley de Jurado que hasta 2019 han entrado en los juzgados, de los que 354 son asuntos de violencia doméstica. Desde 2002 se ha observado una tendencia descendente en los casos registrados, si bien en los últimos tres años ha habido un repunte.

Por comunidades autónomas, si se tiene en cuenta la frecuencia de los jurados populares por cada 100.000 habitantes, son Canarias y Galicia las que encabezan la lista, con 39,3 y 35,6, respectivamente, frente a los 17,8 de Extremadura, los 18,4 de Aragón y los 19,4 de la CAV.

Según el informe, se han dictado 7.657 sentencias de casos juzgados con jurado y, de ellas, el 89,7% son condenatorias, bastante por encima del 84% en los procedimientos sumarios y del 81% en los abreviados. En el caso de los juicios por violencia contra la mujer, las condenas suben al 95,9%.

a favor Este juez explica las reticencias que tuvo al principio, pero como muchos otros "conversos" se cayó del caballo, como Santiago, y tras los más de 20 jurados que ha presidido en la Audiencia de Madrid, cada vez se ha ido convenciendo más de las bondades de esa figura, que tiene una "ventaja enorme: acerca la Justicia al ciudadano".

De los 20 juicios con jurado que ha presidido, solo en uno discrepaba del veredicto. Pero Cubero también considera que esta opción tiene algún inconveniente. Aunque aboga por subir la cuota diaria a los jurados, pina que sale caro y que es lento. Este juez es partidario de excluir de la lista de delitos que puede juzgar un jurado la malversación de caudales porque "es muy táctico", arguye. Por el contrario, aboga por incluir los delitos de carácter sexual.

Reconoce que el acceso a internet y a medios que no ofrecen precisamente información contrastada no beneficia a los jurados, como tampoco la presión mediática del caso que se juzga. "Es verdad que los jurados son más sensibles y más fácilmente manipulables por esa presión, pero también más permeables al sentir social", añade.

Otra de las reformas que Cubero plantea es sacar de la competencia del jurado los casos con dos o más acusados debido a su dificultad. De todos modos, este juez, con 34 años y diez meses de carrera, cree que el español medio está preparado para formar parte de ese tribunal.

Isabel Gómez es la fiscal jefe de Cuenca y también hace un balance positivo del jurado, porque le parece "una buena manera de implicar a la ciudadanía en el sistema de justicia".

No obstante, aboga también por alguna reforma para revisar el catálogo de delitos a enjuiciar. "El allanamiento de morada o la omisión del deber de socorro quizá deberían encauzarse por otro trámite procesal más ágil", concreta.

Gómez asegura que la experiencia demuestra que los jurados, que se muestran reacios a participar porque lo ven como una "carga", actúan con sentido de la responsabilidad "y sus decisiones al final van en la línea de la de los tribunales técnicos". Y entiende esta fiscal que la mayor o menor cobertura informativa de un asunto, "no debe dar por supuesto la contaminación o idoneidad de los jurados".

la alternativa del sistema mixto Menos entusiasta con esta figura es Miguel Camacho, que apuesta más por un sistema mixto de jurado integrado por ciudadanos legos y por personas que tengan más conocimientos de la justicia: profesores, expertos, jueces jubilados...

"Sí o sí, sacaría de la lista de delitos el cohecho o la infidelidad en la custodia de documentos e incluiría los delitos sexuales como la violación", especifica.

Camacho cree que el ciudadano medio no está preparado para ser jurado porque "no controla" muchos aspectos técnicos y jurídicos" y no está capacitado para motivar el objeto del veredicto.

Este letrado resalta la contaminación mediática que pueden tener los jurados, por lo que, en su opinión, deberían estar "aislados de verdad" desde el inicio del proceso. También se muestra partidario de "concentrar" el juicio en el menor tiempo posible.

en contra "Como abogado no me gusta", responde Federico Acaso al ser preguntado por la figura del jurado. "Aunque reconozco que la Justicia tiene que manar del pueblo para el pueblo, lo cierto es que se hace depender de una opinión profana", apostilla.

También piensa que el ciudadano medio no está preparado para ser jurado. "En un proceso intervienen un sinfín de factores y el juez tiene la obligación de tener en cuenta todos", explica. "Sin embargo, la gente, los profanos, solo toman uno o dos, los que más les gusta", manifiesta este letrado para insistir en que la mayoría de las personas tiene un desconocimiento total de la justicia.

Y más que reformas en las leyes, este abogado abordaría antes otras. "No existe ninguna asignatura durante todos los estudios primarios sobre derecho", lamenta. "No se puede acudir a un juicio con esa laguna, porque puede ser víctima del engatusamiento de un abogado hábil", concluye.