Entró en el Hospital Reina Sofía de Tudela el año en el que fue inaugurado, en 1986, como adjunto y pasó a ser jefe de servicio de Medicina Interna, una especialidad demanda dentro de la vorágine de la pandemia del coronavirus que ha dejado los hospitales y centros de salud desprovistos de personal. Ángel Luis Sampériz Legarre, quien asegura no haber dejado de “ver enfermos” desde el inicio de su carrera y hasta su jubilación el pasado 27 de junioa pesar de haberse ocupado muchos años de tareas directivas, llegó a pensar que no podría jubilarse dentro de un panorama de incertidumbre.

¿Cómo vivió el inicio de la pandemia en el hospital?

-Seguí en mi puesto los tres primeros meses de la pandemia hasta mi jubilación, que precisamente coincidió con que había bajado la incidencia del virus. Llegué a pensar que no podría jubilarme en este contexto, pero afortunadamente bajaron los contagios. Una vez llegó la segunda ola me ofrecí para prestar mis servicios, y es que Tudela siempre tenemos la dificultad de conseguir gente, más en este momento donde distintas especialidades están muy demandadas, como puede ser la medicina interna.

El virus llegó especialmente fuerte a Tudela, donde su incidencia fue muy alta en un principio.

-A todos nos pilló con bastante desconcierto porque no sabíamos lo que se nos venía encima. Al principio se pudo pensar que era algo similar a la gripe, pero con la gripe no se tienen más de cien pacientes en las plantas, cuando la ocupación del reina Sofía suele ser de unas 60 camas. Nos desbordó. Empezaron a entrar pacientes en cirugía, en traumatología... En cualquier sitio donde se les pudiera meter. Fue tremendo, aquello no era como una gripe porque, además de suponer muchos ingresos, estos eran de mucha gravedad. Muchos de los que ingresaban lo hacían en la UCI y morían, cosa que con la gripe pasa 10 veces menos, aproximadamente.

¿Cómo ve la posible tercera ola cara a las fechas que nos vienen?

-También ha habido momentos muy difíciles en la segunda ola, ha sido más lenta pero más constante. Se ha llevado mejor en el sentido de que no ha habido tanto pico, pero también hemos tenido muchos ingresos y una incidencia bastante alta, unos 200 por 100.000 habitantes. Además, ahora existe, por desgracia, mucha predisposición a que la incidencia pueda aumentar con este periodo navideño. A mi parecer las medidas del Estado español se están relajando más de lo debido respecto a los demás países europeos, donde están tomando medidas muy drásticas para la Navidad. Teniendo en cuenta que en Navarra y en el conjunto estatal están empezando a repuntar los casos, con todas las idas y venidas de las fiestas y los cambios de núcleos familiares desde luego que corremos el peligro de una tercera ola o que, por lo menos, esta no acabe de terminar.

¿Cree que las medidas establecidas son suficientes?

-Yo, incluso a nivel de las autoridades sanitarias, sería muy cuidadoso porque nos podemos temer lo peor, que todo lo que hemos ganado lo volvamos a perder, como ya pasó en verano. Estamos hablando siempre del equilibrio entre economía y salud, pero va a resultar que protegemos la economía a veces a costa de nuevos contagios. Así nos hacemos flaco favor a nosotros mismos y, por consiguiente, a la economía.