Natalia Muñoz llegó hace año y medio desde Medellín (Colombia) por violencia. Se vino a Navarra con su marido y con su hijo de ocho años. Al principio, “estuvimos viviendo en la Rochapea en una habitación y posteriormente conseguimos un piso en Burlada”, recuerda. Ahora está a la espera de que resuelvan sobre su solicitud de asilo.

Durante los primeros meses, Muñoz y su familia llegaron a Navarra con pocos recursos. Al principio, mientras intentaban conseguir algún empleo, según indicó acudía a los servicios sociales, a la parroquia y a la Cruz Roja y allí le facilitaban bonos para alimentos. En esta línea, según expresa, “una vez que conseguí el trabajo ya no quise ir a que me dieran más alimentos, pero si en algún momento nos vemos necesitados, recurro a la Cruz Roja y allí me ayudan”.

Debido a la situación que vivieron en su país, Muñoz y su familia solicitaron el asilo. “Fuimos un día y ese mismo día nos dieron un documento y nos dieron otra cita como para los 5 meses”. En la fecha indicada, volvieron a la Oficina de Extranjería y otro documento donde aparecía su Número de Identidad de Extranjero (NIE), pero según precisa “no era algo seguro ni nos aseguraba que nos fueran a dar el asilo”. Por otro lado, en el mes de mayo les asignaron el permiso de trabajo y al poco tiempo Muñoz encontró un empleo y pudo firmar un contrato.

En unos meses, desde la Policía Nacional les respondieron que les denegaban el asilo. Al respecto, comenta que en enero han hecho un recurso con una abogada para “volver a solicitar asilo y para que yo no tenga que salirme del trabajo. Y de momento, toca esperar otra vez”. Sobre los plazos, señala que la abogada les ha dicho que puede que “esto se demore otra vez por la pandemia”.

MOMENTOS DE LA PANDEMIA Muñoz recuerda que en el momento que se decretó el estado de alarma había ocho personas en casa. “Justo vinieron unos amigos de Tarragona y les pilló la cuarentena acá”, aclaró. De normal en ese piso viven Muñoz, su marido, su hijo de ocho años, un familiar y su esposa y el hijo que tienen éstos.

En esos momentos, ningún inquilino de la vivienda estaba trabajando, pero se mostró agradecida de tener alimentos, ya que un conocido les llevaba suministros. “Con eso pasamos mucho tiempo, pero como no teníamos dinero para pagar el piso, hablamos con la trabajadora social y pues nos ayudó un poco hasta que empezaron a trabajar mi familiar y su mujer”, relató.

“Nos denegaron el asilo y ahora hemos hecho un recurso con un una abogada para que yo no deje el trabajo”

Colombiana residente en Navarra