Francisco Javier Orzaiz se mareó un poco tras la primera dosis de la vacuna de Pfizer que recibió el pasado 2 de marzo, aunque ayer reconoció que fue más por los nervios y las emociones que por los efectos de la vacuna. En cualquier caso, al sufrir el mareo rápidamente fue atendido por los sanitarios allí presentes hasta que se le pasó a los pocos minutos. Hoy, al recibir la segunda dosis de Pfizer ha agradecido a los profesionales y a los voluntarios de Cruz Roja su trabajo: “La atención de los sanitarios es impecable, son todos muy amables y les estoy muy agradecido”.

Hoy ha acudido acompañado de su hijo Óscar, que destacaba el descanso que supone que su padre vaya a ser inmune. “Yo vivo con él y al final todos estos meses me daba miedo contagiarle, porque aunque tomo medidas nunca sabes cómo te puedes contagiar, el riesgo está ahí. Ahora seguiré teniendo cuidado pero vamos a estar los dos mucho más tranquilos”, ha relatado.