La aprobación el pasado mes de enero por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y comercializada por una farmacéutica anglosueca, AstraZeneca, estaba llamada a convertirse en un antes y en un después en la lentísima campaña de vacunación que comenzó en diciembre. Su facilidad de conservación y transporte, unido a su precio -se comercializa sin beneficio- suponía el empujón necesario para acabar con la pandemia de la covid-19. Tres meses después su credibilidad está bajo mínimos. Pero ¿cómo hemos llegado a este punto?

La vacuna de AstraZeneca debía haber acelerado la inmunización en Europa. Sin embargo, la polémica por la falta de dosis suministradas por la farmacéutica y, ante todo, por la aparición de casos de trombosis tras el pinchazo mantienen a este preparado en un permanente examen.

Finalmente, este miércoles la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha confirmado un "posible vínculo" entre la formulación y los casos "inusuales" de trombos, que los considera un efecto secundario "muy raro" aunque estima que el beneficio de su uso sigue estando muy por encima del riesgo.

Esta vacuna contra la covid-19 se perfiló como la gran baza europea para hacer frente a la pandemia y era, además, un ejemplo de la colaboración pública y privada en el mundo científico al unir en un mismo cometido a la Universidad de Oxford y a la empresa anglosueca AstraZeneca. Pero esta farmacéutica, controlada mayoritariamente por capital británico, se vio envuelta sin querer por un Brexit que dejó un camino lleno de espinas en las relaciones entre Bruselas y Londres.

El Gobierno de Boris Johnson necesitaba una victoria ante el gigante europeo y en el ambiente está la sospecha de que la farmacéutica se ha visto obligada a cumplir los compromisos adquiridos de suministro con Downing Street -hay que reconocer que la agencia reguladora británica dio su plácet semanas antes que sus colegas de la EMA- antes de que con la Unión Europea.

Todos estos problemas han puesto en tela de juicio su credibilidad y le ha valido la desconfianza creciente por parte de los ciudadanos europeos.

La vacuna más usada en el mundo

En todo caso, el preparado europeo es el más usado en el mundo y se administra en 105 países -incluidos los países más pobres-, seguido de la vacuna de Pfizer-BionTech (82) y Moderna (35), según datos publicados esta semana por el portal alemán Statista.

Con una tecnología basada en un vector viral no replicante, esta vacuna presenta algunas ventajas frente a las de Pfizer y Moderna, desde un menor precio a una logística mucho más simple, pues se puede transportar y conservar entre 2 y 8 grados.

Llamada Covid-19 Vaccine AstraZeneca, hasta que el pasado día 30 cambió su nombre por Vaxzevria en la UE para recuperar su credibilidad, se ha visto cuestionada no solo porque su eficacia, al menos en los ensayos clínicos, es un poco menor que la de sus competidoras más directas, sino porque las reacciones leves tras la administración serían más frecuentes que las de Pfizer o Moderna.

Problemas con el suministro

Tampoco ha ayudado que los grupos de edad a los que se podía suministrar hayan sido modificados en algunos países a medida que se iban conociendo sus efectos, ni las dificultades de AstraZeneca para cumplir con los compromisos adquiridos con la Unión Europea para suministrar el número de dosis pactadas.

Los problemas subieron de tono cuando se empezaron a detectar casos de trombosis de senos venosos cerebrales tras recibir la vacuna. A mediados de marzo, países como Alemania, España o Francia decidieron una suspensión temporal, pese a que la EMA aseguró que no veía evidencias de una relación directa, aunque aceptó seguir investigando.

Mientras algunos países continuaron con la vacunación, otros como Noruega y Dinamarca decidieron mantener la inoculación de ese suero en suspenso.

En las últimas semanas se ha seguido produciendo un goteo de casos de trombosis y aunque suponen una pequeña proporción frente a los millones de dosis administradas, la desazón y la desconfianza de los ciudadanos es cada vez más patente.

Hasta el 31 de marzo, en el Reino Unido ha habido 79 casos de trombos con bajo número de plaquetas, de los que 19 fallecieron -aunque en algunos se desconoce la causa-, mientras en Francia son cuatro los decesos que podrían estar vinculados con este suero.

Reino Unido, elpaís que más ha apostado por la vacunación con esta fórmula, ha decidido este miércoles que ofrecerá alternativas a los menores de 30 años para que puedan elegir otro preparado.

Mientras, desde el punto de vista más científico, la Universidad de Oxford decidió ayer detener las pruebas clínicas de la vacuna en niños y adolescentes, a la espera de tener información adicional sobre los casos de trombosis en adultos. Y es que urge recuperar la confianza en un suero que, como dicen desde la EMA, sus beneficios siguen siendo muy superiores a los riesgos.