lgunas opiniones y no pocos trabajos para los distintos medios alarman al común de los mortales. Por ello, se agradece el interés mostrado por Álvaro Palazón en su artículo para El HuffPost del pasado sábado 19 titulado "Ana Rosa Quintana: los entresijos de la reina de las mañanas a la que se ama o se odia". Atracción o rechazo: he ahí la cuestión. Peliaguda cuestión: "Escribir Ana Rosa Quintana en el buscador de Twitter es toda una aventura. La periodista de Telecinco, líder indiscutible de las mañanas desde hace 16 años, genera, con sus mensajes políticos, críticas y alabanzas casi a partes iguales".

Sin embargo, ese mismo día, Público incluía otra nota relativa a todo ello en su sección Tremending: "Esta semana se resolvió la desaparición de la joven Wafaa Sebbah, en paradero desconocido desde noviembre de 2019. La chica había sido asesinada, y su homicida, que tenía varias denuncias por violencia de género, confesó el crimen". Tan "trágica noticia de violencia machista dio el salto a las televisiones" y el "programa de Ana Rosa no dudó en analizar lo sufrido por esta joven" pero el "tratamiento de la noticia por parte de este programa de Telecinco ha sido ampliamente criticado".

"Según denunciaron muchos usuarios de redes sociales -se añadía en esta nota-, que incluso aportaban el vídeo como prueba, Ana Rosa relacionaba la muerte de la joven con su vida personal: Al final era una chica con muchas relaciones y eso siempre es problemático, dijo la presentadora". No obstante, lo más interesante de ese medio a lo largo de la semana, muy bien pudiera ser un reportaje de Jairo Vargas Martín publicado dos días antes y titulado "El racismo en España pasa de los discursos a los crímenes".

En este largo e interesante trabajo, podía, a su vez, leerse este resumen: "El asesinato a tiros de Younes en Mazarrón o el apuñalamiento a una mujer migrante en Murcia son la cristalización en violencia física de los discursos del odio que se han normalizado en el país. Expertos y activistas antirracistas ven una relación directa entre el auge de la extrema derecha y estos crímenes, aunque apuntan a que Vox solo utiliza el caldo de cultivo de un Estado históricamente racista y machista". Por su parte, Diego Herchhoren titulaba su artículo de opinión en insurgente.org el miércoles 23 "La policía española está infiltrada abiertamente en todos los medios de prensa".

Para él, una de las formas habituales "de influencia son premios como el que recibió Ana Rosa Quintana hace pocos años, entregado por la propia Policía Nacional, consistente en la Cruz Blanca al mérito policial por la confianza en el cuerpo en su análisis de los hechos". Por ello, la "sociedad española ha aceptado que el mejor experto en derechos humanos es un policía, que el mejor experto en inmigración es un guardia civil, y que quien mejor puede hablar de los delitos asociados a la pobreza (la okupación de viviendas, por ejemplo) es alguien que lleva pistola". "En cambio -concluye-, para los grandes delitos, mejor consultar a los economistas".

Y es, finalmente, Hugo Cuevas Soria quien, el 27 de ese mes de junio en Hordago-El Salto, añadía: "No es nada nuevo, todos los años tenemos un suceso que inunda la parrilla televisiva con la crónica negra de una desaparición que se sabe tragedia, desde las niñas de Alcasser hasta Olivia pasando por la joven Madeleine". El capitalismo es, para él, "capaz de extenderse hasta el último rincón de nuestras vidas como el aceite derramado sobre una mesa de madera, empapando cada grieta, permeando su corazón hasta que esta sea devorada por el tiempo y la carcoma. Esta capacidad para mercantilizar cada aspecto de nuestra existencia es obvia, pero se hace más evidente cuando atendemos a la necrofilia de los medios privados".

"¿Puede una sociedad temerosa, educada en el morbo de la violencia escabrosa, soñar con otros mundos posibles? ¿Se puede permitir amar a un desconocido cómo a un hermano quien ante un mundo incierto y aparentemente violento atiende a la autoprotección de los suyos?", se pregunta Cuevas, quien añade: "Ana Rosa y Espejo Público son los programas culpables de que nuestros hijos no salgan a jugar a la calle sin la supervisión de un adulto o de que nos parezca una locura practicar autostop".

Periodismo incendiario, siempre de moda.