No hay verano sin fiestas y no hay fiestas sin música. Eso lo sabe muy bien Javier Fernández, saxofonista y portavoz de la Orquesta Nueva Era de Ansoáin, que antes de la pandemia tenían casi 120 actuaciones en verano y ahora ese cartel se ha visto mermado a una treintena durante algunos fines de semana. "En 2020, hasta marzo, ya habíamos hecho 14 bolos y teníamos firmados otros 85. Ahora vivimos al día", comenta Fernández.

Esta reducción drástica de las actuaciones hace que la situación económica de las orquestas se resienta. "No podemos pagar un sueldo, sino que lo hacemos por obra y servicio", afirma.

Además, desde la orquesta critican que, tras la experiencia del año pasado, este no se hayan buscado otras alternativas para paliar los efectos de la pandemia en el sector. "Sí que se ha intentado adelantar el horario de comienzo, se ha limitado el aforo y se han puesto sillas, pero aún así es insuficiente", concluye.

Desde la plataforma MUTE (Movilización Unida de Trabajadores del Espectáculo), su coordinador Ibai Armendáriz afirma que las cosas no se han hecho bien desde un principio y critica que se organicen actos solo en fin de semana. "No hay fines de semana para tantas agrupaciones y por lo tanto no es rentable", lamenta Armendáriz.

Ahora, asegura que trabajan con mucha incertidumbre y que dependen de la situación hasta el último momento: "Antes, para marzo ya teníamos todos los bolos de julio, agosto y septiembre reservados, y ahora estamos trabajando a dos semanas vista".

Si las orquestas son las grandes protagonistas de las verbenas populares, las charangas son las 'reinas' de los kalejiras. Este año, como el anterior, no se verán esas estampas tan típicas de las fiestas. "Íbamos a hacer alguna boda y reuniones en casas rurales, pero con los brotes de los últimos días se ha ido cancelando todo", afirma Roberto Monreal, integrante de las charangas Igandea y Turrutxiki. La situación de estos grupos tras dos años sin actividad también es crítica. "Algunas quedan para ensayar, pero hay muchas que llevan dos años paradas completamente", apunta