- El pasado viernes el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de Navarra (Cermin), que aglutina a 45 entidades sociales, celebró sus 20 años de existencia con una jornada en la que analizaron su trayectoria y plantearon el camino a seguir para avanzar hacia una sociedad más inclusiva. Al día siguiente de este acto, hablamos con la presidenta del Cermin, Mariluz Sanz Escudero, de los principales retos que tienen por delante: "La educación. La plena inclusión en el sistema educativo con los recursos y los apoyos que cada uno necesite. Si progresan en el sistema educativo, progresarán también en el empleo, y aquí estaría todo lo que es la inclusión en la empresa ordinaria, la mejora de los centros especiales de empleo y también entrar en la administración. Sería importante que se fijaran los puestos a los que se pudieran incorporar las personas con discapacidad. Y luego está todo el tema del reto sociosanitario". Tras denunciar las carencias que sigue habiendo en la sanidad, "sobre todo en equipamiento para atención a mujeres con discapacidad en ginecología", Sanz apuntó que también hay otros retos transversales, como la accesibilidad, que "es la llave que te da la entrada a ejercer cualquiera de tus derechos".

En la jornada del pasado viernes, los representantes políticos destacaron el carácter reivindicativo del Cermin y su capacidad de influencia en la política. Echando la vista atrás, a su juicio, ¿cuáles han sido los logros más importantes que han conseguido en estos 20 años?

-Uno de los grandes logros es ese: ser el referente de la discapacidad en Navarra y ser el interlocutor. Por el hecho de tener en las organizaciones todo tipo de discapacidades tenemos una visión más global de la discapacidad y podemos hacer aportaciones mucho más integrales. Nos parece importante ir consiguiendo eso y creo que quedó patente -en la jornada- que sí lo hemos logrado. Aparte de tener esa influencia, "lobby" de la discapacidad, trabajamos desde un sentido propositivo. Siempre que hacemos cualquier crítica hacemos también una propuesta y creo que eso es valorado. Para nosotros era uno de los grandes hitos que se viera a la discapacidad, no como cada una de las asociaciones, sino como un grupo que tiene su influencia y que es un grupo de interés también para los partidos.

Y qué otros logros han conseguido.

-Las leyes de accesibilidad, tanto la de 2010 como la de 2018, también son grandes logros, lo que pasa que la de 2010 al final no se desarrolló normativamente, por lo tanto, tampoco supuso ningún avance. Ahora, por lo menos ya tenemos un plan de accesibilidad puesto en marcha, con lo cual esperamos que esta sí que se desarrolle y se cumpla. Luego los tres planes de discapacidad, todos con sus luces y sus sombras, porque pueden ser muy ambiciosos pero si luego no se cumplen tampoco sirven para nada. En este momento estamos inmersos en uno y veremos cuando pase un tiempo cuál ha sido el grado de cumplimiento. El plan de atención a la diversidad de la legislatura pasada para nosotros también era importante, aunque ahora no sabemos muy bien cómo esta, y luego todo lo que es la puesta en marcha de determinados servicios por parte de las propias entidades para dar más respuestas a otras necesidades emergentes. Todo el tema de formación de los profesionales, la profesionalización, la innovación, que es una palabra que está de moda... Nosotros hemos sido innovadores siempre, porque hemos buscado respuesta a unas necesidades que había y que no se cubrían, lo cual ha sido un logro, y también que las entidades participen, se conecten entre sí y hagan cosas en común. Hemos aportado muchísimas cosas, pero estos hitos pueden ser los más importantes.

Debe ser complicado consensuar una postura común entre 45 entidades distintas de manera que todas se vean representadas sin perder su singularidad. ¿Cuál es el secreto?

-Buscar cuáles son los puntos comunes y no los que nos diferencian. Las leyes suelen ser muy generalistas y, por eso, llevar a las leyes cosas muy concretas no tiene a veces sentido. Vemos cómo podemos poner un marco, como si fuera un perchero, en el que cada uno pueda poner su percha. Hemos aprendido que tenemos que buscar redacciones y formas de expresar las cosas en las que se englobe las necesidades de todos, aunque no estén específicamente las de ninguno, y eso hace que todo el mundo pueda enganchar su percha en eso. Hombre, como todo, a veces hay momentos difíciles e incluso no se llegan a consensos y, si no se llega a consensos, nosotros no tenemos una postura común. Pero logramos casi siempre los consensos. Es todo práctica, como todo en la vida. Al principio discutíamos muchísimo, pero cuando se empezaron a conseguir cosas con el trabajo de todos, ya vimos todos que ese era el camino para poder avanzar.

Usted señaló que "a día de hoy aún no existe una plena inclusión de las personas con discapacidad en nuestra sociedad". ¿Cuáles son los principales obstáculos que lo impiden?

-Creo que es un cambio de mirada. Se ve ya más a las personas con discapacidad y, en teoría, se piensa que sí que está, pero luego sigue habiendo muchos prejuicios y muchos estereotipos que no acaban de romperse y al final, aunque digamos que sí, luego a la hora de bajar a la realidad, cuando nos toca a nosotros, a veces todos esos prejuicios, esas etiquetas y esos estereotipos salen sin que queramos. No pensamos que las personas lo hagan conscientemente, ni porque lo quieran. Simplemente que muchas veces, como con otros muchos temas, llevamos años o siglos de aprendizaje y es difícil a veces quitarte esto de encima. En cosas que sean de participación igual es más fácil, pero a la hora del empleo, de educación, de determinados temas que al final te hacen participar, ser un ciudadano de pleno derecho y además contribuir tú también a la sociedad, eso a veces cuesta un poquito más y está menos salvado.

¿Qué estereotipos hay que eliminar?

-Que las personas con discapacidad a veces se piensa que no pueden realizar un trabajo. Igual no pueden hacer uno de 8 horas pero sí uno de 4 si están formadas, se les da los recursos que necesitan, se les adapta el puesto, pueden realizar el trabajo igual que cualquier otra persona. Lo que pasa es que casi todos tenemos en la mente como que son personas a las que hay que cuidar y, ya partiendo de eso, pensamos que no pueden hacer muchas cosas que sí que pueden hacer. Pensamos que tienen que trabajar, si lo hacen, en grandes empresas y a ninguna empresa pequeña se le ocurre que puede contratar a una persona con discapacidad, que va a hacer el trabajo igual que el resto. No sé, tienen estereotipos de que igual se ponen más enfermos, igual no tienen la formación que necesitan, que si no pueden hacer una parte la voy a tener que hacer yo..., pero eso no es una realidad. Hay que buscar el puesto que mejor se adapta a esa persona y lo puede ejercer igual. Lo mismo pasa en educación. Si ponemos el objetivo en que nuestros hijos e hijas sean los mejores, tengan las mejores notas, el colegio sea el que mejor informe PISA tiene, los que más aprueban la selectividad... si ponemos el foco en que sea el mejor, cuando llega un niño o niña con discapacidad a un aula, dicen es que va a bajar el nivel... Entonces, ¿dónde está ese cambio de mirada? Sí, que se integren, pero que no vengan a mi clase.

Por qué se produce esto.

-No creo que sea porque la gente tenga mala intención, sino simplemente porque desconoce, desconoce las capacidades, y además solo se fija en lo que no pueden hacer y no en lo que pueden hacer y en lo que pueden aportar. Hay que preparar a la sociedad y, por tanto, a los niños y niñas que están en edad escolar para vivir en una sociedad lo más variada posible, lo más diversa, y eso también se aprende estando en un colegio donde haya de todo. Y eso tiene tantos valores como tener las mejores notas o más, porque también tiene otro tipo de valores que son importantes en la vida: conocer y valorar a los distintos, trabajar en equipo..., todas estas cosas que igual las estamos perdiendo y que para nosotros son muy importantes.

En la jornada, señaló que la educación necesita cambios estructurales para lograr una educación inclusiva. ¿Qué cambios se requieren?

-Para hacer una educación inclusiva real y de calidad tenemos que cambiar muchas cosas y no solamente decir que el alumnado con discapacidad esté en el centro. Hay que cambiar metodologías. Por lo tanto, si tenemos otras metodologías, probablemente tendremos que cambiar también los espacios; ver a cada alumno/a como una persona con su potencial y trabajar los potenciales de ellos, también de los niños con discapacidad; y luego también la formación del profesorado, tanto inicial como continua, es imprescindible. Probablemente cada curso y cada clase es diferente, por lo tanto no puedes afrontar una clase con los mismos apuntes que tenías para darla el año anterior y eso se aprende. Tendrás una base con la que trabajar y luego ya adaptarte a cada curso en particular. Eso también es un cambio de mentalidad del profesorado y creo que la formación inicial tiene que cambiar algo para saber qué se van a encontrar en las aulas en este momento y, desde luego, la formación continua del profesorado es primordial.

Respecto al espacio sociosanitario inclusivo para la personas con discapacidad, parece que se ha dado algún paso pero que echan en falta que los profesionales interioricen este nuevo paradigma de atención.

-Sí, se está hablando de la atención sociosanitaria desde hace 21 años. La manera de trabajar de los sistemas sanitario y social es muy distinta. El sistema sanitario, aparte de ser mucho más grande, es muy estanco y, además, son como más inmovilistas. Nos damos cuenta de que las personas con discapacidad están entre los dos sistemas y que muchas veces cosas que se podrían estar trabajando entre los dos, cada uno lo trabaja por separado, en cierto modo se duplican y encima no se ponen en común. Sí que hay alguna experiencia piloto para intentar poner en común todos los informes que hay para que sepan los dos ámbitos cómo se está actuando con esa persona y para ver cómo pueden hacer una intervención más integral. Ahí estamos, el trabajo va a ser lento pero espero que acabe siendo productivo y que se instaure ese espacio sociosanitario, porque para algunos colectivos es importante que se pongan en común las cosas y que se trabaje desde una mirada mucho más integral, que solo lo sanitario y solo lo social. Porque a veces las implicaciones de una cosa y otra están correlacionadas. Entonces, si estamos trabajando todos desde esa mirada más integral podremos probablemente obtener todos mejores resultados.

El Cermin se ha caracterizado por velar especialmente por los derechos de las mujeres y niñas con discapacidad. ¿Cuál es su situación en Navarra y qué demandas tienen?

-Navarra, como es una tierra que siempre ha sido para estas cosas como más avanzada, no creo que estemos muy mal del todo. Creo que habrá comunidades que estén peor, pero sí que es verdad que en el empleo, por ejemplo, hay tasas mayores de desempleo en las mujeres; en la formación, por lo menos en unas determinadas edades, también. Estamos trabajando con el colectivo de mujeres con discapacidad, haciendo talleres de empoderamiento, para que ellas mismas reivindiquen sus derechos y puedan tomar las riendas de su vida y, sobre todo, puedan tener un empleo que les dé, como a todas las mujeres, esa independencia que a veces no tienen. Luego hay algunos colectivos que están mejor, por su tipo de discapacidad, y otros que igual tienen algunas peculiaridades, como las mujeres con discapacidad intelectual, que ahí ha habido siempre una mayor protección por parte de las familias y ahí también hay que trabajar mucho la independencia y su autodeterminación. En Navarra no estamos en el peor sitio, pero hay que seguir trabajando en ello.