El pasaporte covid se estrenó en restaurantes en un día en el que el mal tiempo no evitó que una gran cantidad de personas saliera a comer fuera de casa. Tanto los locales como los clientes cumplieron con su parte en el primer día de aplicación de la norma, una norma que, por otro lado, generó alguna que otra duda, atascos a la entrada de los locales, cancelaciones y, como no podía ser de otra manera, toda una variedad de opiniones, tanto en el personal de los restaurantes como en los clientes.

“Es algo que me parece bien, aunque nos da un trabajo terrible, con dos personas dedicadas a ello, el embudo que generas y que no atiendes como tienes que hacerlo, pero también será es el primer día”, explicaba el mediodía de ayer Adolfo Larraza, propietario del Asador Olaverri, que apunta lo “violento que es decirle a una persona que no puede entrar”, aunque admitía aliviado que todavía no habían tenido que hacerlo.

A pesar de estar de acuerdo de la implantación del certificado, Larraza destaca las “muchas incoherencias” que se están dando en su aplicación: “Creo que tendría que ser o para todos o para ninguno. Entiendo que es un tema complicado, y no es un pataleo, no es ‘si me lo ponen a mí que se lo pongan a todos’, pero el bicho no pregunta en la puerta si entran más o menos de 60”, apuntaba sobre el hecho de no es obligatorio presentar el certificado en los restaurantes con menos de esa capacidad no tienen la obligación de exigir el pasaporte.

También pone de relieve que, al tratarse de una medida cuya puesta en marcha se ha llevado a cabo en tan corto margen de tiempo, ha afectado a las reservas, “tanto en forma de cancelaciones como de modificaciones”. “Entre una cosa y otra, seguramente hemos perdido un 24 o 27% de las reservas, y eso contando con que se presenten todos. Nosotros hemos avisado a la gente, pero la mayoría no se lo acababa de creer hasta que lo ha tenido encima”.

Por otro lado, Larraza advierte de que los hosteleros no podrán comprobar en muchos casos la titularidad de los certificados: “Tú imagínate que tienes un hermano y vienes con su certificado. Yo no te puedo pedir el DNI, no tengo autoridad para hacerlo. Tengo que exigir lo que me hacen exigir, pero no puedo hacer más”, explicó.

Vicente Iriarte, su homólogo en la sidrería Kaleangora, coincide en que es una situación algo “violenta” e incluso va más allá: “Para nosotros es un marrón, como se suele decir. Ahora mismo estamos aquí, preguntando en la puerta, con un atasco de miedo, con una persona exclusivamente para esto. Además, lo sentimos un poquito violento. ¿Qué autoridad tenemos nosotros para hacer esto? Nos parece una medida un tanto sin fundamento. No tenemos nada que ver con esto, somos los primeros que tenemos que padecer esta norma. Lo tenemos que exigir porque no nos queda otra”, apunta Iriarte, que en el cartel que ha colocado para informar sobre la obligatoriedad del certificado -tienen que hacerlo todos los locales-, ha añadido que lo exigen “por imperativo legal”.

Iriarte, eso sí, no tuvo que hacer frente a muchas cancelaciones en el primer día. “Ha habido alguna, pero en eso no me puedo quejar”, manifestó.

Aceptación en la clientela La mayoría de clientes se mostraron satisfechos con la nueva reglamentación, una medida que a muchos de ellos les da mayor “tranquilidad” a la hora de acudir a este tipo de locales.

“Me parece perfecto, es una forma más que vamos a tener de frenar esto. Si todos estuviésemos vacunados los contagios serían menos y los hospitales estarían mejor”, sentenció Idoia Olascoaga, antes de entrar al Olaverri. “Da mayor tranquilidad, porque sabes que los que entran están todos vacunados”, apuntó Iñaki Elordui.

María Pilar Moreno, que estaba comiendo en el Kaleangora, aseguró que es una norma “apropiada”, aunque estuvo a punto de no conseguir descargar el certificado por los problemas en los servidores en la Carpeta Personal de Salud. “Las pasé canutas, porque veníamos a comer y no podía descargarlo”.

Aun así, no todos lo ven de la misma manera. Para Joana Aramendía es “un engorro, tanto para los clientes como para la restauración. Me parece una barbaridad”.

“Mientras se mantengan las medidas que hay que mantener, como entrar con mascarillas y que cada uno esté en su mesa, no le veo mucho sentido”, sentenció Joseba Bilbao, que también tuvo problemas con la Carpeta de Salud.

“Intenté sacarlo, pero no pude. Menos mal que de un viaje que hicimos hace tiempo lo tenía descargado, porque si no, me hubiese quedado sin entrar”, explicó.

Precisamente por estos problemas, el Gobierno de Navarra ha cuadruplicado la capacidad de los servidores para que no vuelva a ocurrir y recomienda descargar el pasaporte en vez de consultarlo online cada vez que sea necesario para evitar posibles caídas de la página.

“Es una medida que me parece bien, pero creo que debería ser para todos”

Propietario del Olaverri

“Para nosotros es

un ‘marrón’. Lo tenemos que exigir porque no nos queda otra”

Propietario del Kaleangora

“Me parece perfecto.

Es una forma más que vamos a

tener para frenar esto”

Clienta

“Da mayor tranquilidad, porque sabes que los que entran están todos vacunados”

Cliente