- Es una cruz que muchas veces se lleva a cuestas, tanto por la sangría económica que conlleva como por el sentimiento de culpa y vergüenza que le genera al cliente reconocer que ha sido uno de los incautos en caer en manos de las entidades que facilitaban tarjetas y créditos revolving como quien reparte panes. En la Comunidad Foral se calcula que son más de 26.000 navarros los que disponen de una tarjeta de plástico de este tipo, que moverían más de 182 de millones de euros, cuyo funcionamiento es de lo más básico para que la banca siempre gane. Por algo el Tribunal Supremo ha decretado como usurarios los intereses superiores al 20% que llevan aparejados la mayoría de estos productos tóxicos, que en principio se encajan a los consumidores que necesitan un dinero inmediato sin ser consciente de las posteriores repercusiones que lleva aparejada su contratación. En las revolving la deuda no hace sino crecer.

La mayoría de las tarjetas de este tipo fueron contratadas a partir del año 2008 con la crisis económica, bajo el paraguas de la misma se volvió habitual que estas entidades usurarias (Wizink Bank, Cofidis, Cetelem... pero que también comercializan el banco Santander, CaixaBank o Ibercaja) ofrecieran dinero fácil y rápido a través de este tipo de producto tóxico con elevados intereses remuneratorios y comisiones.

En muchas ocasiones los clientes han contratado el producto por una necesidad inmediata de disposición de dinero, desconociendo qué tipo de producto formalizaban, pues se ofrecía por ejemplo como medio de pago para comprar muebles, repostar en gasolineras, se regalaba un viaje por darla de alta o cualquier medio atractivo trampa para el cliente, bondades que hicieron que muchos navarros se animaran a contratarlas. En los últimos cinco años ha aumentado este tipo de reclamaciones, pues a día de hoy todos los juzgados decretan la usura de estos productos revolving.

Dos despachos de abogados -Iribarren Artola Abogados y Bufete Iribarren Ribas- han unido sus fuerzas ahora para crear la asociación Navarra Revolving, con objeto de que los usuarios de dichas tarjetas puedan encauzar sus demandas en los tribunales y cancelar unas deudas que les suponen un calvario. Ahora mismo, en los juzgados navarros se presentan al año unos dos centenares de reclamaciones por este tipo de productos.

Los letrados especializados recuerdan que “hemos atendido a miles de clientes que están pasando un calvario durante años por haber contratado producto revolving, clientes que han ido abonando las cuotas mes a mes religiosamente o que al no poder hacerlo todavía han sufrido más la desidia de la acusanteinsistencia para el cobro de estos usurarios con llamadas amenazantes en la gran mayoría de casos. Los clientes no consiguen eliminar su deuda ni cancelar el contrato, pues el funcionamiento de este tipo de producto es prácticamente perpetuo, cada mes que pasa másdeuda contraída. Es decir, cada año que pasa, se paga más y se debe más, apenas se amortiza capital dispuesto”.

Una muestra palpable de la mala praxis y de la toxicidad que las tarjetas revolving han generado en el sistema financiero de créditos es la cantidad de quejas que reflejan en todos los estamentos. La memoria de reclamaciones de 2020 emitida por el Banco de España dice que “por detrás de los préstamos hipotecarios, las tarjetas (de crédito, débito y revolving) son otro de los productos más reclamados en 2020. Además, es, con gran diferencia, la categoría que más ha crecido, en términos tanto absolutos como relativos: han crecido un 114,7%, pasando de 2.619 reclamaciones en 2019 a 5.622 en 2020, y han supuesto el 26,4% del total (frente al 17,9% de 2019)”.

Asimismo, esclarece que “han crecido un 212%, alcanzando las 1.869 reclamaciones. En particular, destacan las reclamaciones presentadas con motivo de la falta de entrega de documentación relativa a ellas (copia del contrato suscrito e histórico de liquidaciones practicadas)”.

El estudio realizado en el marco del programa Educación Financiera y Digital 2021 por Asufin (Asociación de Usuarios Financieros) establece que “aunque los datos de uso de tarjetas del Banco de España solo muestren las operaciones hasta el 30 de junio, el aumento con respecto al año 2020 está siendo espectacular. Así, ya se acumulan 2.755 millones de operaciones realizadas, un 60,3% más interanual con respecto al segundo trimestre de 2020, y los importes se han disparado hasta los 85.987 millones de euros, un 41,2% más que hace un año. Aunque es cierto que el primer semestre de 2020 estuvo condicionado por el efecto de la pandemia y el confinamiento, el crecimiento de 2021 confirma la tendencia observada en los últimos años. De hecho, se han realizado en estos seis primeros meses más operaciones que en todo 2015, cuando sumaron 2.683 millones”.