- Sergey Hernández no olvidará jamás su experiencia en el Europeo de Hungría y Eslovaquia. No sólo por tratarse del primer torneo continental que jugaba, sino porque se vio afectado por el covid y tuvo que vivir la semifinal y la final de los Hispanos encerrado en la habitación de un hotel junto a su compañero Ferrán Solé, también contagiado.

Una vez dio negativo en la PCR a la que se sometió el domingo por la noche, el portero navarro pudo unirse al equipo y celebrar la medalla de plata conseguida. Uno de sus mayores “miedos” pasaba por estar más tiempo confinado y quedarse solo en Budapest, pero finalmente pudo viajar con la expedición.

El lunes por la noche llegaba al aeropuerto de Pamplona. “Son tantas emociones... No creo que nadie pensara que íbamos a llegar tan lejos. Ni nosotros mismos nos lo hubiésemos creído si nos dicen antes que jugaríamos la final. Pero todo el esfuerzo y el sacrificio que ha habido detrás ha valido la pena”.

Sergey Hernández acudía al Europeo como tercer portero, acompañando bajo los palos a Pérez de Vargas y Corrales. Jugó un partido, ante Bosnia-Herzegovina. Aunque a nivel físico está bien, reconoce que mentalmente ha sido “bastante duro”. “Ahora mismo tengo que volver a la rutina del equipo. Mañana mismo (por ayer) tengo que hacer ocho horas en coche para Lisboa y empezar a entrenar ya. Intentaré hablar con el entrenador y buscar uno o dos días de vacaciones para aliviarme la cabeza, porque ha sido bastante duro mentalmente. Aunque es un privilegio estar con la selección”, concluía.