Para conservar un buen estado de salud general y prevenir enfermedades es importante desarrollar unos buenos hábitos de higiene personal. Lavarse los dientes es uno de ellos y lo interiorizamos desde muy niños. 

Lo ideal es cepillarse los dientes al menos dos veces al día, mejor si es después de cada comida, eso sí, dejando pasar al menos 20 minutos desde el último bocado hasta el inicio del cepillado para no dañar el esmalte. 

Aunque el tiempo de cepillado, alrededor de dos o tres minutos, es muy importante, lo es más dar con la técnica que nos garantice que todas las superficies del diente queden perfectamente limpias. El cepillado debe hacerse con movimientos cortos, hacia adelante y hacia atrás contra los dientes y las encías, alrededor de la superficie de cada diente. 

Por lo general se recomienda dividir la boca en cuatro cuadrantes (dos para la parte de arriba y otros dos para la de abajo). En cada cuadrante se deben cepillar todos los dientes y todas las superficies, al menos 30 segundos, terminando con el cepillado de la lengua.

Hay que usar la punta del cepillo para alcanzar la parte superior e inferior delantera y trasera de cada diente. Además, es importante utilizar hilo o seda dental para llegar a todas esas zonas que no alcanza el cepillo. Por último, si es posible complementar el lavado con un colutorio, mejor.

Una mujer con los utensilios necesarios para lavarse los dientes. Freepik

Cómo elegir el cepillo

A la hora de elegir un tipo de cepillo u otro nos asalta una duda: cuál es mejor, el eléctrico o el manual. Lo cierto es que ambos pueden ser igual de eficaces si se utilizan de la forma adecuada.

El cepillo eléctrico gracias a su tecnología puede reducir más y mejor la placa bacteriana de los dientes, mejorando así la prevención frente a la caries y la gingivitis. Además, el riesgo de abrasión del diente es menor porque estos aparatos tienen un mecanismo de control de la presión que ejercen sobre las piezas para no erosionar el esmalte dental.

Las personas que usan el cepillo eléctrico le dedican entre un 20% y un 40% más de tiempo al cepillado, tal vez porque les resulta más cómodo y menos cansado. Los más eficaces son los que tienen el cabezal oscilante-rotatorio, ya que al girar el cabezal sobre el diente adopta distintos ángulos para alcanzar la zona donde termina la encía y empieza el diente, una acción imprescindible para retirar bien la placa bacteriana.

Tres miembros de una familia se lavan los dientes delante del espejo. Freepik

Cepillo manual

Pese a estos beneficios del cepillo eléctrico, hay ciertos casos en los que resulta más recomendable utilizar uno manual. En el caso de los niños, para iniciarse en el cepillado dental, este puede resultarles más manejable al adaptarse mejor al tamaño de sus manos y de su boca. 

Las personas que llevan ortodoncia también deberían usar un cepillo manual, ya que con el eléctrico hay más posibilidades de que se desprenda un alambre o un bracket. 

Si la persona se ha sometido recientemente a una cirugía bucal y tiene puntos de sutura o una zona dolorida, un cepillo manual de cerdas suaves permitirá un mayor control sobre el cepillado.

Ya lo ves, cepillo eléctrico o manual los dos son igual de eficaces para la limpieza bucal si se utilizan correctamente. Elegir uno u otro dependerá de lo que necesites en cada momento.