andorra. Inteligencia y contundencia en los últimos metros fueron las armas que utilizó Alejandro Valverde para ganar su segunda etapa de la Vuelta, disputada entre Lérida y la Collada de la Gallina, de 174,7 kilómetros, en la casa de Purito Rodríguez, quien fue segundo y mantuvo el maillot rojo.

Alejandro volvió a ser magno. Conquistó el Santuario de Arrate, y en el de Canolich volvió a probar el manjar de la victoria. Iluminado por su punta de velocidad, el marcaje a Purito y los consejos del corredor catalán, "que era el que mejor conocía el terreno", volvió al podio, de donde bajó además con el maillot de puntos azules de la montaña.

Balaverde arruinó la fiesta a Purito y relegó al tercer puesto a Contador, que había atacado en el último kilómetro y no pudo culminar. Froome fue el derrotado en el póquer de favoritos, pero solo perdió 15 segundos en meta.

Los artistas principales volvieron a escena y dejaron claro que la Vuelta es cosa de cuatro, todos concentrados en 50 segundos en la general. Purito aguantó de rojo, pero mirando al futuro admite su déficit contrarreloj respecto a los rivales.

La Vuelta entró en territorio Purito con adelanto. El viento ayudó a dar pedales: 52 kilómetros en la primera hora. Seis hombres pasaron al frente por la Seu D'Urgell y entraron en Andorra con 5 minutos de adelanto. Ramírez Abeja, el habitual Javier Aramendía, Cameron Meyer, Amael Moinard, Mickael Buffaz y Matijn Keizer. Mal día para sorpresas, pues el pelotón volaba con el Sky ya en labores de caza desde lejos.

Y además el líder llegaba en casa, a sus dominios, al lugar donde se pone a punto para subir puertos. Sus informes ayudaron a la organización para meter la Collada de la Gallina en el libro de ruta. Como aperitivo el Alto de la Comella (2a, km 158), por donde la avanzadilla cruzó con 2.30 minutos. El australiano Porte se encargó de avivar el ritmo, preparando el asalto al feudo del maillot rojo, quien definía el puerto de "una especia de Mortirolo".

La cita no defraudó las expectativas. La escapada pasó a la historia con el australiano Meyer como último superviviente. Ya estaba organizada la gresca entre los jefes de la general. Los últimos 7 kilómetros, a una media del 8 por ciento, fueron espectaculares.

La subida no ofreció respiro. "Me dijo Purito que a esa marcha no podrían aguantar hasta meta", comentó Valverde.

Hoy se disputa la novena etapa entre Andorra y Barcelona, de 196,3 kilómetros.